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Sobre este blog

'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.

La injusticia afectiva

Fotograma de la película 'Call me by your name', de Luca Guadagnino

Elsa Bruja

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Lunes por la noche. En la pantalla de cine se proyecta Call me by your name. Escena final. Me contagio de la emoción del momento, y al igual que el protagonista, empiezo a llorar. A mis acompañantes les causa asombro mi reacción, y decido no explicar el por qué.

A Elio (el emocionado protagonista) le comunican una noticia relacionada con el chico con el que vivió un tórrido romance de verano a través de una conversación telefónica. A pesar del tono íntimo y cómplice, lo que le cuentan lo desarma frente al fuego de la chimenea en un frío día de invierno. Siento una punzada también, y no sé ponerle nombre a esa nostalgia. Salimos del cine, festejo con extrañeza mi reacción, conjuntamente con mis acompañantes. No le doy más importancia, aunque tengo atoradas en la laringe un montón de sílabas.

Un par de meses después, mi amiga Peper, comparte conmigo un texto de Miranda Fricker Injusticia epistémica (2017) [1], que entre otras cosas desarrolla el concepto de injusticia hermenéutica para describir la desventaja en la comprensión de las experiencias sociales que pueden experimentar algunas personas. Esta desventaja está ligada a los prejuicios estructurales. En pocas palabras, una persona sufre injusticia hermenéutica cuando no puede explicar qué es lo que está experimentando.

En los chats colectivos de Whatsapp de ACES es común la discusión sobre términos que definan las formas de sentir y los diversos tipos de relación que pueden cabe entre personas. Hay un divertido juego con el lenguaje, al que se lo estira y se lo vuelve elástico para que pueda contener todas las emociones, los vínculos y afectos. Es una vía creativa para sortear esa injusticia hermenéutica y cavar en el lenguaje como primera estructura social constitutiva de prejuicios.

En el limitado relato del amor romántico Elio solo sufre su primera gran decepción amorosa, y es así como es leído su llanto. No obstante, creo que sería reduccionista no concederle también que es una sensación compleja, mixta, con ese tinte de los amores que aunque sintiéndose intensos no se pueden vivir y nombrar a plenitud. Aún teñido de decepción, el vínculo entre ambos personajes se sabe duradero, profundo, íntimo. Aún hoy con esta categoría analítica en la mano, y repasando una y otra vez la escena, mi lenguaje no me permite cubrir toda la sensación.

Me da vueltas en la cabeza el texto y las emociones que me genera la película. Pienso en Elio, pienso en la dificultad de de nombrar lo que se siente más allá de los tristes parámetros heteronormativos y cisgéneros. Y de pronto descubro que esa necesidad de nombrar los afectos es darles cuerpo, y sin ese corpus afectivo es difícil existir. La injusticia hermenéutica es también injusticia afectiva.

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'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.

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