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La inhabilitación de la concejala de Bildu por colaborar con ETA puede alterar las mayoría en una votación trascendental

Amaia Izko, de Sortu

Amaia Otazu

La concejala de EH Bildu en el Ayuntamiento de Pamplona, Amaia Izko, ha sido condenada a un año y medio de prisión -que no cumplirá por carecer de antecedentes- y tres años de inhabilitación para el ejercicio de un cargo o empleo público, tras reconocer este lunes en el macrojuicio en la Audiencia Nacional -han sido juzgados 47 abogados- que actuó bajo las directrices de la organización terrorista ETA para mantener a los miembros del EPPK (colectivo de presos) políticamente activos en las prisiones. Amaia Izko ha aceptado dicha acusación tras haber llegado a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía, con lo que reduce sustancialmente su condena.

La concejala de la coalición abertzale deberá abandonar su cargo como edil, aunque no lo hará hasta que la sentencia “sea firme y esté notificada en tiempo y forma”. Así lo ha afirmado Joseba Asirón, exalcalde y portavoz de EH Bildu en el consistorio, que considera que Izko se ha declarado culpable porque “ha tenido que elegir entre declararse inocente e ir once años a prisión, o declararse culpable y no entrar a la cárcel”. Asirón ha respondido así al actual alcalde, Enrique Maya (Navarra Suma), que ha exigido la inmediata dimisión de Amaia Izko como edil. El regidor municipal entiende que Amaia Izko “no puede ni debe continuar ni un minuto más como concejala” tras haber sido condenada, e insiste en que la dimisión debe producirse ya, “sin esperar a ningún trámite judicial”. 

Consecuencias inmediatas de la dimisión

En una segunda lectura de lo acontecido, ambos cargos públicos se acusan mutuamente de querer influir en la elección del futuro presidente o presidenta de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (MCP) -actualmente es Aritz Ayesa, de EH Bildu-. El próximo 26 de septiembre se elegirá a la persona que va a ocupar la presidencia de dicha entidad con los votos de los 54 representantes públicos designados para tal efecto: los 27 concejales del Ayuntamiento de Pamplona y otros 27 del resto de consistorios de la comarca. 

La cuestión cobra especial relevancia teniendo en cuenta el elevado presupuesto que maneja la Mancomunidad -se calcula que supera los 120 millones de euros anuales-, que gestiona servicios públicos para casi 370 000 personas repartidas en 50 municipios. En principio, no existen mayorías suficientes para que alguno de los grupos municipales se asegure la presidencia, aunque parece claro que EH Bildu y Navarra Suma van a disputarse el cargo. En total, Navarra Suma cuenta con 22 votos, mientras que la coalición abertzale tiene 13. Si Amaia Izko dimite antes de la asamblea, EH Bildu se quedaría con 12 votos. A estos asambleístas habría que sumar los votos de los integrantes independientes (8), los del PSN (7) y los de Geroa Bai (3). De ahí que sea fundamental el voto de los independientes, y que los partidos se aseguren los máximos votos posibles.

La lucha entre ellos por influir en las mayorías y minorías salidas de las urnas viene de lejos. La polémica arrancó con la cesión de la alcaldía de Huarte -en manos del PSN- a EH Bildu, que ganaba así un voto en la asamblea de la Mancomunidad, que debería haberse celebrado a finales de agosto. Poco después, los grupos municipales de la oposición -Geroa Bai, EH Bildu, PSN- en el Ayuntamiento de Pamplona pidieron a Maya que convocase un pleno extraordinario para poder sustituir a dos concejalas (de Geroa Bai y PSN que ejercen ahora en el Gobierno de Navarra) y contar con sus dos votos. El regidor municipal trató de agotar los plazos legales para convocarlo a la espera de que el actual presidente de la Mancomunidad -Aritz Ayesa- convocase la asamblea constitutiva. Una maniobra que no sirvió de nada porque Aritz Ayesa ha convocado dicha asamblea para el 26 de septiembre, dos días después de que se termine el plazo para celebrar el pleno extraordinario. Así, las fuerzas de los grupos municipales permanecen invariables: todos cuentan con los votos que obtuvieron en las urnas. Si Amaia Izko dimite antes de que se celebre ese pleno extraordinario o la propia asamblea de la Mancomunidad, su sustituto solo podría recoger el acta de concejal y hacer uso de su voto si Navarra Suma accediese a convocar otra sesión plenaria extraordinaria. 

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