Cuando Ciudadanos nació en la Cataluña de 2005, algo que tanto nos congratuló a cuantos veíamos en ello un firme bastión constitucionalista en terreno vedado, y luego decidió dar el salto al resto de España, gran parte de su núcleo fundacional en la Región radicaba en Molina de Segura. Allí, en las municipales de 2011, la formación naranja consiguió entrar en el Ayuntamiento con un concejal, hito pionero por acontecer fuera de la comunidad catalana. Se trataba de Estanislao Vidal Pujante, un hombre procedente de las filas del PP, donde había sido edil con responsabilidades de gobierno en el consistorio molinense durante dos legislaturas (1995-2003), quien optó por organizar el embrión murciano de Ciudadanos desde el cuarto municipio más poblado de la Región. Eran tiempos en los que los asistentes a las citas en las que Albert Rivera participaba, cuando por aquí se dejaba caer, casi entraban en un Seat 600.
En los comicios de 2015, su partido pasó a tener cinco concejales, los cuales, en 2016, votarían a favor del PSOE, tras la dimisión del alcalde del PP, Eduardo Contreras, en el poder desde 1995 y envuelto en un caso de supuesta corrupción. Salió elegida la candidata socialista, Esther Clavero, a la que apoyaron también otras dos formaciones de izquierdas, frente a la que proponía el PP, como lista más votada pero sin mayoría absoluta, una determinación que les costaría su expulsión de Ciudadanos, pasando a ser concejales no adscritos hasta el final de la legislatura.
Volviendo al origen de la implantación del partido naranja en la Región, hay un episodio que, visto en perspectiva, pudo llegar a ser determinante. Aquel grupo fundacional contactó a comienzo de la actual década con un prestigioso abogado y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia para que encabezara la candidatura de Ciudadanos a la Asamblea Regional. Se trataba de José Muñoz Clares (Yecla, 1954), destacado profesional de la abogacía, especializado en Derecho Penal, quien hubiera sido el mirlo blanco -en este caso, por lo anaranjado, sería el mirlo chino o 'turdus mandarinus'- en el supuesto de que aceptara una oferta que finalmente declinó. Hijo del pintor Manuel Muñoz Barberán, uno de los grandes artistas murcianos del siglo XX, autor de varios libros sobre su experiencia como penalista y articulista en diversos medios, Muñoz Clares daba el perfil que por aquel entonces precisaba un partido de orígenes socialdemócratas y que luego derivó a posiciones liberales. En su talante se podía ver reflejado el espíritu de algunos de los fundadores e ideólogos de Ciudadanos, hoy la mayor parte alejados de la actual dirección, como el catedrático de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras, considerado el 'padre político' de Albert Rivera.
En estos tiempos que corren, tan convulsos para alcanzar la gobernabilidad en el Estado y en algunas autonomías, Muñoz Clares se muestra muy crítico con la senda emprendida por el partido de Rivera y, en uno de sus últimos escritos, publicado a mediados del pasado mes de julio, subrayaba sin ambages que “de Cs es mejor no hablar: que dejen solo al maestro Rivera y puede que consiga hundirse a sí mismo y llevarse por delante lo que parecía una esperanza de cordura en el centro derecha”.
Lo cierto es que Ciudadanos no tuvo representación en el parlamento autonómico murciano tras aquellas elecciones de 2011 ya que, finalmente, no concurrió a los comicios. Sí lo hizo UPyD, compitiendo en su caladero electoral, candidatura que rozó el 5%, cosechando casi 30.000 votos pero sin obtener parlamentario alguno. Sin embargo, en la consulta de 2015 Ciudadanos alcanzó el 12,5% de respaldo, con más de 79.000 votos y cuatro diputados. UPyD apenas obtuvo 10.000 sufragios, a pesar de que su candidato, César Nebot, fuese valorado como una de las revelaciones de esa campaña. Con todo, era evidente que la operación de acoso y derribo al partido magenta ya estaba en marcha.
En vísperas de aquellas elecciones se pudo constatar que el perfil de los que entonces iban arribando al calor de las expectativas que despertaba la formación naranja en nada se asemejaba al de Muñoz Clares. Los ganadores de unas descafeinadas primarias fueron, precisamente, dos exmilitantes de UPyD, que luego encabezarían las listas autonómica y municipal de Murcia. La duda estriba a estas alturas en conjeturar sobre qué habría pasado si Muñoz Clares hubiera dado el paso en 2011 y se hubiese afianzado como líder. Es algo que nunca sabremos, aunque no es de extrañar que se lo hubieran laminado, como tanto se estila con quienes sobresalen de entre lo común en los partidos vigentes, para dar cabida a la amalgama de la medianía, que es lo que ahora más se lleva en estas nuevas rebajas de verano. Además, conviene no obviar que el del mirlo, ejemplo de verso suelto en su especie, pasa por ser uno de los cantos más bellos en el mundo de la ornitología, rama de la zoología que, en ocasiones, guarda un gran parecido con la política.
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