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Una testigo acusa a Sánchez Robles de presionarla por teléfono

Oro Ochoa de Eribe, delante de Sánchez Robles y otros acusados, durante el juicio del 'caso De Miguel'

Iker Rioja Andueza

Como ocurrió la pasada semana, la sesión del juicio del 'caso De Miguel' de este martes tampoco ha sido buena para Xabier Sánchez Robles, protagonista a su pesar de esta fase del macroproceso centrada en las contrataciones presuntamente irregulares que salieron entre 2005 y 2009 desde su Dirección de Juventud y que beneficiaron a tres empresas de la trama controlada por el ex 'número dos' del PNV de Álava, Alfredo de Miguel, que ha reaparecido en el banquillo de los acusados en esta jornada. Una testigo, la que fue funcionaria-jefa de Juventud durante buena parte de aquella época, Oro Ochoa de Eribe, ha acusado directamente al excargo del PNV de presionarla por teléfono en el pasado, concretamente cuando fue citada por el Parlamento en el marco de la comisión de investigación que en 2011 se desarrolló en torno a este caso.

Ochoa de Eribe, en el arranque de una larga declaración de casi tres horas, ha explicado que recibió en 2011 una llamada telefónica en su puesto de trabajo en la Administración. Era Sánchez Robles y le ofrecía su colaboración para ayudarle a preparar la comparecencia ante los comisionados del Parlamento. Aparentemente, le aseguró que tenía posibilidad de facilitarle las preguntas que se le iban a hacer. “Sé que vas a ir al Parlamento y yo te puedo ayudar”, ha contado Ochoa de Eribe que le dijo el que fuera director de Juventud, entonces ya imputado en la causa y que ahora se expone a 18 años de cárcel por estos hechos.

“Yo le dije que no se comunicara conmigo nunca más”, ha añadido para recordar que desde que separaron sus caminos como colegas en Juventud apenas se han cruzado en una ocasión. “Él me saludó y yo justo moví la cabeza”, ha puntualizado Ochoa de Eribe, familiar lejana también de otro de los acusados en este juicio, el exdirigente del PNV Aitor Tellería, con el cual ha dicho no tener trato “ni en el pasado, ni en el presente”. Tampoco lo tendrá “en el futuro”, ha apostillado ante la atenta mirada del aludido, presente junto a De Miguel en la primera fila del banquillo.

Ochoa de Eribe ha mostrado su temor de que Sánchez Robles haya intentado de nuevo dirigirse a ella de cara a su comparecencia en el juicio. “Tengo llamadas perdidas en el móvil de un número desconocido. No las he devuelto por si acaso podía ser él”, ha abundado. El letrado del aludido, Javier Beramendi, ha querido remarcar que después de aquella comunicación coincidiendo con la citación en el Parlamento Ochoa de Eribe compareció en el juzgado llamada por el instructor de la investigación, Roberto Ramos, dando a entender que entonces no hubo ningún problema. No obstante, esta declaración ha sido un mazazo para Sánchez Robles.

Sánchez Robles pidió ayuda para Errexal

Más allá de estas aseveraciones, Ochoa de Eribe ha cuestionado el “estilo” de Sánchez Robles al frente de Juventud y ha repetido varias veces que se sintió “puenteada”. “No aceptaba propuestas técnicas mías y sé de otras personas que me lo han certificado antes de que viniera”, ha indicado para añadir que “nadie tenía opción” de decidir a qué empresas se contrataba. “Si me hubieran dejado hacerlo a mí, yo no se lo habría dado siempre a los mismos”, ha respondido preguntada por si había un trato de favor por parte de Sánchez Robles hacia Errexal, Kataia Consulting y Ortzi Muga, que lograron unos 210.000 euros por trabajos que no consta que realizaran.

En referencia a ello, ha subrayado que en los contratos concretos en que ella sí era la responsable directa consta toda la documentación y se hizo seguimiento hasta que se cumplimentaron. Era una posible respuesta al escrito de defensa de Sánchez Robles. En él se culpa abiertamente a Ochoa de Eribe de las posibles irregularidades en el área de Juventud.

La testigo ha llamado la atención también de que Iñaki San Juan -exconcejal de Leioa y amigo de De Miguel y administrador de Errexal- no era un desconocido en las oficinas de Juventud en el Gobierno vasco, adonde acudía en algunas ocasiones “de una fecha en adelante”. Ha reiterado en el juicio un detalle que ya reveló en la fase de instrucción, que Sánchez Robles le pidió que echara una mano a San Juan para darle de alta en el registro de contratistas de la Administración de modo que tuviera más sencillo “trabajar” con el Ejecutivo. “Fue la primera y la única vez que he hecho semejante cosa”, ha aseverado. ¿Qué argumentos le dio el director? “No era su estilo dar explicaciones”.

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