Del Leaf al Chill Out: dos décadas para electrificar al completo la gama Nissan
En 2004, entre el escepticismo general de la industria, Nissan anunció una inversión de 4.500 millones de euros para desarrollar un vehículo 100% eléctrico que, por primera vez, se produciría en grandes cantidades y no solo como experimento aislado. El fruto de aquel plan fue el Nissan Leaf, lanzado al mercado en 2010, tres años después de que la firma japonesa obtuviera el mayor éxito de ventas de su historia, con el Qashqai, y casi simultáneamente a la llegada de otro modelo, el Juke, que también inauguró un segmento nuevo, el de los B-SUV.
Casi 20 años después de aquel anuncio inaugural de Nissan, no hay ni puede haber hoy fabricante que no fíe a la electrificación todas sus opciones de futuro en el negocio del automóvil. Por la parte que le toca, la marca de Yokohama ha dado a conocer la estrategia Ambition 2030, que contempla la comercialización en los próximos años de 23 modelos dotados de electrificación, 15 de ellos enteramente eléctricos.
En este caso, la inversión prevista alcanza los 15.000 millones de euros en un periodo de cinco años. En paralelo, se ha creado el EV36Zero, un centro de vehículos eléctricos que gravita alrededor de la planta de Sunderland, en Reino Unido, y que acelerará la neutralidad de carbono de la compañía también en lo tocante a los propios procesos de fabricación.
La electrificación de la gama Nissan ha tenido en 2022 uno de sus años clave. En el plazo de pocos meses se han puesto a la venta un nuevo Juke con motor híbrido y un SUV eléctrico puro como el Ariya, y la tecnología e-Power, que usa un motor de gasolina como generador de electricidad para que otro eléctrico sea el que impulse al vehículo, ha recalado en los renovados Qashqai y X-Trail. Como te contamos aquí, hemos conducido estos cuatro vehículos hace pocos días en la séptima edición de la Nissan Crossover Domination.
Para 2024, Nissan espera abrir en su sede de Japón (la europea está en Montigny-le-Bretonneux, Francia) una planta piloto de baterías de estado sólido, un tipo de dispositivos de almacenamiento en el que la industria tiene depositadas las máximas expectativas en la medida en que garantizan mayor densidad energética y autonomía, periodos más cortos de recarga y más seguridad por lo que respecta al riesgo de incendios espontáneos. También se supone que serán, a la larga, más baratas de producir y que tienen menor impacto ambiental.
Según te adelantamos en este periódico hace unos meses, Nissan ha trabajado con la NASA para desarrollar baterías de estado sólido mucho más pequeñas que las de iones de litio y capaces de cargarse en solo 15 minutos. La idea es incorporarlas en sus modelos eléctricos en 2028.
Ese mismo año, Nissan piensa introducir también la tecnología libre de cobalto en la fabricación de baterías, lo que permitirá sobre el papel reducir el coste de estos componentes en alrededor del 65%. Dos años antes, en 2026, el 75% de las ventas de la marca serán de vehículos electrificados, y su producción global de baterías sumará 52 GWh; para 2030, esta cifra aumentará hasta los 130 GWh.
Hacia el fin de la combustión
En ese momento, la totalidad de los Nissan vendidos en Europa serán eléctricos puros. Recordemos que cinco años más tarde, en 2035, se prohibirá -si no hay cambios en la normativa comunitaria- la comercialización de coches de combustión interna y que en 2050 estos vehículos dejarán incluso de poder circular en territorio europeo.
Los diseñadores de la firma japonesa se han permitido fantasear acerca de cómo serán los coches que circulen por el Viejo Continente una vez que la movilidad eléctrica se haya enseñoreado del mercado. De sus lápices ha salido una curiosa familia de concept cars que adelantan los rasgos de unos futuros modelos urbano, SUV, pick-up y descapotable, que responden a los nombres respectivos de Chill Out, Hang Out, Surf Out y Max Out.
Para cuando estos estén a disposición del público, Nissan habrá completado dos décadas (y media, si contamos desde el momento en que comenzó el desarrollo del Leaf) que supusieron su transformación en una firma completamente eléctrica.