Por mucho que el Gobierno socialcomunista se empeñe en marginar y menospreciar a la Región de Murcia, como denuncian una y otra vez el egregio López Miras y sus corifeos, no debemos temer lo peor: no estamos solos en la buena senda que nos llevará a liderar la lucha contra la COVID 19 ––como ya ha quedado demostrado gracias, sobre todo, a la ausencia de comunicación por AVE con Madrid––, y también a la recuperación económica.
A tal fin los ilustres que rodean a nuestro presidente de Lorca y de La Arboleja han pergeñado, con su consentimiento expreso naturalmente ––en Consejo de Gobierno fue aprobada––, toda una estrategia desregulatoria que nos llevará a repetir con creces, si fuera posible y afortunadamente, aquellas otras líneas de actuación que idearon en su momento, a partir de la Ley del Suelo de José María Aznar de 1998, aquel otro excelso presidente Valcárcel ––que el día 19 declarará como investigado para el PP, como imputado para el común–– y sus adláteres para situar a la Región cuando vinieron mal dadas con casi la mayor tasa de desempleo adulto y juvenil, la precarización laboral a ultranza en todos los sectores, desahucios a porrillo sin alternativa habitacional alguna para quienes quedaron en la calle, recortes a tutiplén en Educación y Sanidad, una de las mayores deudas autonómicas del Estado y un hundimiento económico general. Y todo esto fue a partir del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.
Entonces la culpa la tuvo Zapatero, a pesar de que lo peor de la Gran Recesión en Murcia vino a partir de 2012, cuando ya gobernaba desde un año antes el señor Eme Punto de los papeles de Bárcenas –– o sea Mariano Rajoy, el ausente––. Ahora ya está claro que la culpa será del insultado “coletas” ––a la sazón vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Manuel Iglesias Turrión–– y, sobre todo, del “traidor” Pedro Sánchez, por consentirlo y pactar además con todos los separatistas que pretenden rajar a tiras la sacrosanta piel de toro patrimonio de todos los españoles.
Sin embargo, sobreponiéndose a las trampas saduceas de los socialcomunistas aún gobernantes, el Gobierno regional, el de Murcia digo, ha sabido poner los mimbres legales para evitar que el nuevo desastre que se avecina impida a López Miras y sus acólitos tejer el cesto salvador para navegar las aguas procelosas y evitará el hundimiento por crisis pandémica que se avecina, de forma y manera que el millón y medio de murcianos flotaremos en la corriente hasta arribar al puerto seguro de la recuperación vital y económica.
Entre esos instrumentos nuevos destaca sobremanera la modificación de normas ambientales para que la construcción y el ladrillismo desaforado vuelvan a ser el motor económico y nuestra salvación para siempre jamás, como ya lo fueron supuestamente en los años que siguieron a la Ley del Suelo del ministro Arias Salgado promulgada en 1998, con el magnífico resultado que ya vimos a partir desde 2012 y cuyas consecuencias aún penábamos a principios de 2020, justo antes de desatarse el ataque del maligno coronavirus sobre nuestro espacio vital.
En plena pandemia y antes incluso de que la nueva normalidad llegue, el brazo ejecutor del consejero de Agua, Agricultura y MEDIO AMBIENTE, Antonio Luengo ––lo adivinaron: sí, el mismo que no tiene nada que ver con la vuelta a la vida del occiso Mar Menor––, pues ha decidido y su Gobierno aprobado favorecer el crecimiento económico más depredador mediante la modificación de la normativa ambiental y urbanística, con unas modificaciones a las leyes autonómicas del suelo que eliminan los controles ambientales existentes y reducen las escasas garantías de una evaluación ambiental previa y correcta de proyectos urbanísticos e industriales.
La patronal manda y el triunvirato Miras-Celdrán-Luengo obedece. Por eso, precisamente, nuestro amado ejecutivo autonómico ha sido galardonado con el Premio Atila que otorga graciosamente Ecologistas en Acción cada año. Pero no están solos nuestros gobernantes: comparten galardón con los gerifaltes de Madrid y Andalucía. Mínimo común denominador de los tres: gobiernan en coalición Partido Popular (léase “podrido”) y Ciudadanos; apoya Vox.
También, nosotros los murcianos tenemos el honor de que el accésit del mencionado premio ha sido ganado por 'nuestro' vocinglero Luengo, por su especial dedicación e interés en la conservación de los entornos naturales y en la protección de la biodiversidad ––como se ve en el Mar Menor––, ahora que sabemos que eso de la COVID-19 no deja de ser una conspiración sino-bolivariana, similar a aquella judeomasónica que tan bien supieron derrotar los ancestros de nuestros peperos y voxeros actuales, y en la que eso del deterioro ambiental no tiene nada que ver. Nasti de Plasti, vamos.
Pero no estamos solos en esto, ya quedó escrito. Isabel Díaz Ayuso en Madrid y Juan Manuel Moreno en Andalucía están en la misma onda. Con López Miras, tres mosqueteros que, al frente de sus huestes, demostrarán que el Estado del Bienestar más fuerte y la recuperación económica supersónica se logra, como vimos desde 1998 y desde 2012, dando a la manga empresarial cuanta más anchura mejor y elevando a la categoría de dogma el ultraliberalismo de 'laissez faire, laissez passer; tout va de soi même', aderezado con aroma local neocon de Dios, Patria y Rey. Así nos fue. Así nos irá: con paso firme y marcial, impasible el ademán y derechitos al abismo. Eso sí, bien acompañados por madrileños y andaluces. Seremos muchos. Vale.
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