“En el colegio habría que enseñar que la vida es un vaivén entre cosas buenas y malas”
Un 6% de los navarros consume de forma habitual fármacos contra la ansiedad y al menos un 14% admite haberlos utilizado alguna vez. Estas cifras son las conclusiones principales de una encuesta recientemente anunciada por la asociación de consumidores Irache, que señalaba además que esa cifra del 14% ha aumentado dos puntos con respecto al año pasado. ¿Los ciudadanos de la Comunidad Foral están deprimidos? ¿Cómo se diferencia la ansiedad del estrés? ¿La crisis ha disparado estos males? El psiquiatra y miembro del Departamento de Psiquiatría y Psicología médica de la Clínica Universidad de Navarra Adrián Cano Prous responde a estas preguntas mientras advierte del abuso habitual que se hace de estos medicamentos. “Me consta que tanto desde el Servicio Navarro de Salud como desde los centros privados cada vez se intentan recetar menos ansiolíticos, o en dosis muy controladas, y desviar los problemas de ansiedad a psicoterapia”, explica.
Un 6% de los navarros consume medicamentos para tratar la ansiedad, según una encuesta de consumidores Irache. ¿Le cuadran los datos?
Me cuadran perfectamente. En las escalas de fármacos más vendidos, en los primeros lugares siempre suelen estar los antidepresivos y ansiolíticos.
¿Pero no le parecen unos datos de consumo excesivos?
Son unos porcentajes elevados, sí. Puede haber dos causas. Una, que los médicos recetemos con demasiada facilidad fármacos para la ansiedad. Sobre todo cuando hay tratamientos tan efectivos o más, como las técnicas de relajación o la psicoterapia. Pero aquí también habría que preguntarse si nuestros dispositivos sociosanitarios están preparados para impulsar estas técnicas de relajación, cosa que creo que no se da. Y el segundo aspecto para estas recetas elevadas puede ser que las personas cada vez toleremos menos el sufrimiento, los avatares negativos de la vida. En cualquier situación que nos desborda recurrimos a fármacos ansiolíticos. Pensamos que así nos van a tranquilizar, en lugar de darnos cuenta de que es una cuestión pasajera.
También hay un mito sobre Dinamarca, por ejemplo, porque encabeza la lista de países más felices pero también está entre los que más consumen antidepresivos. ¿Es cierto?
Eso tiene su lógica, que está relacionada con las horas de luz. Se sabe desde siempre que la luz tiene una incidencia directa en esta materia, y en los países escandinavos hay una carencia de horas de luz. Además, esta no es tan intensa como en el sur de Europa. Eso hace que aumente el consumo de antidepresivos, a pesar de sus estándares tan buenos de calidad de vida.
Por esa lógica, entonces, ¿el verano es mejor o peor para la ansiedad?
En verano pueden darse dos fenómenos. Por un lado, convivimos más con la familia y, aunque parezca mentira, tener más tiempo para dedicarlo por ejemplo a la pareja o los niños es un foco de ansiedad y de estrés. Y, por otro, también hay mucha gente en España que lo pasa mal y que en verano ralentiza esa sensación de estrés, porque tiene acceso a un trabajo temporal. Pero es luego, en otoño, cuando se da la ansiedad anticipatoria, cuando se anticipa lo que va a venir y entonces se pueden dar síntomas de esa ansiedad.
¿Y cuáles son los más habituales?
Nervios, temblores, taquicardia y alteraciones del sueño, que son una de las causas fundamentales.
¿Habla del síndrome postvacacional?
No, es distinto. El síndrome postvacacional tiene más que ver con la apatía, con un proceso de adaptación a una situación novedosa que necesita el ser humano.
¿Abusamos de los fármacos contra la ansiedad?
Efectivamente. En cambio, habría que empezar a trabajar en la psicoeducación desde el colegio. Se trata de fomentar la responsabilidad, el compromiso, el sacrificio, el asumir que en la vida hay cosas muy buenas y cosas muy malas, que es un vaivén continuo en el que, a veces, toca asumir cosas estupendas y, en otras, cosas malas.
¿Falta equilibrio?
Sí. También hay que tener en cuenta que la ansiedad puede ser buena, porque al final es un mecanismo interno del cuerpo que nos protege, que nos ayuda a enfrentarnos a las situaciones de la vida. El problema es el estrés, que surge cuando hay una descompensación entre lo que nos piden y lo que creemos que podemos dar. Eso dispara la ansiedad. Y, ante una situación de estrés, ahora a menudo se acude al médico de cabecera, se puede llegar al psicólogo o al psiquiatra, y, al final, se les presiona diciendo que la situación es insufrible…
Pero, si un médico no receta un fármaco y sí psicoterapia, ¿el paciente no puede pensar que no se toma en serio su enfermedad?
No lo creo así. Además, ahora cada vez el porcentaje de casos de ansiedad que se desvíen a psicoterapia o técnicas de relajación será mayor.
¿La crisis ha disparado los casos de ansiedad?
Cuando hay algún factor estresante de fuera, que genera una situación de inestabilidad que te hace sentir más incómodo, como el paro o los problemas económicos graves, de falta de dinero, de comida, de pagos… es lógico que la sensación de vulnerabilidad personal se incremente, y eso hace que se acuda más al médico y se incremente el uso de psicofármacos. La mayoría sirven para inducir el sueño.
¿Tan importante es dormir bien?
Sí, sí. En psiquiatría y psicología está muy claro que las funciones básicas para el ser humano son comer bien y dormir bien.
El actor Robin Williams recientemente se suicidó, al parecer precisamente por problemas con la depresión. ¿Este tipo de muertes tan mediáticas al final generan alarma o sirven para poner el foco en este tipo de enfermedades?Robin Williams
Este tipo de noticias tan alarmantes, tan mediáticas, provocan dos efectos: a los psiquiatras nos ponen alerta y nos generan desasosiego, por el miedo al suicidio por contagio. Pero también es verdad que hay muchas personas que presentan un cuadro de depresión, y estas noticias dan luz a que, efectivamente, hay un problema en la sociedad.