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“Los mercados reparten mejor la riqueza si los dirigen gente honesta”

La catedrática Mari Carmen Gallastegui. Foto: euskonews

Eduardo Azumendi

Para Mari Carmen Gallestegui (Bergara, 1945), catedrática de Teoría Económica y directora de la unidad de economía ambiental de la Universidad del País Vasco, valores como la honestidad, lealtad y solidaridad son indispensables para que los mercados y los sistemas económicos en general funcionen de una manera estable. Durante su conferencia ‘El fracaso del modelo económico: ¿La hora de la ética?’, impartida en Vitoria, la profesora recalcó la idea de que el actual modelo económico está basado en conceptos que siguen siendo útiles como eficiencia, productividad, competitividad o derechos de propiedad, pero la idea es que eso no es suficiente.

Pero, ¿qué papel puede jugar la ética cuando se habla de mercados, economía globalizada o macroeconomía? “El modelo económico de Europa se ha basado en la eficiencia, la competitividad, los derechos privados, los menores costes posibles….Ser productivos y eficientes está bien, pero eso no garantiza por si solo que los bienes se vayan a repartir de una manera equitativa, de acuerdo a las necesidades existentes en la sociedad. Por eso, ya no podemos limitarnos a un modelo económico que solo se ocupe de la eficiencia, tiene que ser equitativo para que haya progreso y crecimiento. Ya no vale hablar de eficacia; es preciso hablar de valores. Los mercados reparten mejor la riqueza si los dirigen gente honesta”.

Se trata de proteger los derechos y no solo los intereses, según la catedrática. “Hay que ser conscientes de que los derechos a proteger van cambiando, van evolucionando. En estos momentos, el bienestar humano está íntimamente relacionado con la sostenibilidad del planeta. Debemos ser solidarios con las futuras generaciones, que, al menos, les quede lo mismo que a nosotros. Los recursos no son infinitos, por eso tenemos que proteger y cuidar los activos ambientales”.

Gallastegui asegura que no es suficiente que la economía crezca para elevar el nivel de vida de los ciudadanos porque la crisis ha propiciado que las desigualdades en materia de riqueza y de renta hayan aumentado. “Para que la distribución de la renta sea mejor ya no se puede confiar en el mercado. Es necesario garantizar la decencia. Es decir, respetar las leyes, ser solidarios, leales, honestos. Son valores fundamentales. La sociedad tiene que comprender que nada va a funcionar bien si no se erradica el fraude, la corrupción y se impone una manera honesta de hacer las cosas”.

Según Gallestegui, todos “sabían, en mayor o menor medida, que se estaban produciendo desmanes. Peor es cuando han ido peor las cosas, cuando la sociedad más ha empezado a preocuparse de que la redistribución debe ser más justa. No se puede hacer la vista gorda por más tiempo a la falta de honestidad. Todos deben pararse a pensar si la ética debe jugar un papel importante tanto en comportamientos individuales como colectivos y de las instituciones públicas”.

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