Todos contra el fuego
Necesitamos cabezas, no cabezotas. Dirigentes que curren, no que crean que esto se soluciona currándole al personal. Pontoneros, no dinamiteros. Bomberos, no pirómanos. Estoy hasta la coronilla de todos estos que comparan lo que ocurre en Cataluña con el nazismo, el franquismo, la Guerra Civil, Yugoslavia… Se pierde la medida, por ganar un titular, y estamos escasos de sensatez para dialogar sobre el tema y que no se nos vaya la fuerza por la boca. O por la porra.
Ya hablaba Machado de esa España de las nueve cabezas que embisten por cada una que piensa. Aquí vamos sobrados de ideas de brocha gorda, de simplismo, de generalizar falsamente y de manipulación. A medio y largo plazo, lo de Cataluña no lo resolverá la Policía, ni el Ejército, ni las leyes que tenemos, ni la justicia, ni un referéndum unilateral, ni decir que todos los catalanes han sido agredidos, ni tomarse esto como una peli de buenos, malos, indios y vaqueros.
El problema es gordo. Muy gordo. No tiene fácil solución. Y no tanto por vencer, como por convencer. Legal y jurídicamente se podrán abrir procedimientos judiciales, suspender la autonomía, procesar a autoridades catalanas… El porcentaje de los que quieren votar seguirá siendo el mismo o seguramente más. Por eso, necesitamos dirigentes, mediadores, sabios, asesores… para llevar el asunto a la vía política, que abra cauces de negociación entre ambas partes.
El camino no puede ser el de las cargas policiales para evitar la votación en un mínimo de colegios electorales sin validez jurídica. Ni el de decir que no hubo violencia. Ni el de despreciar a todos los policías y guardias civiles como violentos. Ni el de rodear a dos agentes de paisano y gritarles hijos de puta a la cara o llamarles ejército invasor. Habrá quién esté en lo de han empezado ellos, lo suyo es más grave y demás. Detesto cuando pagan justos por pecadores y cuando se pretende que todos paguemos los platos rotos.
Ojalá ganen los que trabajan. Y los que lo intentan. Los que quieren un país sin corruptos, sin precarios, sin recortes en Educación, en Sanidad, en libertad de expresión, en bienestar. Aquí y allá. Donde sea. Me asustan los que dirigen al pueblo pensando en salvar su culo, los que hacen políticas que dan ganas de irse, los que prometen la tierra prometida, los que odian, los que alimentan odios, los que meten a todos en el mismo saco, los que nos toman por tontos, los que quieren que tengamos por cerebro una bandera. Somos mayoría los que queremos un país mejor y en paz. Necesitamos cabezas que piensen, no que embistan.