Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Así valora la Administración los méritos del docente
Cada vez que me dispongo a leer el borrador del concurso de traslados lo hago como quien se dispone a ver una película de terror con la mano en la cara, entreabiertos los dedos, pensando que así la impresión, que intuye sobrecogedora, será menor, pero seguro de que va a llevarse un mal rato.
Casi dos 'legislaturas' después del nacimiento de APS (Asociación de Profesores de Secundaria de Navarra), uno sabe bien lo difícil que es no ya cambiar las cosas sino incluso moverlas un poco de su sitio, matizarlas, introducirles un mínimo de sensatez. Pese a todo, no queda otra que perseverar. Ya lo dijo Atticus Finch en 'Matar a un ruiseñor': “El hecho de que hayamos perdido cien veces antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer”. Así, los obstáculos no deben ser una excusa para dejar de denunciar todos los abusos, disparates e irregularidades que surjan en este oficio nuestro tan vilipendiado. La defensa de un baremo justo, que premie al buen profesional de la enseñanza, es un objetivo irrenunciable para cualquiera que crea que la educación es un servicio público indispensable.
La farragosa normativa es la primera piedra que debemos sortear, el primer intento disuasorio. Analizada con paciencia y detenimiento, comprobamos que determinados aspectos vienen fijados por un Real Decreto (normativa de ámbito estatal) que no permite su alteración. Solo una posible y no tan lejana representación sindical nacional de profesores de Secundaria abriría la puerta a una posible reforma en profundidad de los baremos (este es el objetivo de la Federación SPES, constituida por asociaciones sindicales de profesores de instituto de Andalucía, Aragón, Castilla y León, Cataluña y Navarra, con las recientes creaciones de SPES/Comunidad Valenciana, SPES/Región de Murcia y SPES/Comunidad de Madrid y probables nuevas e inminentes incorporaciones). Pero este Real Decreto marca unas directrices generales y deja un margen no pequeño a cada comunidad autónoma para su concreción.
Por eso, en APS preparamos unas detalladas alegaciones, que presentamos al Departamento en Mesa Sectorial, con la esperanza de que la Administración, por fin, aceptara negociar un baremo que no fuese motivo de bochorno, como el que produce, por ejemplo, lo dispuesto en el apartado 'Otros méritos', según el cual un profesor puede permanecer diez años ocupando un cargo de libre designación en el Departamento sin acreditar un sólo mérito en lo relativo a publicaciones, méritos artísticos o literarios, premios, exposiciones o conciertos, grabaciones... y alcanzar la puntuación máxima. En relación con el apartado 'Formación y perfeccionamiento', pasa lo mismo. Bueno, no, en este caso le hacen falta menos años: entres seis y siete años de “desempeño de jefaturas de Unidad Técnica, Negociado, Sección...”. E igual sucede si lo comparamos con el apartado 'Méritos académicos', en el que cursar doctorados o posgrados, conseguir premios extraordinarios o estudiar segundas licenciaturas...te permiten llegar, 'ojo, sin pasarse' (como en 'El precio justo') a los 10 puntos, lejos todavía de los 15 que puede conseguir quien haya ocupado durante los diez años mencionados un cargo de libre designación. O sea, nada que ver con eso de la igualdad, el mérito y la capacidad.
En esta ocasión, la excusa del Departamento no ha sido el Real Decreto, sino una Orden Ministerial que no se nos quiso enseñar y fue publicada dos días después de la Mesa Sectorial, y que, según nuestros dirigentes es, también, intocable. Así que, aunque volveremos a la carga cuando el concurso sea autonómico (veremos cómo hace el Departamento entonces para esquivarnos), por h o por b, toca, de momento, tragar. Pero no es una digestión fácil la de un baremo tan escandalosamente arbitrario, esté amparado por real decreto, orden ministerial o resolución, porque estamos hablando, nada más y nada menos, que de la herramienta que utiliza la Administración para valorar los méritos de sus docentes. Si el reconocimiento se lo lleva quien ha sido “libremente designado” para ocupar una jefatura y no quien ha continuado formándose, actualizándose y forjándose una trayectoria profesional, la enseñanza que podemos extraer es sencilla y al mismo tiempo penosa: los méritos que pueden mejorar la situación laboral de un profesor son aquellos que no dependen directamente de uno sino de designios inescrutables (dejémoslo mejor en designios enigmáticos). Olvídense pues de estudiar. Olvídense de formarse. Olvídense de publicar. La Administración no se lo va a reconocer.
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