“Que a los españoles nos toque a pollo asado diario no significa que todos nos comamos un pollo; hay quien se come dos”. Esa fue la frase de un político cuando le espetaron una estadística que no le venía bien para su discurso. Cierto es que las cifras estadísticas no atrapan la realidad misma. pero tampoco la esconden. Más bien la muestran. Arrojan datos en bruto que deben ser analizados para obtener su verdadera significación.
Recientemente, hemos conocido la Encuesta anual de Condiciones de Vida (ECV) en torno a los ingresos medios de los hogares españoles. Lo primero que hay que advertir es que las referencias que se hacen sobre los ingresos son los obtenidos en el 2015. El campo de la encuesta se realizó en la primavera del año pasado y se les preguntó por los ingresos del año anterior. Lo digo porque algunos, en el caso de Navarra, han aventado los buenos datos de la ECV como si fuera un éxito del actual gobierno. Sin embargo, el gobierno se constituyó empezado el segundo semestre del 15. Es decir, todavía estaba tomando posiciones al acabar el año. En fin, cosas de la política.
Sobre la ECV se han hecho muchos análisis de pobreza y exclusión social que los doy por buenos. En esta ocasión, me he fijado en los tramos altos de renta. En esos tramos, los datos nos muestran que el País Vasco y Navarra son los territorios donde mayores ingresos por persona se produjeron. Una economía muy industrializada, unas buenas infraestructuras; una mejor formación y una menor tasa de desempleo son factores, entre otros, para ello. Mientras en el País Vasco el ingreso neto por persona era de 1.200 euros mensuales, en Andalucía sólo entraban 700 euros mensuales. Que los ingresos entre uno y otro territorio supongan tal diferencia nos indica la existencia de una importante brecha en las condiciones económicas de vida entre unos y otros ciudadanos. Un claro desequilibrio territorial que algunos de forma simplista lo atribuyen a la política de gasto del Estado pero su raíces son más profundas.
Además, en el País Vasco y Navarra se produce otro factor de interés. Son territorios donde las diferencias por renta entre hogares son menores. Es decir, existe una importante homogeneidad en la renta de las familias. Podríamos decir que la desigualdad es menor que en otros espacios.
¿Quién son las personas que mayores ingresos obtienen? La respuesta es obvia. Los autóctonos frente a los alóctonos; los universitarios frente a los que no tienen educación; los ocupados y jubilados frente a los parados; las parejas sin hijos frente a hogares monoparentales; y la población entre 45 y 64 años. Así pues, el estereotipo de riqueza se haya en una pareja autóctona, trabajadora, madurita y sin hijos. Viceversa, una persona con cargas familiares, sin estudios y en paro lo tiene muy difícil.
De la bonanza económica de los navarros y vascos da cuenta el hecho de que casi el 80% de los hogares puede permitirse irse de vacaciones fuera de casa al menos durante una semana; o que casi el 95% de los hogares no tenga muchas dificultades para llegar al final de mes.
Así pues, el País Vasco y Navarra presentan unas condiciones de vida atendiendo a sus ingresos muy aceptables. Por encima de la media de la UE-28. Los factores que hacen que estos territorios sean prósperos son múltiples: historia industrial, influencia política, localización, cultura comunitaria... Pero también algo de culpa la tienen las políticas desarrolladas desde hace tiempo por los dirigentes locales. Gobiernos de diferentes signos políticos que supieron aprovechar el bien inmaterial y material que recibieron. Ni antes lo hicieron tan mal, ni ahora nos conducen a la catástrofe.
Sobre este blog
Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
