Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
La toxicidad de las encuestas electorales
Cuenta la mitología que Pigmalión fue un rey de Creta que tanto aspiraba a encontrar una mujer ideal que acabó por esculpirla, dado que no la encontraba. Hasta le dio un nombre, Galatea. Tuvo la suerte de que Afrodita se apiadó de él y dio vida a la escultura. El mito de Pigmalión define lo que se viene a llamar como la profecía autocumplida. El efecto de definir una situación ficticia que acaba convirtiéndose en realidad.
Con las encuestas electorales pasa lo mismo. Las mismas pasan de ser posibles tendencias a futuro para transformarse en herramientas presentes de influencia política. No es baladí que algunas legislaciones electorales prohíban la divulgación de las encuestas días antes de las elecciones, tal como lo hace la legislación española. Las prohíben porque el legislador entiende que los resultados de las encuestas influyen en el ánimo del elector; socavando la igualdad de oportunidades para las opciones que se presentan.
Todavía queda un año para elecciones. Sin embargo, no hay semana que la prensa no publique una encuesta electoral. Dichas encuestas se realizan con una debilidad técnica que espanta a cualquiera y no digamos si uno es profesional de la politología como es el caso de quien suscribe. Algunas incluso se realizan online que no tienen ningún efecto estadístico representativo. Pero todas ellas, sirven para condicionar el debate político. Tanto las técnicamente buenas como las chapuceras.
Como expresó recientemente el profesor de la UAM, Berenguer, el esquema es el siguiente: un medio publica una encuesta 'ad hoc'; las redes le dan difusión inmediata; la recogen otros medios; los opinadores se hacen eco de ellas al día siguiente y se convierte en una verdad revelada.
Una verdad que no lo es, dado que es una previsión. En un terreno abonado a la postverdad nada más tóxico que la preverdad. Se augura lo que va a ocurrir para condicionar lo que está ocurriendo. En definitiva, las encuestas se convierten en meros fetiches. En productos imaginarios que aparecen como dotados de vida propia.
Sin embargo, la demoscopia es una herramienta válida para el trabajo sociológico. Permite pulsar opinión pública; atrapar demandas, evaluar impactos, prospectar tendencias... Fines, todos ellos, básicos para la programación y diseño de las políticas públicas.
¿Qué hacer para que algo tan serio científicamente como la demoscopia no se convierta en un mero juego de bola de cristal? Poca cosa en términos legales. Mucho, en términos de pensamiento crítico. En estos momentos, quién tiene criterio tiene un don y hay que cultivarlo. Cuando te vendan una encuesta hay que ver la ficha técnica de la misma. A cuántos han preguntado; bajo qué técnica se ha realizado; qué datos brutos arrojan las preguntas realizadas. Y si ni siquiera te citan la ficha técnica mejor no hacer caso.
A mi modo de ver, en el campo de encuestas electorales, confiemos en los datos brutos del CIS; reflexionemos sobre la cocina de dicho instituto público; dudemos de las encuestas que se publican con escaso presupuesto y desechemos la de aquellos medios que más que encuestas publican una suerte de Porra.
En definitiva, contrastemos las profecías sobre resultados electores con nuestra capacidad de pensar por nosotros mismos, de tener criterio. Con ello, comprenderemos porque se equivocan tanto y porque equivocándose tanto se siguen vendiendo.
Sobre este blog
Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.