Qué será, será...

Uno que tiene una edad, recuerda a Doris Day cantando esa canción en la película remake de Hitchcock El hombre que sabía demasiado. Algo así les pasa a los analistas políticos ante la configuración del próximo gobierno foral. Los hombres y mujeres que saben demasiado se pueden equivocar mucho. Son malos tiempos para los expertos porque en los nuevos tiempos la experiencia pasada de poco sirve.

Apenas quedan seis meses para que se disuelva el Parlamento de Navarra y se convoquen elecciones forales. Unos comicios inéditos ante una legislatura inédita. Han sido cuatro los partidos-coaliciones responsables de gobernar. La ciudadanía tendrá que evaluar su gestión, sus éxitos, sus fracasos. También las ideas y señales políticas que nos han trasmitido.

Desde un principio, se asumió que gobernar entre cuatro partidos era una tarea ardua. Sin embargo, el deseo ciudadano de cambio, después de tantos años de gestión de UPN, fue la palanca que lo impulsó. Hasta el PSN-PSOE, sin participar en el gobierno, se abstuvo en la investidura de Barkos. El deseo de desplazar lo anterior fue el cemento que cimentó el gobierno. Un cemento que ha aguantado a las múltiples presiones, externas e internas, habidas en esta legislatura.

Por otro lado, hay que recordar que la candidata a la Presidencia jugó fuerte y consiguió que el gobierno no fuera de coalición al uso; más bien un gobierno presidencialista con influencia partidaria. De hecho, recientemente Barkos ha declarado que probablemente la fórmula gubernativa ya no será la misma; más bien de coalición.

A seis meses de acabar la legislatura, podemos afirmar que el Ejecutivo ha cumplido en su función de gestión pública. Además, ha logrado desarrollar determinadas políticas acordadas en su programa; más allá de la valoración que cada uno tenga de las mismas.

Ha sido un gobierno favorecido por el crecimiento económico cuyos estabilizadores automáticos han funcionado a la perfección (crecimiento de empleo, aumento de ingresos fiscales, tendencia al equilibrio presupuestario...)

La Presidenta hace tiempo anunció que, a medida que se acercaran las elecciones, la relación entre los cuatro partidos (ya, cinco) se iba a acidular. Como así ha pasado. Las discrepancias internas han aumentado en torno al TAV, Rozalejo, Política lingüística, Plan Empleo... Así, tras las elecciones habrá que contemplar cómo se resintonizan las fuerzas que han compartido responsabilidad de gobierno.

Otra de las claves a futuro será el papel que defina el PSN-PSOE desde su nueva posición de dirección en el Gobierno de España. La moción de censura del PSOE concitó una heterogeneidad de fuerzas políticas.  Muchas de ellas, le seguirán siendo necesarias para futuros gobiernos de España y quizás de Navarra. El PSN-PSOE ha hecho una apuesta por liderar el gobierno de Navarra. Necesitará de un fuerte ascenso electoral para lograrlo. Pero incluso desde una posición menor, su espacio será otra clave para la formulación del nuevo gobierno.

Donde más problemas existen es en la alternativa desde la derecha o centroderecha. La previsión más optimista para ellos de suma entre las fuerzas de ese espacio (UPN-PP-Cs) no alcanza, ni de lejos, los 26 escaños necesarios. Por lo que es poco probable un gobierno de esas características.

En definitiva, son tantas las incertidumbres que sólo el paso del tiempo electoral conseguirá acertar el futuro del próximo gobierno. Dejemos a Doris Day que siga cantando Qué será, será... hasta que la ciudadanía se pronuncie. Posteriormente, los diferentes partidos negociarán desde la necesidad que la aritmética les imponga. Los números de votos y escaños son los que mandan.