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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Acoso escolar

Dolores García Vidal

Murcia —

Con motivo del Día Internacional del Acoso Escolar o Bullying, se vuelve a hablar de este tema que preocupa a padres y profesores que queremos que nuestros niños sean felices en la escuela y, en general, en la vida.

Siempre he dicho que “a la escuela no se viene a sufrir”. Podemos admitir que haya niños que aprendan más o menos, pero que un niño no sea feliz en la escuela, eso sí que es un fracaso, aunque no aparezca en los informes PISA de Educación o en las pruebas de diagnóstico.

Dicho lo anterior me planteo: ¿Es un fenómeno nuevo el acoso escolar como producto de esta sociedad? ¿Era mejor la escuela en los años setenta, ochenta o noventa? Y la sociedad en que vivimos es ¿más o menos violenta? En educación todo se engloba y todo influye, así que voy a tratar de reflexionar sobre estas preguntas desde la experiencia.

Muchos de ustedes recordarán que en la época franquista a los niños se les pegaba en la escuela y se les sometía a severos castigos (`La letra con sangre entra´), sin embargo en las familias y en la sociedad esto no creaba ninguna controversia porque en casa los padres castigaban a sus hijos y algunos les daban hasta correazos. La autoridad estaba claramente definida a través de la violencia. Sólo en las familias con cierta sensibilidad y nivel cultural se resolvían los conflictos a base de diálogo.

Los niños en aquella época cometían una serie de gamberradas con otros niños, con animales y con el entorno, difícilmente imaginables hoy en día. Los motes estaban en el orden del día, como reflejo de la época podemos recordar la novela El camino de Miguel Delibes (El Moñigo , El Mochuelo).

Se ridiculizaba cualquier defecto físico y esto que parecía y que aún parece algo normal hacía sufrir a niños pequeños, medianos y adolescentes. Como ejemplos puedo poner algunos que todavía se utilizan en la actualidad: El Cojitranco, Gafotas, Cuatro ojos, Enano, Subnormal, Gordo, entre otros.

Los años posteriores al Franquismo y, a medida que se erradicaba el analfabetismo, la situación educativa española mejoraba y en esa medida mejoraba la sociedad. Como maestra he visto cómo algunos compañeros añoraban esta época y, aunque no se pegaba, se denigraba al alumno tanto por parte de los compañeros como por parte de los mismos maestros y maestras.

Hoy día, vemos con mucha preocupación el tema del acoso y esto es así porque a medida que se evoluciona a una sociedad mejor, más sensibles somos al sufrimiento, sobre todo de nuestros niños y niñas.

Es curioso cómo se ha pasado de las peleas normales entre niños y niñas al ensañamiento entre iguales con motivos o sin ellos, simplemente por aparentar ante los demás, por subirlo a las redes sociales o por chanza.

Parece que me contradigo, pero no. Nuestra sociedad es cada vez mejor, pero quedan reductos que no tienen valores y que desarrollan en los niños y niñas estas conductas. Si a esto le añadimos la impunidad de las redes sociales, las imágenes de las televisiones con discusiones virulentas y de falta de respeto, el que los niños de hoy lo tienen todo y que no necesitan esforzarse por nada, los modelos que son valorados en nuestra sociedad, entre otros aspectos, pues se puede comprender el por qué algunos niños desarrollan este tipo de conductas porque es posible que en casa tampoco se les preste mucha atención.

En mi infancia continuamente nos ponían como ejemplos la vida de los Santos. Recuerdo que leíamos la vida de los Santos en forma de cómic Vidas Ejemplares, creo que se llamaban. Por supuesto que hoy esas lecturas no tendrían sentido pero sí que nuestros niños y niñas necesitan modelos de grandes hombres y mujeres que hicieron y hacen cosas por la humanidad: científicos, científicas, periodistas, escritores, maestras y maestros. Es importante que comprendan que la humanidad en general se beneficia de estas grandes personas y que nuestro confort de hoy se debe a ellas.

El Sistema Educativo actual propicia que haya momentos en que los escolares no tengan la misma vigilancia. Cuando el docente está con sus alumnos y alumnas difícilmente se producen situaciones de acoso, sin embargo durante los recreos, los cambios de clase y en aquellas actividades más lúdicas este tipo de situaciones se producen y la mayoría de las veces sin que el profesorado se entere. Este mismo sistema en que las clases duran una hora y a veces menos, con continuos cambios de profesorado propicia que el tutor o tutora no conozca profundamente a sus alumnos y por consiguiente no pueda detectar conductas agresivas que tratadas a nivel tutorial podrían ser corregidas antes de que se desarrollen.

La cacareada autonomía de los centros para establecer sus planes de convivencia choca con la enorme cantidad de legislación sobre los deberes y derechos de los alumnos. Durante los años setenta, ochenta y noventa no existían Planes de Convivencia en los centros y las conductas agresivas las solucionábamos primero con los alumnos, segundo con los padres y, por último, si el problema era grave se decidía una sanción en Consejo Escolar.

Pero claro, las cosas se han enrevesado mucho y hay que estar con ojo avizor porque sólo pensar que un niño pueda estar sufriendo acoso físico, psicológico o de otro tipo que no quiero ni pensar hace que se me encoja el alma.

*Dolores García Vidal es maestra y directora jubilada

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