Prueba del Nissan Ariya, un eléctrico de altos vuelos
Después de haber sido pionera en la electrificación con el Leaf, un modelo 100% eléctrico lanzado en fecha tan temprana como 2010, Nissan se ha propuesto dar de nuevo la campanada con el imponente Ariya. Su primer SUV movido por baterías se ofrece en una gran variedad de combinaciones de potencia y capacidad de batería, además de suponer un punto y aparte en cuestión de acabados y nivel de refinamiento que lo sitúa en pie de igualdad con vehículos que, debido al emblema que lucen en la parrilla, se consideran directamente premium.
El Ariya está disponible, como decimos, con motores de 218, 242 y 306 caballos, baterías de 63 o 87 kWh que le proporcionan entre 403 y 525 kilómetros de autonomía WLTP, tracción a las ruedas delanteras o total y dos únicos niveles de equipamiento, Advance y Evolve. La unidad que ha pasado por nuestras manos días atrás era la de 242 CV, batería de 87 kWh y tracción delantera, combinación que da lugar a los referidos 525 km de alcance entre recargas y que se asocia al lujoso acabado Evolve.
Recogimos el vehículo con unos 420 km de autonomía, según el marcador, y la batería cargada casi al 100%. Después de ocho días de utilización y casi 400 km recorridos, la conclusión es que esta versión del Ariya se ajusta con notable precisión a los consumos homologados (18,4 kWh/100 km) y, en consecuencia, permite cubrir prácticamente toda la distancia anunciada, aunque no los 525 km homologados.
La excepción la dictan la conducción por encima de 120 km/h en autovía o autopista y la presencia en la ruta de fuertes repechos o de temperaturas muy bajas, conocidas por ser el peor aliado para cualquier batería. En estas condiciones, la autonomía del modelo de Nissan ronda más bien los 350 km. Y en caso contrario, como ha sido el nuestro, es sencillo superar los 400 km de alcance, merced a un consumo eléctrico de unos 19 kWh/100 km en vías rápidas y alrededor de 17 en ciudad y alrededores.
Esta variante de 242 CV puede no ser tan rabiosa como otros eléctricos de mayor potencia, pero se caracteriza por una entrega de fuerza lo bastante contundente, incluso en modo Eco, y sobre todo por una sobresaliente suavidad que se acompaña de un tren de rodaje igualmente refinado. Tal vez con un punto menos de dureza la suspensión resultaría más confortable, aunque esto no impide que el Ariya sea un coche cómodo tanto en el uso cotidiano como durante los desplazamientos más largos.
Solo hay un pero que ponerle a este respecto, y es que en pocos eléctricos -y menos de este porte- se disfruta de un espacio tan limitado para el torso de los ocupantes. La colocación de las baterías en el piso del vehículo supone aquí una considerable merma de altura, y la peor parte se la llevan conductor y acompañante si se da la doble circunstancia de que sean altos y escojan esta versión Evolve que incorpora techo panorámico. En nuestro caso particular, nos obligaba a retrasar lo más posible el asiento del conductor para salvar la protuberancia inicial del techo, y acercar en consonancia el volante casi hasta el límite de su recorrido longitudinal.
Por lo demás, la experiencia a bordo del Ariya se presenta cómoda y casi relajante, sobre todo porque se acompaña de un interior de tipo lounge, inspirado -afirma Nissan- en el salón de una casa japonesa y en el que queda bien patente que estamos ante un modelo nativo eléctrico, y no reconvertido en tal. La ausencia de túnel de transmisión y de otros obstáculos habla por sí sola de la libertad de que han disfrutado sus diseñadores para crear un habitáculo lo más parecido posible a un hogar.
El salpicadero, de inspiración minimalista, integra unos pocos mandos hápticos para la climatización, que responden al contacto del dedo con una sutil vibración para confirmar su correcto accionamiento, y los controles principales, como la ruleta del volumen del audio y los botones clave del volante, siguen siendo físicos, lo cual siempre nos parece digno de elogio.
Amplitud de equipamiento
Desde el acabado Advance, ligado al motor y la batería pequeños, el Ariya cuenta con un extenso equipamiento que incluye, por ejemplo, plazas delanteras con calefacción, regulación eléctrica de la columna de la dirección y de los asientos delanteros, cámara de visión 360 grados del exterior, sistema multimedia compatible con Android Auto o Apple CarPlay y con navegador, el asistente ProPilot, que aúna el programador de velocidad activo con el sistema de mantenimiento en el carril, y llantas de 19 pulgadas.
El acabado Evolve añade elementos como las memorias de posición (volante, asientos, espejos y consola), la ventilación para los asientos, el sistema de proyección de información en el parabrisas, el mencionado techo panorámico, un equipo de sonido Bose de 10 altavoces y los intermitentes con encendido secuencial.
El modelo, naturalmente con distintivo 0 emisiones, está a la venta desde los 47.900 euros que cuesta la versión Advance, susceptible de optar a las ayudas del Plan Moves III, hasta los 60.900 que se debe abonar por la de 306 CV con tracción total e-4ORCE. La intermedia que hemos probado nosotros sale por 57.900 euros.