Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Para combatir los coronavirus, ¿qué elegiría? ¿decencia o trampas?

Control para detectar coronavirus en un aeropuerto.

Rosa María Artal

35

Las andanzas del coronavirus copan las informaciones de los medios, pero España alterna el temor a la pandemia con las preocupaciones locales que perturban a la derecha, obviado tropelías de enorme entidad. Hay informadores que se levantan por la mañana y se dicen ¿qué es lo que más me inquieta y más le puede interesar, por tanto, a la audiencia? Y concluyen que nada supera al hecho de que Oriol Junqueras vaya a salir tres días a la semana de la cárcel. Es lo que realmente afecta a sus vidas. Ni media palabra dicen de la escandalosa conducta de Ciudadanos que tenía a sueldo a un miembro de la Junta Electoral Central, Andrés Betancor. En esa doble actividad dictó y resolvió reclamaciones del partido y firmó cientos de resoluciones que afectaban a la formación que le pagaba. Andrés Betancor también votó en contra de que la Junta Electoral Central censurara una entrevista de Inés Arrimadas en ABC durante la jornada de reflexión de las últimas elecciones catalanas.

Betancor participó en todos los acuerdos de la JEC contra Carles Puigdemont, Toni Comin, Clara Ponsati y Quim Torra. En Ciudadanos no lo han negado –porque existe constancia– les da la impresión de que es legal, comentan, y afirman que no afecta a su independencia. Y es que para que un escándalo lo sea, precisa que perturbe conciencias y en este país hay gente que la tiene muy escondida.

Pero no hablemos de moral, lo sucedido con el juez y parte de Ciudadanos es un hecho de enorme trascendencia, que debería plantear una causa general sobre cómo ha afectado al procés y a las elecciones catalanas y europeas. Quim Torra ya ha presentado una denuncia. Enjuiciar este grave asunto debería ser una exigencia de la democracia.

Añadamos también las legislativas, con puntos modificados por la Junta Electoral Central, a petición del PP y a menudo de Ciudadanos. Recordemos cuando Pablo Casado anunció que la JEC había falladoen contra de que Junqueras fuera eurodiputado. Y cuando, después, el líder popular fue el primero con contar que la JEC inhabilitaba a Junqueras como eurodiputado. Y cuando el propio Casado presumió de haber conseguido que Quim Torra perdiera su escaño gracias a la Junta Electoral Central. El colofón llegó con la JEC proponiendo dejar sin sanción al PP por enviar millones de SMS en campaña. Y eso mientras inhabilita a Quim Torra por colgar un cartel con lazos amarillos. Que por eso ha sido.

Nos infectan amenazas de diversa etiología. Desde el coronavirus oficial al virus fascista, pasando por el de la desfachatez y el de la idiocia. Esta sociedad engulle unos sapos que más parecen salamandras. Y no se digieren en salud. Algunos dicen que muchos ciudadanos no se enteran. Desde luego, si cada día se desayunan con Junqueras, almuerzan con Venezuela, y cenan con todos los males que achacan los medios de la derecha al gobierno progresista, igual permanecen impermeables a la información que les atañe. Por desidia.

Toda selección de noticias implica un orden de prioridades subjetivo. En la historia del periodismo solía primar el interés general, pero ahora las noticias tienen marca de la casa y no se comparten tanto ni por esa causa superior. Era vender vino sin botellas, como dijo John P. Barlow, pero ya no, ahora vienen envasadas y con etiqueta. Y es imprescindible descorchar y servir venga de donde venga cuando atañen a todos. En mi caso, procuro hacerlo.

Preocupados porque políticos independentistas obtienen permisos carcelarios, no reclaman atención para condenados por corrupción que salen e incluso para los que no han llegado ni a entrar. Ninguna sociedad medianamente decente hubiera consentido la labor de las cloacas del Estado del PP y de sus voceros. El comisario Villarejo robando documentos estratégicos a Podemos que ha intervenido la Policía, no es una entelequia, y que luego fueron divulgados en dossieres falsos por algunos llamados periodistas. Ese comisario usado por varios partidos, por empresas, hasta por familias mediáticas, nos envilece como país si se acepta como un mal incurable. Toda la mugre que emana ese pozo nos afecta a todos, independientemente del partido que haya sido víctima o del medio que lance la exclusiva.

Debería dar mucho que pensar ver a Eduardo Inda, a Felipe González, al propio Villarejo, preocupados por si el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, forma parte de una comisión del CNI. Dicen que afecta a la seguridad. ¿De quién? ¿Los miembros del PP y del PSOE en esa comisión no afectaban a la seguridad y él sí?

Si seguimos el recorrido por lo intolerable, tenemos a un sacerdote, profesor de ética y moral en Toledo, acusado de abusar de la hija de su amante. Además de no respetar el celibato al que se comprometió, hacía pasar a la hija de su amante, de 14 años, por su despacho parroquial para ser penetrada cada 15 días. Y ahí tienen al poco ejemplar cardenal Cañizares diciendo: “No vamos a negociar sobre la clase de Religión, sino a exigir los derechos de los padres”. Preocupan esos padres que no exigen decencia en los educadores, que piden un pin parental y no es para los abusos. Y, mientras, también costeamos con dinero público entregado a la Conferencia Episcopal, estas insidias.

La vida sigue… de momento. Vemos a gente aterrorizada alrededor y tal angustia puede matarles. La actualidad nos brinda, precisamente, una prueba de fuego para calibrar lo que de verdad importa. El coronavirus ha irrumpido en nuestras vidas produciendo grandes alteraciones: bajan las bolsas, va a cambiar el comercio, las costumbres, el ocio, los viajes, igual cierran hasta empresas; arruinará a unos y con seguridad enriquecerá a otros, sube el oro como valor refugio –está en su cotización más alta en toda la historia 1.500 euros la onza. 49 euros el gramo–. Está sacando a flote también lo peor del ser humano. Al punto de haber sustraído del Clínico de Valladolid unas 5.000 mascarillas y decenas de botes de gel de lavado de manos, que deja sin protección a quienes sí lo necesitan.

No es el coronavirus, es la histeria y la perspectiva de futuro con la histeria. La OMS ha elevado a “muy alto” el riesgo de expansión, que no la mortalidad. Si usted lo creyera letal, ¿qué consideraría realmente importante para su hora de la verdad? ¿Que Junqueras salga de la cárcel tres días o contar con una sociedad adulta, un periodismo que informe, una justicia imparcial y un gobierno competente y resoluto? Ante un temor supremo, qué elegiría ¿decencia o trampas?

Pues hay ciudadanos que nos sentimos permanentemente asediados por los virus de la desvergüenza y la estupidez, háganse idea.

Etiquetas
stats