Stellantis presume de 100 años de ‘legado español’
Aunque, como consorcio, Stellantis tiene poco más de dos años de existencia, puede enorgullecerse de agrupar a marcas icónicas con modelos que han hecho historia. Muchos de esos coches emblemáticos se han fabricado en España, como el Citroën Méhari que encabeza estas líneas, fabricado en Vigo de 1969 a 1980 y que todavía se puede ver con alguna frecuencia en las playas de nuestro país.
Todo comenzó en realidad con el Fiat 514, ilustre desconocido que fue el primer automóvil fabricado en nuestro país por una marca que hoy forma parte de Stellantis, además de pionero en la producción bajo licencia. Su origen se remonta al momento en que Fiat adquirió las instalaciones de un prestigioso fabricante nacional, la mítica Hispano-Suiza, y empezó a ensamblarlo en 1931 con componentes llegados de Italia. El modelo se conoció también como Hispano 514 y tuvo versiones berlina de cuatro puertas -la que se fabricó en Guadalajara-, descapotable y cupé.
En 1958 comenzó la producción, en la planta de Vigo, del Citroën Azu, una furgoneta basada en el Citroën 2CV que aprovechaba plenamente la resistencia y la versatilidad de este modelo en su función de vehículo comercial, lo que lo convirtió en parte destacada del paisaje de la España urbana y rural de mediados del siglo XX.
Desde entonces, Vigo no ha dejado de fabricar vehículos comerciales. En 1984 llegó el legendario C15, sinónimo de robustez y versatilidad, que fue el primer modelo en la historia de la factoría en superar la barrera del millón de unidades producidas.
En 1996, el centro gallego acogió la primera generación de los Peugeot Partner y Citroën Berlingo, que marcaron un antes y un después al ser los primeros vehículos comerciales de su segmento en ser diseñados como un modelo independiente y no como un derivado de un turismo. Su planteamiento fue revolucionario para la época, por ofrecer un vehículo polivalente, útil como herramienta de trabajo en el día a día y como coche familiar los fines de semana.
En 2018, coincidiendo con su 60 aniversario, Vigo celebró el reto de encargarse de una nueva generación de vehículos comerciales y polivalentes. La familia K9 incluye propuestas que buscan ser una herramienta de trabajo útil y confiable para todo tipo de profesionales y versiones pensadas para disfrutar al máximo del ocio, gracias a una modularidad digna de un monovolumen y un espacio interior propio de un SUV.
Junto a las funciones profesionales asociadas a este tipo de vehículos, ha crecido la afición por las actividades de ocio al aire libre que necesitan de modelos polivalentes, confortables y espaciosos. Stellantis responde a sendas necesidades de un modo sostenible con el lanzamiento de una nueva generación de vehículos comerciales y polivalentes 100% eléctricos, producida igualmente en la ciudad pontevedresa y formada por los Peugeot e-Partner y e- Rifter, los Citroën ë-Berlingo y ë-Berlingo Van, los Opel Combo-e Life y Combo-e Cargo y el Fiat E-Doblò.
Maniobrabilidad, agilidad, eficiencia y dimensiones compactas no están reñidas con innovación tecnológica o con una estética muy personal, como demuestran modelos que han hecho historia en el asfalto como el Citroën 2CV, el Peugeot 205 y el Opel Corsa.
El 2CV, nacido con el fin de motorizar a las poblaciones rurales francesas, se erigió en poco tiempo en símbolo de la revolución cultural de los años 60, además de protagonizar grandes gestas deportivas como el raid París-Kabul. Fabricado en Vigo desde 1959 hasta 1984, ha quedado en la memoria colectiva como un icono del espíritu despreocupado y el anhelo de libertad de una generación.
El 205, producido en Madrid, revolucionó la imagen de la marca del león, hasta entonces reconocida sobre todo por la fiabilidad y elegancia de sus berlinas serias. Era un utilitario urbano de espíritu alegre y dinámico salido de los lápices de Gérard Welter y que dio lugar a un auténtico mito en el mundo de los rallys: el Peugeot 205 T16.
Por su parte, el Opel Corsa lo ha sido todo para la planta de Stellantis Zaragoza, que abrió sus puertas en 1982 para producir este modelo, con el que ha mantenido una relación más que duradera: ha fabricado sus seis generaciones y, actualmente, es la encargada de ensamblar el Corsa en exclusiva mundial, incluida su versión 100% eléctrica, el Corsa-e. Entre 1986 y 1991, Figueruelas produjo también el Opel Kadett.
Más modelos emblemáticos… El Citroën GS, fabricado en Vigo de 1971 a 1986, popularizó los avances tecnológicos presentes en los automóviles de gama alta de su época. Introdujo, por ejemplo, la suspensión hidroneumática en España, considerado como un equipamiento de lujo gracias al Tiburón.
Producido en Madrid, el Peugeot 306 fue un referente de su categoría en la década de 1990 por su diseño y excelente comportamiento en carretera. Atacó el segmento desde varios frentes gracias a su gran variedad de siluetas: berlina de cinco puertas, cupé de tres puertas, sedán, break familiar y cabrio.
Lujo y prestigio
Con el surgimiento de una pujante clase media en los años 60, Eduardo Barreiros, que producía motores y camiones en Villaverde desde 1952, dio el gran salto a la fabricación de automóviles con el inicio de la producción del Dodge Dart y el Dodge Dart 270, que pasó a ser rápidamente coche oficial de numerosos altos cargos. La trayectoria continuaría con el Dodge 3700 GT hasta bien entrados los años 70.
Por aquellos años, Vigo produjo el Citroën CX (1976-80), en el que la firma francesa apostó fuerte por la aerodinámica en su condición de sucesor del mítico Tiburón. De hecho, el nombre del modelo provenía de su excelente coeficiente aerodinámico -comúnmente abreviado como CX- de 0,35, una cifra propia de vehículos deportivos.
También en Galicia se producirían dos berlinas clave en la historia de Peugeot: los 504 y 505. El primero se considera el primer modelo moderno de la firma, por su diseño -con unos faros dibujados a semejanza de los ojos de Sofía Loren-, su fiabilidad y sus prestaciones. El 505, la última berlina de Peugeot con tracción trasera, brilló por ser muy fiable y por su rendimiento tanto en carretera como en caminos en mal estado, rasgo este último que lo transformó en toda una leyenda en los mercados africanos.