'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.
Leticia Dolera o el capitalismo consciente
Estos días se ha estado hablando mucho de Leticia Dolera y de Aina Clotet, actriz que iba a protagonizar la próxima serie de Dolera... hasta que se quedó embarazada. Según cuenta Aina, ella le comunicó a Leticia su situación apenas lo supo ella misma. Habiéndose enterado en julio y teniendo en cuenta que el rodaje de la serie tenía previsto finalizar el 30 de noviembre (detalles que cuenta la actriz despedida en sus redes sociales) el embarazo podría haberse disimulado... ¿cómo? Clotet propuso numerosas soluciones: “adaptar el vestuario, ajustar planos de la cámara, contratar a dobles para las escenas de desnudo, sugerir que el personaje, que ya es madre de dos niñas, no necesita tener el vientre plano, etc.”. A la directora no pareció gustarle ninguna de estas sugerencias. El problema, según ella, no estaba en cómo “disimular” la nueva figura de Aina, sino en el coste del seguro que debía pagar por contar con una actriz embarazada en su set de rodaje. No pudo ser. Y no fue.
Si nos situamos fuera del debate, vemos que ambas mujeres tienen versiones diferentes de lo ocurrido. La que fue despedida asegura que se podía haber seguido contando con ella, la que despidió mantiene que era imposible. Yo creo (porque el artículo va de mojarse) que si se quiere hacer algo, se puede hacer. Lo que pasa es que una líder consciente ve un camino (hacer su propia serie feminista) e inspira a otros compañeros y compañeras, a unirse a él haciéndoles entender que defender los valores de la empresa está por encima de todo lo demás. Al fin y al cabo, el propósito superior de una empresa consciente es generar beneficios. Y estos son los valores que promueve Leticia Dolera (podéis pasaros por la página de capitalismo consciente para verlo).
Quizá sea ese el problema del conflicto. Que la actriz impulsora del #MeToo en España ha entendido que el feminismo es un “vamos a ser como” en vez de “vamos a transformar el cómo”.
Cuando hablamos de feminismo entendemos que este movimiento lucha por alcanzar la igualdad de derechos y obligaciones entre hombres y mujeres. Es de justicia que todas las personas del mundo tengamos los mismos derechos, eso es indiscutible (por mucho que algunos lo quieran discutir). Pero no podemos reducir la lucha feminista solo a eso, a conseguir los “mismos derechos que tienen los hombres” dentro del sistema que hoy día conocemos sin intentar cambiar, a la vez que conquistamos estos derechos, el propio sistema. Debemos entender que las cuestiones de género están atravesadas por las cuestiones de clase. Debemos entender también que las mujeres reproducimos prácticas y estructuras machistas y patriarcales. Es importante detectar las lógicas sexistas que nos impregnan también a nosotras para poder combatirlas.
Por concretar, y por volver al tema que hablábamos, pensemos en los derechos laborales. Las mujeres de todo el planeta, mujeres como tú, como yo, como Leticia Dolera y Aina Clotet, luchamos por tener el mismo salario que tienen los hombres. ¿En qué hombres, profesiones y salarios pensamos cuándo reivindicamos esto? Supongo que a la mente de Leticia llegará la imagen de un actor conocido o la de un CEO de alguna empresa de esas que practican el capitalismo consciente. No creo que ella piense qué ganar el mismo salario que un temporero, un camarero o un repartidor de comida a domicilio deba ser su lucha. ¿Quién piensa que trabajar 40 horas a la semana (declaradas, porque siempre se trabaja más) por 745 euros brutos al mes (que es el salario mínimo de nuestro país) es ganar derechos?
Para que haya hombres amasando grandes fortunas debe haber hombres que trabajen días enteros por una miseria. Para que haya mujeres abriéndose paso en espacios patriarcales y consiguiendo tener el mismo poder que los hombres en su empresa o sector, debe haber mujeres que continúen oprimidas limpiando oficinas, cuidando los hogares de esas mujeres que han conseguido romper el techo de cristal, cuidando a tus familiares dependientes o envasando esa fruta gourmet que te llevas la boca.
Habrá mujeres que ni se planteen que luchar contra la precariedad laboral de todas y todos también es feminismo. A veces reducimos la lucha a tener los mismos derechos que los hombres de nuestro mismo estatus económico y social y así, de alguna manera, dejamos en la estacada a muchas mujeres oprimidas tanto por el patriarcado como por el sistema de clases, como por la raza, y olvidamos que la esencia del feminismo es no dejar a nadie atrás.
El trabajo per se no libera a las mujeres de la opresión patriarcal, ni les asegura vivir dignamente de forma independiente. Si tenemos sueldos de miseria en un mundo donde sobrevivir cada vez cuesta más, ¿cómo vamos a ser libres? Seguimos oprimidas. También ahora por mujeres que se llaman a sí mismas feministas.
Está muy bien que Leticia Dolera haya conseguido cambiar su suerte, vida, estatus, como queramos llamarlo, hablando y escribiendo sobre feminismo. Ahora le toca desprenderse del sexismo que tiene interiorizado y ser consciente de que es machista que despidas a una mujer por quedarse embarazada, más si tu única justificación es que tienes que pagar más por su seguro y eso “desajusta” tus planes. Lo material por delante de la vida. El mercado por delante de las mujeres.
Leticia Dolera debería plantearse cómo oprime el patriarcado a todas esas mujeres que son despedidas por quedarse embarazadas. Ser consciente, no de que las empresas deben sacar siempre el máximo beneficio aunque eso suponga dejar a gente en la estacada, sino de que el feminismo no consiste en conseguir poder a base de subordinar a otras mujeres.