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Ya vamos pillados, presidentes

La ministra de Sanidad, Carolina Darias.

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A mediados de la semana pasada la ministra de Sanidad, Carolina Darias, descartaba nuevas medidas y sostenía que vacunar, vacunar y vacunar y recomendar mucha prudencia a los ciudadanos era lo que había que hacer; solo le mosqueaba que Núñez Feijóo hubiera empezado a vacunar a los menores de sesenta sin esperar a su permiso. El sábado se anunció de manera inesperada una conferencia de presidentes mientras toda Europa se encogía ante la sexta ola. El domingo compareció el presidente Pedro Sánchez, en plan “finde casual”, a decirnos que vacunábamos mucho y bien, que deberíamos estar muy orgullosos, que estemos tranquilos porque vamos mal pero mejor que los demás y que convoca a los presidentes para estudiar medidas adicionales. 

Entre semejante sucesión de eventos un tanto desconcertantes y el confinamiento duro decretado en los Países Bajos, seguro que habrá algunas cosas en medio que se pueden hacer, hacer mejor y hacerlas ya.

Seguro que me equivoco, pero tengo la convicción de que nuestro problema mayor ante esta sexta ola reside en que la gran mayoría está decidida a celebrar las navidades como siempre salvo que alguien le diga claramente que no lo haga; las vamos a celebrar porque estamos cansados de no hacerlo, porque nos han dicho que esta variante contagia más pero resulta más leve, porque estamos vacunados y porque lo peor que nos puede pasar será sufrir algunos síntomas. La comparecencia del presidente Sánchez para anunciar una conferencia ya anunciada y fecharla el día de la lotería, seguramente el peor día del año para comunicar lo que sea, no solo no les ha dicho que no lo hagan sino que deja en el aire la idea de “adelante, con cuidado pero adelante”. 

Si algo debiéramos decirle a la gente hoy es que esté alerta, no tranquila; que se ande con ojo y no como hasta ahora; que no vamos bien, sino que vamos peor y tenemos que reaccionar y hacer eso que todos sabemos que hay que hacer, no ponernos a estudiarlo por enésima vez. El principio número uno en la gestión de crisis consiste en comparecer para dar un sentido a lo que está pasando y formular un relato con objetivos y decisiones claras. Si no vas a hacerlo, mejor no comparecer. La comparecencia del domingo parecía el momento para al menos empezar a fijar una posición desde la jefatura del Gobierno. Convocar a los medios y a la gente para decirle que lo estamos estudiando representa un esfuerzo que solo genera confusión. 

Ya vamos tarde y bastante pillados para tratar de contener el impacto de una sexta ola que ya está aquí. Podemos engañarnos cuanto queramos, pero no cambiará la cruda realidad. De la conferencia de presidentes deberían salir decisiones, no recomendaciones. Hemos perdido toda la ventaja que le habíamos sacado al virus con la vacunación. Repetirle lo mucho y bien que hemos vacunado no lo va a parar ni a espantar. Alguien tiene que decirnos claramente que no van a ser la navidad y el fin de año de siempre, que este año tampoco puede ser. Se llama gobernar.

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