El coste, la falta de análisis de su utilidad y otras dudas sobre el Reyno Arena
El Gobierno de Navarra ha gastado, hasta la fecha, 54,3 millones en el pabellón Reyno Arena, una infraestructura deportiva y cultural multiusos impulsada en 2008, que se empezó a construir en agosto de 2009 y que, por el momento, sigue sin uso conocido y con unas obras sin rematar. Por ello, la Cámara de Comptos, que fiscaliza las cuentas públicas de Navarra, ha pedido al Ejecutivo que supere, de una vez por todas, esa fase de “provisionalidad” y busque la solución que “mejor” permita rentabilizar esa inversión, puesta en cuestión por la oposición en el Parlamento de Navarra.
Estas son algunas de las cuestiones que se recogen en el esperado informe de la Cámara sobre el Reyno Arena, que por el momento sigue sin fecha de estreno, ya que el Gobierno Foral ha alegado que solo abrirá la instalación cuando se superen los ingresos previstos. De ahí que otros partidos hayan acusado a UPN de intentar ganar tiempo con una infraestructura sin uso conocido (el candidato regionalista, José Javier Esparza, ha asegurado este viernes en que el proyecto seguirá adelante y se ha mostrado convencido de su utilidad), tras la desaparición del equipo de balonmano Portland San Antonio y la crisis del deporte de élite. Una de las cuestiones que se pedía en ese informe (solicitado por el grupo parlamentario de Izquierda-Ezkerra) era, precisamente, que Comptos planteara “posibilidades de gestión” del recinto, sobre cuya viabilidad ya había mostrado sus dudas el presidente de la Cámara, Heliodoro Robleda. Y el documento aclara, punto por punto, cuánto ha costado hasta ahora el ambicioso proyecto, para el que se llegó a barajar un presupuesto de 60 millones de euros (más otros 4 correspondientes a la urbanización), así como otras cuestiones sobre el pasado y el (posible) futuro del recinto. Estas son las principales.
¿Cuánto ha costado el Reyno Arena?
La pregunta clave. La oposición, en bloque, ya ha criticado que el Reyno Arena es un “monumento al derroche”, reflejo de una época de bonanza económica y de una operación demasiado ambiciosa (tiene una pista central para 10.000 personas, una auxiliar para 2.500 y un frontón con capacidad también para 2.500) todavía sin uso conocido. Hasta el momento, se había hablado de una inversión que superaba los 58 millones de euros y el debate no está tanto en el posible encarecimiento de la instalación (Comptos habla de desviaciones “mínimas y razonables” en la construcción, a pesar de que se llegó a prever su finalización para el primer trimestre de 2011) como el impulso del proyecto en sí, que fue considerado “prioritario” en el paquete de inversiones contemplado en el Plan Navarra 2012.
Comptos, en su informe, aclara que el Gobierno ha gastado hasta el momento 54,3 millones. Según los cálculos del Ejecutivo, aún faltan otros 6,2 millones por invertir (principalmente, en el edificio de federaciones, el museo del deporte y equipamientos, que incluyen los videomarcadores o las cortinas de aforamiento y redes) y, en 2015, se prevé un gasto de mantenimiento de 390.000 euros. Esta cifra podría ascender, según calcula Comptos, hasta 412.000.
¿Para qué sirve?
Mucho se ha hablado sobre los posibles usos del recinto. Su arquitecto, Carmelo Fernández, ya defendió que se trata de un pabellón multiusos al que se puede sacar rentabilidad, y empresas vinculadas a la promoción de conciertos o los partidos de pelota han destacado que, por su tamaño, abre la posibilidad de atraer actos diferentes, pero siempre de forma puntual e invirtiendo más en su publicidad. Sin embargo, sigue sin anunciarse una fecha de apertura. En su informe, Comptos destaca que, pese a que en su día sí hubo un estudio previo de necesidades por parte del Instituto Navarro del Deporte, no consta un análisis sobre la utilidad del recinto.
¿Cuál debe ser el modelo de negocio?
El consejero navarro de Políticas Sociales, Íñigo Alli, ha hablado de una colaboración público-privada, que permita organizar actividades de forma puntual, pero no los 365 días del año. Se abriría “a la demanda”. En su día, la empresa que estudió las posibilidades del recinto recogió usos deportivos, musicales y espectáculos y variedades; incluso hablaba de 80 actos al año a partir del quinto ejercicio en activo y entonces (entre el cuarto o el quinto año) arrancarían los “resultados positivos”. Ya se ha asegurado, en cualquier caso, que esas previsiones (de 2009) han quedado obsoletas. Entonces, se calculó que en esos primeros cinco ejercicios, el recinto podría atraer a entre 430.000 y 804.491 espectadoras y espectadores. En cualquier caso, desde el principio se estudió la posibilidad de que el modelo de negocio fuera tanto público como privado, y se apuntó a que el coste de la gestión podría rondar los 1,53 millones al año.
¿Y ahora?
El arquitecto, Carmelo Fernández, también aseguró recientemente que el gasto para echar a andar la infraestructura es mínimo. En el informe de Comptos se recoge, por ejemplo, que el gasto para que el pabellón pudiera acoger eventos sería un mínimo de 1,19 millones, correspondientes a equipamiento, labores de fontanería, carpintería o albañilería, entre otras cuestiones. Con este importe, ya podrían celebrarse partidos de pelota (pero no otras competiciones deportivas), conciertos en la pista principal, reuniones y eventos de gran aforo.
Con todo, Comptos pone sobre la mesa las posibilidades de gestión del recinto, incluidos el cierre o la enajenación, pero recomienda que, si el objetivo es una apertura puntual, se opte por una gestión pública, y si se procede a un funcionamiento total de la infraestructura, el Gobierno elija una gestión indirecta o mixta. La Cámara también se moja al pedir que se supere, de una vez por todas, la provisionalidad del edificio, pero advierte que, a la hora de buscar empresas privadas interesadas, parece difícil que estas se impliquen si, por parte de la administración, no hay “medidas de apoyo”. Es decir, un coste mayor que ya ha generado nuevas dudas entre la oposición.