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Desde el movimiento ciudadano al Parlamento: otra manera de hacer política (segunda parte)

Se cumplen dos años de la movilización por la España Vaciada en Madrid.
10 de abril de 2021 22:04 h

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“Prometo cumplir la Constitución para exigir el equilibrio territorial recogido en los artículos 138 y 139 y evitar que tengamos una España desarrollada y una Vaciada”. Esta era la fórmula con la que, hace quince meses, prometíamos nuestros cargos en las Cortes Generales los parlamentarios de Teruel Existe: la senadora Beatriz Martín, el senador Joaquín Egea y yo mismo como diputado.

Por primera vez en la historia política española, ante la sorpresa general sobre lo sucedido en Teruel, una agrupación de electores conseguía ganar las elecciones en una provincia y lograba representación en las dos cámaras.

El movimiento ciudadano Teruel Existe ha sido durante más de 20 años el altavoz, entusiasta y desacomplejado, de las reivindicaciones de una provincia que, atravesada por el enorme problema de la despoblación, quedó aislada por las políticas históricas de infraestructuras y se siente desasistida por las administraciones. Teruel Existe ha reclamado en las calles, no solo de ciudades y pueblos de Teruel, sino de capitales como Zaragoza, Madrid, Valencia y Bruselas; en cualquier lugar donde entendía necesaria la visualización de nuestras reivindicaciones. Ha construido un relato honesto para señalar las carencias de las condiciones de vida de los habitantes de sus comarcas; sumando unas reivindicaciones justas, conocidas en muchos despachos, aunque sepultadas en sucesivos programas y promesas electorales.

Como continuación de ese espíritu, como un acto reivindicativo más, el movimiento ciudadano decidió presentarse a las elecciones generales de noviembre de 2019. Desde el convencimiento de que si la política no la haces, te la hacen y que a la provincia de Teruel no le quedaba mucho tiempo para cambiar la deriva a la que estaba abocada. Las proyecciones estadísticas marcan una tendencia persistente: se agrava la despoblación y se incrementa la severidad de los problemas de envejecimiento y reto demográfico en la provincia de Teruel. Frente a ese escenario de datos dramáticos, muchos dirigentes y responsables políticos, lejos de rebelarse ante la situación y enfrentar los problemas, los utilizan como excusa para seguir recortando prestaciones y servicios públicos, en lugar de proponer soluciones. Recortes que aceleran la pérdida de población y que dificultan la recuperación demográfica agravando el aislamiento.

Nos enfrentamos a un círculo perverso, en el que las causas y consecuencias de la despoblación se encadenan y se entremezclan en un continuo cruce de reproches entre los políticos. Una discusión irreflexiva, sin horizonte, que en nada favorece la resolución de los múltiples problemas. Actualmente podemos certificar que muchas de las políticas, numerosas medidas que los partidos políticos en los gobiernos han implementado, fracasaron o tuvieron una eficacia muy limitada, y ante ello optaron primero por desdeñar el problema, para después olvidarse de él.

A lo largo de 2020 y durante el primer trimestre de 2021, un tiempo marcado por una pandemia histórica, cuya evolución nos llena de incertidumbres para los meses venideros, y la consecuente crisis económica, se ha evidenciado el valor de la presencia y del trabajo de senadores y diputado para contribuir a la sensibilización de la sociedad sobre la despoblación y sus gravísimos efectos; para fortalecer la visualización mediática y social de un problema que había permanecido prácticamente oculto.

Del mismo modo creemos que se ha constatado la eficacia de otra forma de estar en política. Nuestro compromiso y seriedad, nuestra disposición a escuchar y sumar ideas, están siendo reconocidos por todos y valorados por muchos. Entendemos que un político se debe a los votantes que lo eligen y es con ellos con quienes está comprometido, a quienes debe representar y defender, sin perder en ningún momento la importancia del proyecto común de país del que todos participamos. Lo han expresado mejor que yo dos personalidades de la política española. El ministro de Universidades, Manuel Castells, al afirmar que “Teruel no es solo Teruel, es también la España Vaciada, y con su movimiento social pusieron en el mapa este problema”. En una línea distinta, en el marco del debate de los Presupuestos Generales del Estado, Manuela Carmena señalaba en una tertulia de la Cadena SER, en contraposición a la mera lucha por el poder de otras fuerzas, la contribución de las enmiendas de Teruel Existe, que “hay una representación que se atisba que sería más bien por proyectos, más que por partidos políticos. Y esto es un poco Teruel Existe, no es un partido político como tal, es un proyecto”.

Somos una agrupación de electores transversal, cuyo afán y objetivo es representar a la provincia de Teruel y conseguir un cambio sustancial en el futuro de este territorio. Pero no somos localistas, defendemos que existe una “España Vaciada” y que no solo es la suma de reivindicaciones territoriales desde diferentes comarcas y provincias, que revelan un malestar histórico. No solo es eso. La España Vaciada es también la forma para denominar a un fenómeno social y territorial que, en Aragón y en España, ha adquirido carácter estructural, cuyo efecto más dramático es la despoblación. Estamos ante el problema esencial de muchos territorios españoles, por lo que debe ser una cuestión de Estado, cuyo origen viene del olvido del medio rural y de la postergación de las pequeñas ciudades, en beneficio de los espacios metropolitanos y las áreas de turismo masivo.

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