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Exhaustos

Rajoy: "No soy rencoroso. Es posible restañar las heridas"

Elisa Beni

¿Pero qué pretendes de nosotros, Mariano Rajoy? ¿Quieres que salgamos todos a la calle con las manos en alto gritando que nos rendimos? ¿Esa es la forma en la que aspiras a conservar el poder? El que aguanta, gana. Dicen que es tu divisa. Lo que no está claro es si el que tú conserves el poder compensa el que te frotes con la Constitución y con las instituciones de esta democracia.

Dejar al rey como un mozo que te quiere encargar cosas que no aceptas porque no te convienen -como hiciste la primera vez- o como un mozo que te encarga cosas constitucionalmente diseñadas que tu aceptarás como te plazca... eso, Mariano, no es una forma de ser sensato ni de ser responsable. No lo es. Mira que no soy yo sospechosa de monárquica, pero que te torees al jefe del Estado es algo que me afecta como española. Soy española, Rajoy, como somos españoles los más de 15 millones de ciudadanos que no te queremos ver ni de lejos al frente de nuestro país. Eres el minoritario mayoritario en ese asunto. Concedido. Pero eso que estás haciendo no es de recibo. Eso es una forma de afrontar la realidad a tu medida que no es la medida de este país ni de sus habitantes.

Tampoco lo es pensar que tu estrategia para mantener el poder es más importante que la tranquilidad o la estabilidad de los ciudadanos. No querías ni darle tiempo a Sánchez para que fijara la investidura. Ahí había prisa, ¿eh, Mariano?, no fuera a ser que por un malhadado paso del destino los de la izquierda se pusieran de acuerdo y te arrebataran el premio gordo. ¿Te parece razonable decirles a los españoles, a todos, también a los que te votaron, que ya cuando a ti te parezca bien fijar un plazo sabremos cuál es nuestro futuro político?

Es que chico, ni asumiendo que eres tú el que debe gobernar. A veces me pongo en la piel de los que te han votado, con muchos incluso lo he hablado, y los entiendo porque votan una forma de entender el mundo y España pero, la verdad, no tengo nada claro que te voten a ti, Mariano. Es más hubieran votado al PP con cualquier otro candidato. Ellos y muchos de los que se fueron a Ciudadanos porque no son muy de taparse la nariz y la podredumbre y la desfachatez ya les parece insostenible.

Tu gobierno no es un designio divino. No hay derecho a él más allá de una aritmética parlamentaria que pareces incapaz de conjurar. No tienes un derecho de pernada que haga obligatorio para todos abjurar de sus principios para que tu puedas seguir en lo que consideras tu sitio natural. Dicen que hay periodistas expertos en tus comportamientos. Esta profesión tiene a veces necesidades incomprensibles. Yo, desde luego, nunca te he entendido. No es una cuestión ideológica. Me entiendo con otros que al parecer profesan la misma idea política que tú. No, es algo ontológico. Es más, creo que como presidente del Gobierno de todos que eras, y que puede que sigas siendo, no tienes derecho a hurtar a los gobernados ciertos conocimientos y certezas.

No lo tienes tampoco para usar tu propia vara de medir. Casi parece un cetro. Dices que los catalanes son el mayor problema de esta España por la que te desgarras la camisa -es un decir, ni en plan patriótico te veo echándole pasión a algo- y para combatirlos quieres tú pactar con los constitucionalistas, eso sí, con un envite que pasa por saltarte la propia Constitución si así se tercia en la partida.

Espero que la presidenta del Congreso señale ya la fecha de ese pleno. Ahora es eso lo que es Ana Pastor. Ya no es tu amiga ni la mujer del hombre que camina rápido contigo ni esa ministra a la que le dabas tu confianza. No, ahora es la presidenta de la Cámara en la que se sientan los representantes del pueblo. Nuestros representantes. Y es de esperar que cumplas con la sacrosanta Constitución, esa que no quieres cambiar ni a fuego ni a sangre, y te presentes. Ganes o pierdas. Convenimos que no te pueden llevar esposado pero no cumplir con esa obligación sería mucho más grave que rodear el Congreso vacío. ¿Recuerdas? También deducen, los que te arropan, que si una cosa no tiene sanción prevista, puede ser incumplida. No les des pistas a los de la esquina de arriba a la derecha porque me parece que de eso va su desafío. En todo caso, si se produce, tu negativa a presentarte a una investidura, tal y como recoge el artículo 99.2, debería tener la consecuencia de apartarte de la política para siempre. No podemos aceptar que tus santos bemoles estén por encima del diseño democrático que todos asumimos.

Si quieres vencer por cansancio, por aburrimiento, por desistimiento, te aviso que vas por buen camino. Estamos exhaustos. No intentes, no obstante, vencer haciendo trampas al solitario. Eso, en democracia, es inadmisible y aunque estemos agotados no hemos perdido el Norte. Esperemos que tú, tampoco.

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