Una propuesta artística para vivir la violencia machista en primera persona

¿Cómo te sentirías si en el juicio del asesinato de tu propia hija te preguntaran si “era ligona”? ¿Qué harías si con 14 años le confesases a tu madre que te gustan las chicas y ella misma te llamase enferma? ¿Cómo reaccionarias si intentaran imputarte por el intento de aborto de un niño que en realidad no querías tener?

Olvidar todo lo que eres e intentar ponerte en la piel de la otra son los únicos dos requisitos para revivir en carne propia los testimonios de 28 mujeres, víctimas y sobrevivientes de diferentes formas de violencia machista a través de la propuesta artística Memoria Eraikiz, que estará disponible en el Arenal de Bilbao hasta el 24 de febrero. 

Postrado en camillas de hospital, mirando al techo y con auriculares para poder oír cada una de las voces de estas mujeres que relatan de una a una su historia, el público es testigo del sufrimiento, impotencia y, algunas veces, salvación de las protagonistas. Se trata de la exhibición que la ONG vasca Mugarik Gabe junto con Hortzmuga Teatroa han realizado. 

“Esto te hace sentir que realmente es una lucha importante y que tenemos que seguir adelante. Como eres madre todavía piensas que puede ocurrir, yo soy madre de un chaval y cuando me me suele decir que a él también le puede pasar le digo que sí, pero que él se puede defender”, cuenta Conchi García, de 55 años aún entre lágrimas tras el shock que genera el viaje por cada una de las historias. 

Las 28 mujeres han vivido en realidades y escenarios totalmente diferentes. Provienen de El Salvador, Colombia, Guatemala, Euskal Herria y España, y sus historias están recogidas en la investigación “Flores de Asfalto. Causas e impactos de las violencias machistas en la vida de mujeres víctimas y sobrevivientes de violencias machistas” realizada por Mugarik Gabe. 

“Más que la historia hemos querido visibilizar los sentimientos y sensaciones que vivieron cada una de ellas. Utilizamos la palabra sobrevivientes, porque han logrado hacer frente de forma activa a esa situación y utilizamos la palabra víctima, porque en algunos de los casos han sido asesinadas”, han explicado Joana Etxano, de Mugarik Gabe y Nerea Lorente, de Hortzmuga Teatroa. 

A cada visitante se le da un pase que contiene un número. Ese número corresponde a una de las 28 camillas de hospital en las que tendrán que tumbarse. Mientras escuchan a las protagonistas, una bailarina vestida de médica se pasea por cada una de las camillas. Mira fijamente a algunos, mueve la camilla de otros hasta el centro de la sala y realiza bailes con una tela blanca que muestran la asfixia y el acorralamiento que viven estas mujeres en este tipo de situaciones. 

“Ha sido un puente de empatía, una realidad más allá de los datos. Descubres una cosa que se está dando, porque lo identificas claramente, está sucediendo. La historia de la chica que intenta abortar y al final le producen el aborto con las mismas pastillas con las que quieren generar una acusación contra ella. Hay situaciones que son aterradoras y al mismo tiempo absurdas”, ha indicado Mikel, quien ha preferido no dar su verdadero nombre.  

El objetivo de abarcar situaciones de distintos contextos sociales, educativos, económicos o territoriales es mostrar que la violencia machista es una realidad que ocurre en cualquier entorno. Para así, reconstruir una memoria colectiva y compartir una parte de la historia de estas mujeres que buscan justicia y que lo que ellas vivieron o todavía viven no se vuelva a repetir.