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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Vivir a la madrileña o bocadillo de calamares en 'El Brillante'

Isabel Díaz Ayuso durante un mitin

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A la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, no se le puede negar que tiene cierta gracia cuando cuenta sus chascarrillos, con sus estudiadas poses gestuales, de lo que pasa en Madrid, de su idea de la libertad o sobre ese nacionalismo identitario que pretende construir, eso que ella llama vivir a la madrileña. Si dice que a los madrileños les gusta tomar una caña con los amigos cuando salen del trabajo, no miente, pero engaña. Lo de tomar cañas, al salir del trabajo, les gusta a todos, a los Villatripas de abajo y Villatripas de arriba, por gustarle le gusta hasta al gitano Antón que no estaba muerto que estaba de parranda y estaba tomando cañas.

Ayuso pretende inventarse una nueva identidad para Madrid y precisamente las naturales señas de identidad madrileñas son precisamente todo lo contrario a ese concepto identitario ¿De qué Madrid habla Ayuso, del Madrid del barrio de Salamanca o del Madrid de Carabanchel? En Madrid hay muchos 'madriles'. Madrid siempre fue una ciudad acogedora por eso es un crisol de gentes diferentes, por eso se dice aquello de en Madrid cada vez hay menos madrileños, ya quedan pocos castizos, de los del chotis de Agustín Lara: “Cuando llegues a Madrid chulona mía, voy a hacerte emperatriz de Lavapiés”.

Oficialmente hay elecciones en Madrid, en las últimas de mayo de 2019 el partido más votado fue el PSOE pero Ayuso, con los diputados de Ciudadanos, fue su presidenta. En las últimas elecciones generales de noviembre de 2019 el partido más votado fue el PSOE y Pedro Sánchez presentó un 14 de enero de 2020 su gobierno de coalición con Unidas-Podemos. Apenas llevaba dos meses el Gobierno cuando nos vino encima la pandemia de la COVID. Desde el minuto cero, la gestión de la pandemia fue la excusa para que el Gobierno de Ayuso comenzara una feroz oposición al Ejecutivo Central, ya recuerdan el sainete de las residencias, de las faltas de respiradores, de los rastreadores, el rollo de la compra de mascarillas, y del Zendal, el famoso hospital de emergencias. Desde entonces lleva Ayuso haciendo campaña como si estuviera en una permanente campaña, hasta llegar a unas elecciones que no se esperaban, que llegaron con nocturnidad y alevosía después de lo que pasó en Murcia, y antes de que trataran de echarla con una moción de censura, convocó las elecciones del 4 de mayo, con el decreto que ya tenía preparado de antemano.

Con los hipotéticos fallos de gestión del Gobierno español durante la pandemia, si uno mira ahora a otros países como Alemania, Francia, Italia o Inglaterra, apenas varían sus formas de afrontarla. Sin embargo, Ayuso y su equipo creen que son diferentes, porque en Madrid se pudieran tomar unas cañas y en París no. Entre ocurrencias y naderías o típicos tópicos cada mañana nos hemos desayunado con las cosas de Ayuso y su vivir a la madrileña. Dice la Ayuso que la gente que viene se lo pasa bien y que puedes empezar desde cero. Y que “puedes cambiar de empresa o de pareja y no volver a encontrártelo nunca más. Eso también es libertad y no ocurre en todas partes”. Ay, Ayuso, en todas partes cuecen habas. Aunque yo tengo que decirle a Ayuso que llevo años yendo a Madrid y que siempre que voy me encuentro a más de un murciano que no quieres ver. Madrid y Murcia en lo único que pueden competir en el último estudio de la OCU, de hace unos días, es que en el ranking de las mejores ciudades de España para vivir por su calidad de vida están entre las peores, estamos empatados.

No vamos a hablar ahora de movilidad, seguridad ciudadana, servicios de salud y educativos, coste de la vida, mercado laboral, contaminación y medioambiente, de eso ya hablará Ayuso después de las elecciones. Yo lo que esperaba de Ayuso es que, ya puestos a hablar de Madrid, hablara del famoso cocidito madrileño de la canción de Pepe Blanco, o de los callos y del famoso bocata de calamares. Los he probado buenos, pero como soy de provincias siempre tuve la costumbre de pedir uno en 'El Brillante', en Atocha, cuando me iba de Madrid con ganas de volver.

En resumidas cuentas, que no sé de qué Madrid ni de que libertad me habla la Ayuso. Por momentos muy vívidos en esa gran ciudad, puedo decir que Sabina lleva razón cuando canta: “Allá donde se cruzan los caminos. Donde el mar no se puede concebir. Donde regresa siempre el fugitivo. Pongamos que hablo de Madrid”. Ya digo que en Madrid hay muchos 'madriles', por eso sigo entendiendo aquella letra juguetona de Leño: “Tú aquí y yo allí seguimos unidos, vivimos todo por igual. Hemos fumados y nos colocamos, tendremos plena libertad. En la bolsa alcanzarás aire limpio sin igual. Es una mierda este Madrid, que ni las ratas pueden vivir”.

Así que antes de que acaben las elecciones tómese unas cañas con los amigos y disfruten de esa la vida a la madrileña, aunque no sean madrileños. 

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