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Prueba del Citroën C5 Aircross Hybrid: un híbrido enchufable en plena madurez

Citroën C5 Aircross Hybrid.

Pedro Urteaga

21 de septiembre de 2022 17:14 h

Han pasado cuatro años del lanzamiento del Citroën C5 Aircross, modelo que ha firmado una trayectoria notable en este tiempo con unas 25.000 unidades vendidas en nuestro país. Actualmente, el 40% aproximadamente de esas entregas corresponden a la versión híbrida enchufable, o Hybrid, que es la que hemos elegido para esta prueba en la que vamos a valorar qué progresos ha hecho el coche después de la puesta al día de la que ha sido objeto en fechas recientes.

Enumeraremos para empezar los cambios recibidos, estéticos en su mayor parte aunque también de equipamiento, y que dan como resultado un aspecto más robusto merced a la incorporación de líneas más rectas -hasta ahora predominaban los rasgos redondeados- y a un tipo de construcción que Citroën denomina “en escalera” que ensancha la imagen del vehículo.

En el frontal, las tomas de aire inferiores son ahora abiertas y funcionales, en el sentido de que ayudan a mejorar el flujo aerodinámico. El color de sus inserciones contribuye a la percepción más premium del C5 Aircross gracias al empleo de tonos brillantes o anodizados como el Negro Brillante o el Dark Chrome, y la entrada de aire principal del centro se asemeja mucho a la del C4 y a la del nuevo C5 X.

En el interior, más grande, se estrena (según versiones, claro) una pantalla táctil de 10 pulgadas que parece flotar sobre el salpicadero y sumerge a los viajeros en una atmósfera más moderna. La ergonomía mejora para el conductor, que tiene los mandos del climatizador en una posición más elevada que hasta ahora, con lo que necesita desviar menos la vista de la carretera. Las salidas de aire se sitúan por debajo de la pantalla y, como la estética exterior, se caracterizan por un diseño más horizontal y rectilíneo.

La consola central exhibe un nuevo revestimiento de tejido efecto cuero negro decorado con un perfil cromado. En las versiones con caja de cambios automática, como la que monta necesariamente el Hybrid, se disfruta especialmente de una distribución más ergonómica de los mandos, entre ellos el selector de velocidades e-Toggle, el de modos de conducción y, en los enchufables, el que permite escoger el modo de impulsión (Electric, Hybrid o Sport). La consola incluye un gran hueco portaobjetos que reagrupa toda la zona de conectividad con dos puertos USB y un cargador inalámbrico.

El C5 Aircross lleva también la nueva generación de asientos Advanced Comfort, que incorporan una espuma de alta densidad en el centro de la butaca, una capa superior de espuma de 15 milímetros y una confección específica. Muy cómodos a nuestro parecer, mantienen además su eficacia de manera constante a lo largo del tiempo al emplearse un tipo de espumas que no se deforman con el uso, según la marca francesa. Las plazas delanteras pueden disponer ahora de calefacción y masaje.

Como no tiene mucho sentido cambiar algo que funciona bien, permanece en el nuevo modelo la suspensión equipada con amortiguadores hidráulicos progresivos, un desarrollo exclusivo de Citroën que mejora la calidad de filtrado de las imperfecciones de la calzada y ofrece a los pasajeros mayor grado de confort, reforzado ahora por el aislamiento acústico que proporcionan los cristales delanteros laminados.

Pues bien, con estos mimbres estamos ante un SUV de mediano tamaño que busca ante todo el mayor grado de confort posible para los pasajeros, partiendo siempre -tratándose de Citroën- del principio de que la suavidad y la blandura de suspensiones resultan más cómodas que la firmeza, algo que sin duda se puede discutir. Si el cliente, o el usuario, comulga con ello, desde luego esta es para él una buena opción.

El modelo francés conserva sus tres asientos traseros individuales que, además, son corredizos, reclinables y plegables. Según la posición, más o menos adelantada, de las butacas posteriores, el volumen del maletero oscila entre los 580 y los 720 litros en la versión térmica y entre 460 y 600 litros en la híbrida enchufable.

Esta última cuenta con 225 CV que resultan de la suma de los 180 CV de su motor térmico y los 80 kW del eléctrico, alimentado por una batería de 13,2 kWh que le otorga 55 kilómetros de autonomía sin emisiones en ciclo WLTP, además del distintivo ambiental 0 emisiones. En conducción real, el coche puede recorrer unos 40 km en ciudad en modo eléctrico antes de recargarlo de nuevo en la red.

Paradas frecuentes para repostar

Una vez agotada la batería, reaparece el SUV relativamente pesado (1.845 kilos) que es, cuyo motor de gasolina pasa a cargar con toda la responsabilidad de mover el vehículo. De acuerdo con nuestra experiencia, el consumo medio puede rondar los 7,5 litros/100 km al circular a un ritmo moderado, bajar a 6,5 litros en carretera cuando estamos especialmente atentos a la eficiencia y superar fácilmente los 8 litros si somos de rodar alegre.

Como resultado de estos registros y de un depósito de combustible de 43 litros, nos encontramos con una autonomía total que difícilmente llega a los 500 km, lo que obliga a parar a repostar con algo más de frecuencia de la deseable en un coche con motor de combustión.

Por lo demás, el C5 Aircross se caracteriza por una gran suavidad y silencio de rodadura, por desenvolverse con agilidad por ciudad y por mimar a los pasajeros al estilo Citroën, en lo que confort se refiere. A ello suma un habitáculo no solo amplio sino también modulable y muy práctico, fruto de la larga experiencia de la marca en la fabricación de monovolúmenes. También un precio de partida, 40.370 euros, que se halla entre los menos elevados dentro de los híbridos enchufables homologables al SUV francés.

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