Corrala o Puertas Abiertas

La crisis de la prensa escrita ha llegado a tal punto que algunos periódicos empiezan a editarse sOlo online, sin soporte impreso en papel. Pero el formato no es el único cambio que se produce. Dado que la información es instantánea y gratuita, la prensa escrita trata de fidelizar a sus lectores. Vuelve a sus orígenes y cada periódico se identifica de forma más nítida con sus grupos, ideas o posiciones políticas fundantes. Por ello, no me sorprendió leer en la prensa navarra dos titulares, diametralmente opuestos, sobre el Parlamento de Navarra. Uno, le definía como un Parlamento de Corrala; el otro, como el Parlamento de las Puertas Abiertas. Eximo al agudo lector de decir qué periódico titulaba de un modo y cual de otro.

Mi criterio es que ni es un patio de charla vecinal ni tampoco es la democracia ateniense. Más bien es una cámara de representación política que necesita dar respuesta a la ciudadanía que le configuró; que le dio su actual naturaleza. Me explico, las elecciones autonómicas del año pasado tuvieron dos claves significativas. Por un lado, la ciudadanía navarra apostó decididamente por el cambio político. De tal modo, que sOlo 17 de sus 50 escaños apostaron por la continuidad del anterior gobierno. Por otro lado, la ciudadanía navarra estaba muy cabreada con unas instituciones que las perciben lejanas. Ante estos dos factores principales, cambio y cercanía, el Parlamento debe dar respuesta. Debe proceder, como lo hizo, al cambio político. A la vez, debe evidenciar que la vieja política excesivamente institucionalizada ha muerto; que debe acercarse a la viva sociedad civil.

El horizonte marcado por la ciudadanía es apertura, regeneración, cercanía, diálogo…Un mandato del que participo. Pero ese mandato popular no debe tirar por la borda la experiencia institucional parlamentaria adquirida en estos más de 36 años. El Parlamento de Navarra ha vivido momentos de tensión álgidos como lo fueron los años de violencia terrorista o de corrupción política. Sin embargo, en esos tensos debates casi nunca perdió de vista su carácter institucional. Que no es otra cosa que el ser una referencia de autoridad representativa de Navarra. Una autoridad no impuesta sino reconocida por la ciudadanía.

El autoritas tiene que ver con la legitimidad, con el prestigio, con la calidad... De eso va también un Parlamento. De mostrar y evidenciar ante la ciudadanía que el Parlamento es una institución respetada y que se respeta. En primer lugar, entre los propios miembros del Parlamento. Por mucho que lo repitamos, los miembros del Parlamento no son unos ciudadanos más; nos representan y se les pide un nivel de exigencia superior. Así pues, abramos el Parlamento, innovémoslo, pero no olvidemos su carácter institucional. La calidad de una democracia también depende de la calidad de sus instituciones y de la calidad de quienes las albergan.