Cuando uno coge las encuestas del CEMOP comprueba que los habitantes de la Región creen que habitan en el mejor de los mundos. Es tal su irrealidad que, a pesar de los datos, creen vivir mejor de lo que viven porque para ellos la Región, aunque apenas tenga servicios y los que tenga sean pésimos, es maravillosa.
Esta visión idílica del mundo que les rodea les lleva a negar la realidad de sus conciudadanos. Hace tres años, que se dice pronto, las noticias regionales relataron la situación que atravesaban aquellas murcianas que tenían que someterse a una interrupción involuntaria de embarazo. Las noticias, espeluznantes, lograron que el Gobierno regional se moviera un poquito, pero los habitantes de la Región le prestamos poca atención porque aquí en Murcia vivimos muy bien hasta que salimos en las noticias nacionales. Hace relativamente poco el programa Salvados, para mi sorpresa, volvió a sacar el tema a la luz. La situación seguía siendo, tres años después, igual de espeluznante y, de nuevo, el tema volvió al candelero. Sin embargo, mucho me temo que el Gobierno regional y los fariseos de sepulcros blanqueados harán oídos sordos, como siempre.
Murcia es un desastre, lideramos la tasa de embarazo adolescente y seguimos sin poner medios para evitar esta situación; tenemos las peores tasas de abandono escolar, pero seguimos sin invertir en educación, sin rebajar las ratios y, lo que es peor, desde el Gobierno se indica que se hace por la libertad de las familias. El resultado es una condena al futuro de nuestros hijos, que han perdido un día de clase a la semana por la pandemia por falta de organización.
La Región carece de una planificación ferroviaria propia. El Gobierno regional se perdió cuando lideraba Valcárcel y el resultado va a ser que Murcia se convierta a efectos prácticos en la cuarta provincia de Valencia perdiendo su conexión con su antigua provincia, Albacete, por su conexión natural, arruinando Cartagena. El consejero de Fomento nos habla de sanchismo y zarandajas que se han puesto tan de moda, pero él y su presidente siguen sin planificar nada y la oposición regional, Gobierno de la nación, se olvida, incluido Podemos del mantenimiento y electrificación de Cartagena/Albacete. Por no hablar de nuevo de las cercanías y su mantenimiento mientras renuevan la línea.
Los lobbies agrarios dominan la región y la industria va de capa caída y con ellos nuestro futuro: los proyectos europeos para los fondos de la “next-generation” no sabemos ni cuáles son y eso que son el futuro.
El Gobierno regional solo mira por un sector agrario que representa solo el 10% del PIB regional que depende para su supervivencia de rebajar los costes fijos por trabajador y no por una industria renovada para la que no tenemos planes.
El turismo hace aguas con un Mar Menor en las últimas por el que solo nos hemos manifestado una vez. Mientras esperamos que las firmas lo conviertan en una entidad jurídica propia que lo salven del desastre. Entre tanto son incapaces de plantear un desarrollo de futuro que no sea a base de ladrillo y segundas residencias que ha demostrado ser inútil para el crecimiento regional.
La sanidad esta hecha un desastre y carece de planificación regional: Yecla, por ejemplo, carece de UCI, pero contamos con un aeropuerto que, de no costar un duro, consume el presupuesto regional y una desaladora en Escombreras para la que parece no haber responsables.
No sé si algún día nos levantaremos y veremos la realidad de nuestros vecinos: aproximadamente uno de cada tres murcianos está en riesgo de pobreza o exclusión social, datos 2019. Pensamos que somos ricos, que todo va genial, estamos encantados de habernos conocido, mientras vamos cuesta abajo sin frenos y el Gobierno no pone los medios para mejorar nuestra vida. Quizás porque ellos están encantados de haberse conocido y creen que sus acciones no les pasaran factura, de ahí que hayan restaurado la mayoría rodillo y cambiado la legislación que limitaba los mandatos
Nos quedan dos años y espero que la sociedad regional despierte. Nos jugamos mucho, el futuro de una Región maravillosa que está hecha un desastre.
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