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España asusta a Europa y los periódicos ponen a Rajoy en la picota

Carlos Elordi / Carlos Elordi

De lo que ya no podemos quejarnos los españoles es de que no se nos tenga en cuenta en el extranjero: porque nuestro país o, mejor, nuestros males llevan mucho tiempo en las primeras de los diarios de referencia del mundo. Pero la tendencia se ha fortalecido en los últimos días, justo en las vísperas del inicio de las que todos los analistas consideran que serán “las dos semanas cruciales para el futuro del euro” y en las que lo que se decida sobre nuestro país, y, en menor medida de intensidad, sobre Italia, va a determinar el enfoque general de la política europea para salvar, si es que ya se puede, la moneda única.

Las dos semanas de marras empezarán este jueves con la reunión del consejo del BCE. No hay pronósticos al respecto. Los especialistas no saben lo que va a ocurrir y no se descarta que en este primer capítulo –al que seguirán las distintas cumbres programadas en Bruselas-- se produzca ya la ruptura abierta entre las dos posiciones que desde hace meses se enfrentan en Europa: la de quienes piden “generosidad” con los países que están al borde del abismo (con España a la cabeza) y la de quienes se resisten a poner sus fondos para salvarlos. Mario Draghi, el presidente del BCE, parece haberse alineado con los primeros. Alemania y Finlandia encabezan a los segundos, seguidos de Holanda y Austria. more

Frente a las benevolentes afirmaciones oficiales, Angela Merkel aún no se ha definido claramente en ese debate. Su ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, ha manifestado en estos días claras renuencias a las compras de deuda. El presidente del poderoso banco central alemán (Bundesbank), Jens Weidmann, ha ido más allá y prácticamente ha propuesto que los países que no puedan cumplir con sus compromisos se preparen para abandonar el euro. Y como la señora Merkel le ha llamado la atención por ello, Weidmann ha amenazado con dimitir. El envite ha sido tan fuerte que hasta un diario tan poco propenso al hiperpatriotismo como el Süddeustche Zeitung le ha pedido que se quede.

Las posiciones del presidente del Bundesbank conectan con las actitudes mayoritarias de los ciudadanos de su país. El pasado jueves, un sondeo del Financial Times concluía que el 57% de los alemanes cree que lo mejor es que Grecia abandone el euro antes de que se le dé un euro más.

Pero el asunto que sobrevuela y condiciona todos los movimientos de los políticos alemanes (y los de otros muchos sitios) es la sentencia que el 12 de septiembre emitirá el Tribunal Constitucional alemán sobre la legalidad de la participación de su país en el Mecanismo Europeo de Solidaridad. Si fuera negativa (una hipótesis que el citado Schäuble, con más optimismo que con datos, acaba de descartar), Europa volvería al caos de hace dos años, cuando tuvo que improvisar la manera de evitar la quiebra de Grecia.

Todo eso y algunas cosas más (como la posibilidad de que los euroescépticos socialistas holandeses ganen las elecciones ese mismo 12 de septiembre) o que la economía francesa empeore aún más, o el riesgo de que los finlandeses rompan por su cuenta, tal y como han amenazado, la baraja del euro) es lo que se debate en los despachos, sin periodistas delante. Pero, como asunto prioritario y de forma apabullante, lo que aparece en la superficie es el temor de que la cada vez más acelerada marcha de España hacia el abismo rompa cualquier componenda y se lleve por delante buena parte del montaje europeo.

El New York Times, el diario norteamericano que sigue más de cerca la peripecia de nuestro continente –aunque otros le dan cada vez más importancia--, ha expresado muy claramente la inquietud al respecto llevando a su primera de este lunes un largo artículo en el que se describe en estos términos algo de lo que está pasando en España: “Muchos de los españoles que pueden hacerlo se están llevando su dinero, y a veces a sí mismos, fuera del país, porque crecen las dudas sobre la durabilidad del sistema financiero español. Los datos de salida de capitales en agosto podrían ser muy superiores a los de julio, 77.000 millones de euros, que batieron un récord. El panorama español es cada vez más oscuro”.

Pero más llamativo aún que eso es la nueva actitud que han adoptado los dos mayores diarios económicos del mundo sobre el Gobierno español. De las contemplaciones han pasado a la crítica abierta, personalizándola específicamente en su presidente.

Con estas afirmaciones abría el Wall Street Journal su sección de opinión de este fin de semana: “Rajoy insiste en que España puede resolver sus problemas. Pero su Gobierno no está haciendo casi nada para ello. Desde que ganó las elecciones han transcurrido ocho meses de vacilaciones y negaciones, y aparte de algunos trucos en el capítulo del rescate bancario no ha hecho casi nada por propia iniciativa. España necesita un rescate total, pero la prioridad de Rajoy es evitarlo porque teme la humillación que eso supondría para su Partido Popular”.

Dos días antes, esto decía un editorial del Financial Times: “Mariano Rajoy está convencido de que pedir ayuda a Europa puede ser una catástrofe para el PP. Esos cálculos partidistas han ensombrecido su acción en Europa desde que llegó al poder en noviembre. Rajoy ha exacerbado las dificultades con una política de comunicación incoherente que ha erosionado la popularidad del Gobierno y dañado la confianza de los inversores en su competencia”. Sólo Berlusconi, en su tiempo, mereció descalificaciones tan rotundas en ese diario británico.

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