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No te imaginas qué dictador europeo no acabó colgado

Foto de archivo del presidente de Vox, Santiago Abascal, haciendo declaraciones a los medios de comunicación. EFE/Daniel Gonzalez
12 de diciembre de 2023 23:09 h

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El dictador Pedro Sánchez acabará colgado de los pies porque así terminan muchos dictadores, y eso no es odio, es historia. Hasta ahí la lección de historia contemporánea de nuestra ultraderecha ilustrada, que por lo visto sabe mucho de dictadores y de sus finales.

Y tienen razón, oye. Si echas un vistazo al siglo XX europeo, compruebas que todos los dictadores y líderes fascistas acabaron colgados de los pies. Algunos literalmente, como Mussolini, fusilado por partisanos y colgado boca abajo en una plaza de Milán junto a otros jerarcas fascistas. Otros, colgados figuradamente, ajusticiados por sus pueblos al final de la II Guerra Mundial, una vez derrotados el nazismo y sus aliados totalitarios.

Los principales dirigentes nazis fueron juzgados en Núremberg y acabaron colgados, no de los pies sino del cuello, ahorcados; la misma suerte que habría corrido Hitler de no suicidarse en su búnker. El jefe militar y de gobierno de Japón, Hideki Tojo, fue condenado a muerte e igualmente ahorcado, mientras el resto de la cúpula nipona acabó en prisión o se suicidó. Ahorcados también los dirigentes húngaros aliados de Hitler. El rumano Ion Antonescu, fusilado. Otros fueron condenados a muerte pero conmutadas sus penas por cadena perpetua: el mariscal Petain en Francia (condenado por alta traición y degradado, en prisión hasta pocos días antes de morir), o los gobernantes pronazis de los países balcánicos. Algunos se libraron por huir a tiempo, como los Ustacha croatas.

Espera, que no acaba ahí la lista de dictadores europeos del siglo pasado. Los hubo más recientes, como los regímenes de Portugal y Grecia. En el caso de nuestro país vecino, Marcelo Caetano consiguió exiliarse, pero hubo responsables de su policía política que fueron juzgados, mientras los colaboradores de la misma eran señalados por la calle, perseguidos y hasta linchados. En Grecia, la llamada “dictadura de los coroneles” terminó con los golpistas juzgados y condenados a cadena perpetua, y Papadopoulos murió en prisión.

Pues sí, tienen razón los “historiadores” de Vox: los dictadores en Europa acaban colgados de los pies, literal o figuradamente, ahorcados, fusilados, encarcelados de por vida o los más afortunados huyendo lejos de su país. Un momento, alto ahí: me informan por la otra línea que no, que todos no, que por lo visto hubo un dictador fascista en Europa que no terminó así, no lo colgaron de los pies ni se sentó en un banquillo, sino que murió en la cama. Y que sus colaboradores tampoco fueron juzgados, pues la democracia los eximió de toda responsabilidad mediante… ¡una amnistía! Mira qué gracia, una amnistía nada menos.

No sé, no caigo en quién puede ser, pero seguro que Abascal y los suyos están mejor informados y saben quién fue esa rara avis del totalitarismo europeo del siglo pasado. Quizás esa excepcionalidad, su muerte en la cama y la falta de justicia sobre sus crímenes, tiene alguna relación con que hoy un dirigente político pueda amenazar a un presidente democrático de acabar colgado de los pies, después de semanas jaleando el asedio a la sede del PSOE, y aun así seguir formando parte de gobiernos autonómicos y municipales junto al PP, y haber estado a solo un puñado de votos de convertirse en vicepresidente de Feijóo. Alguna relación habrá.

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