“En estos momentos toca resistir para construir otros cuatro años de 'cambio', que son absolutamente necesarios”
Mikel Buil fue declarado candidato de Podemos al Gobierno de Navarra el mes pasado. Pero la crisis de transfuguismo ha dejado a los tres parlamentarios oficiales -Ainhoa Aznárez, Tere Sáez y él mismo- fuera del Grupo en la Cámara foral, que hoy controlan los cuatro de Orain Bai. Son, en la práctica, parlamentarios no adscritos, sin asistentes, sin portavoz, con las cuentas bloqueadas, a punto de perder la presidencia del Legislativo… su labor política no ha sido fácil en el último año y medio.
Afronta una campaña electoral con sus bases desanimadas, la situación contraria a 2015, cuando Podemos fue el partido revelación, logró 7 parlamentarios y supuso un impulso definitivo para el Gobierno del cambio. “Es evidente que Podemos ha sido maltratado por factores políticos, económicos y mediáticos. Y lo ha sido por algo: porque es peligroso para el status quo, porque no depende de ningún poder fáctico y amenaza posicionamientos políticos tradicionales”, asegura.
Defiende que Podemos “ha tenido muchísimo éxito en el cambio con el cuatripartito: hemos conseguido que Navarra esté mejor gestionada, y que las cuestiones identitarias no sean un obstáculo insalvable entre diferentes”. Por eso considera que están sirviendo “de chivo expiatorio para tapar los éxitos en la gestión, porque cuando llegamos Navarra estaba en quiebra técnica, y hoy en superávit”. Frente a los que le acusan de haber olvidado las razones con las que el partido morado se presentó a las elecciones de 2015, defiende que colocaron “el 80% de nuestro programa en el acuerdo programático, y una Administración entera ha trabajado con él”. Por eso quiere animar a sus electores: “En estos momentos toca resistir para construir otros cuatro años de cambio, que son absolutamente necesarios”.
¿Ha afectado la estructura asamblearia de Podemos a la resolución de la crisis del partido?
Más que una consecuencia de nuestro carácter asambleario, el problema es que hay una intención de destruir el proyecto de Podemos. Los tránsfugas no aceptan los resultados de las votaciones, producto de la democracia interna del partido. Han utilizado la bronca para distanciarse del partido y crear uno propio, como es Orain Bai.
¿Piensa ahora que debería haber sido más contundente con los tránsfugas desde el principio?
Podemos se ha enfrentado a un reto enorme. Una fuerza emergente que logra 7 parlamentarios no es fácil de gestionar, y menos porque de ella depende un cambio histórico en Navarra. Nuestro compromiso ético es estricto, y ante los incumplimientos reiterados de Laura Pérez como secretaria general actuamos de forma contundente. Pero también teníamos la misión de sostener un Gobierno. Entre una cosa y la otra nos hemos movido. Si hubiéramos sido contundentes desde el primer día, el cambio habría muerto hace dos años. No obstante, el Consejo Ciudadano de Navarra pidió las actas de parlamentarios a los tránsfugas cuando se hicieron con la portavocía del Grupo parlamentario, y ellos no se dieron por enterados. Desde ese momento están fuera de Podemos.
Los tránsfugas dejaron muy claro en su rueda de prensa que no aceptan la democracia interna del partido, que la consideran manipulada
La democracia es la mitad más uno. Es cierto que en la votación hubo una distancia pequeña, de 28 votos, pero eso lo hemos visto en muchos partidos. Javier Esparza ganó por 70, Maiorga Ramírez perdió por 40… es lo que hay. No es un buen resultado, porque muestra un partido dividido, pero a partir de ahí hay que tratar de integrar las sensibilidades diferentes. Pero eso depende de dos partes, y si una no quiere… De una votación a otra, Laura perdió 800 votos, y eso marcaba una sentencia, una señal de que algo no funcionaba bien. Y en lugar de hacer autocrítica ataca el resultado. Dice que va a pedir una auditoría que nunca pide. Denuncian irregularidades pero solo de cara a los medios, para hacerse notar. Y empiezan a construir una estructura paralela, que no se adscribe al control de la asamblea y genera un contrapoder en el Parlamento.
Y esa crisis ha saltado por los aires tras la aprobación de los últimos Presupuestos de la legislatura
Esa crisis se solventó hace un año, cuando fue expulsada del partido. Nosotros hemos hecho autocrítica y una lista de unidad.
Pero han perdido el Grupo parlamentario, han sido expulsados de su propio Grupo. ¿Es consecuencia del afán de medrar de la exsecretaria general?
Sí, responde a una frustración personal, y cuentan con una militancia, pequeña, detrás de los cuatro tránsfugas, que no les permite echarse atrás como pudimos leer en las conversaciones de Whatsapp publicadas.
¿Le sorprendió el contenido de las conversaciones?
Nosotros, y me refiero a Tere, Ainhoa y yo, llevamos viviendo esa situación un año y medio o dos. Los whatsapps solo han sacado a la luz una realidad de facto: Podemos es un partido con parlamentarios no adscritos.
¿Y que esperaran a la aprobación de los Presupuestos es estrategia o responsabilidad política con el cambio?
Estrategia, quedan leyes muy importantes en esta legislatura. Como la reforma del mapa local, para racionalizar los recursos públicos, sobre todo en las áreas rurales. Eso es muy importante para Navarra, no podemos verlo todo desde Pamplona. Con la pérdida de la mayoría en la Junta de Portavoces, que es producto de nuestra expulsión, podría ralentizarse todos los procesos legislativos, paralizarlos hasta las elecciones.
El próximo día 8 puede caer la presidencia de Ainhoa Aznárez en el Parlamento de Navarra. Los tránsfugas centran en ella sus críticas, ¿por qué?
Porque ha hecho un buen trabajo. Ha conseguido abrirlo, llevar a cabo un plan de Igualdad, aumentar la transparencia… ha funcionado muy bien. Ainhoa Aznárez ha sido una pieza básica del cambio en las instituciones navarras. La estrategia de Orain Bai es la de devorar a Podemos para ocupar su espacio, y para eso utilizan todo, cualquier argumento vale.
¿Y qué va a ocurrir con los 240.000 euros bloqueados de las asignaciones parlamentarias?
Vamos a utilizar todas las vías legales para decir sobre todo una cosa: desde este momento ese dinero no es responsabilidad de Podemos. Ese dinero se basa en los votos que obtuvimos en 2015, y si se va a un nuevo partido, para hacer actos de campaña, entenderíamos que es prevaricación y así lo denunciaríamos.
¿Qué dice el Podemos de ámbito estatal? ¿Cómo contempla esta crisis?
Todas las decisiones han sido tomadas en Navarra, por mucho que Orain Bai hable de estrategias dirigidas desde Madrid. Aquí no ha aparecido nunca Pablo Iglesias a decir quién tiene razón. Por eso la responsabilidad la asumimos desde aquí. Tenemos el apoyo estatal, pero es un tema navarro.
Ha convocado el pacto antitransfuguismo. ¿Lo ha hablado con el resto de grupos del Parlamento?
Convocamos el pacto antitransfuguismo con el cambio de nombre del Grupo, y solo reaccinó el PSN. El PP votó a favor y salió adelante. Lo vamos a ver en los próximos días, cada partido tendrá que retratarse, porque esto ya no es una crisis de Podemos, es una crisis institucional. Si la derecha navarra se apoya en los tránsfugas para destruir el cambio, pagará esa factura. Sus votantes se la harán pagar.
Centrémonos ahora en temas ajenos a la crisis del partido, más generales de la Comunidad foral. ¿Cree que las cuestiones identitarias van a constituir, una vez más, el eje sobre el que pivote la campaña electoral?
La identidad de Navarra es mixta. Hay personas que se sienten navarras y vascas, navarras y españolas, las dos cosas a la vez... y también europeas, cristianas, musulmanas… Hay un movimiento en el Estado muy importante como reacción a lo que ha pasado en Catalunya que genera un voto visceral. Se lo van a llevar Vox, o el PP. En estas elecciones veremos un impulso del nacionalismo español que llama a votar con las vísceras. Nosotros defendemos que frente a la identidad hay otro tipo de patriotismo: el de llegar a fin de mes, pagar los recibos de la luz, las políticas que protegen a las mujeres del maltrato y los asesinatos… Podemos defiende una sociedad diversa y huye de cualquier esencialismo.
¿Habrá voto para Vox también en Navarra?
Sí. Se ha explotado durante estos tres años y medio una línea muy identitaria por parte de las derechas navarras que es muy visceral. Y creo que como consecuencia veremos algún parlamentario de Vox en Navarra. Pero lo preocupante no es Vox, sino hacia dónde viran las derechas del país, que recogen el discurso homófobo, xenófobo y machista, que impulsa las partes más oscuras del alma humana. Uno de mis grandes inspiradores ha sido José Luis Sampedro, y antes de morir dijo que asistíamos a un cierre global del capitalismo, que está muerto. Los países se cierran en sí mismos: Trump y su muro, Europa, el Brexit… y en España, el proteccionismo que conocemos es el franquismo. Y las izquierdas se desmovilizan y se quedan en casa. Nos tenemos que preocupar, sí. El éxito de Navarra es también su vacuna contra la ultraderecha: el cuatripartito ha demostrado en estos cuatro años que se puede hacer de otra manera, con otra fórmula.
Hablando del franquismo y sus vestigios, ¿qué haría con el monumento a los Caídos?
Mi opinión personal es que molesta en medio de la ciudad, que se puede abrir esa vía y hacer un barrio mucho más operativo. Yo apuesto por el derribo, pero no impondría jamás mi visión, haría una consulta ciudadana, como ha hecho el alcalde. A ver qué sale.
¿Cree que el PSN será tendrá una vez más en su mano la llave de la gobernabilidad, que será el partido bisagra de Navarra?
Nuestra apuesta es por el cuatripartito, esperamos que el PSN no sea necesario. Porque los socialistas vienen con exclusiones, y un gobierno en minoría es mucho más débil. El objetivo es continuar con el acuerdo programático y con sus socios del cuatripartito. Cuando el PSN vota en el Parlamento, lo suele hacer con las derechas.
¿Qué le parece la reforma legal impulsada para eliminar el abuso del Código Penal y que solo haya agresiones sexuales? ¿Ayudará a que no haya más ‘manadas’?
Hay que reformar las leyes, y específicamente el aspecto del abuso o agresión. Pero hay que tener cuidado, porque hay un gran malestar social, la sociedad ha desbordado el sistema judicial, y nos puede llevar a posturas punitivistas: a defender la cadena perpetua, la pena de muerte… Y los expertos tienen claro que por mucho que aumentemos las penas no disminuye el delito. Las mujeres necesitan seguridad, pero también recursos y políticas de igualdad. Mi opinión personal es que los miembros de la manada deberían estar en la cárcel, pero el trabajo importante es previo, anterior a que los delitos se produzcan.
¿Qué opinión le merece la movilización en contra del plan de coeduación Skolae?
Hay un uso partidista del programa, y emerge una corriente política muy vinculada a la ultraderecha que nos habla de ideología de género, que defiende la misoginia abiertamente. Identificarse con ella parece que puede ser rentable para algunos partidos. Eso me preocupa. Como quien habla de alentar el racismo o la xenofobia. Más allá de que cuatro grupúsculos ultrarreligiosos se opongan, Skolae es un plan que reflexiona sobre el papel de la mujer en la sociedad. Y eso es muy importante. Cuando queremos pasar de la igualdad legal a la igualdad real nos encontramos con la derecha enfrente.
Esta semana víctimas de ETA y familiares de presos han escenificado la dificultad para cerrar las heridas provocadas por el terrorismo. ¿Tiene sentido la dispersión de presos sin una banda terrorista detrás?
Lo mejor que puede hacer la política es reconocer el sufrimiento de todas las víctimas, de cada una en su medida concreta. Es un sufrimiento muy individual, pero todos son sufrimientos y las personas que sufren merecen consideración. La dispersión de presos está contra los derechos humanos, lo han dicho todos los tribunales del mundo mundial. Y es una política de excepción que ya no tiene sentido, sobre todo porque perjudica a las familias, y eso no se debe permitir. Las políticas de dispersión tienen que desaparecer ya.
La memoria histórica ha sido uno de los impulsos políticos claros del gobierno cuatripartito. ¿Están satisfechos?
Sí, es una de las cuestiones que hemos impulsado en Navarra gracias a la mayoría de 26. Hemos hecho una reflexión que no se ha hecho en 40 años de democracia. Se ha podido rescatar a mucha gente que estaba en las cunetas, pero también ha dejado claro que en esta comunidad hay poderes fácticos que llevan 80 años siendo corresponsables, por mucho que hubiera Ley de Amnistía. Hemos vivido un silencio atronador relacionado con sus actuaciones. Y esa amenaza al status quo genera un ataque descarado hacia Podemos, que es pieza clave del cambio. Y a los herederos del franquismo no les gusta el cambio.