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Pregúntenle a la Universidad

Cifuentes llama a la "cordura política" y al cumplimiento de la Constitución

Javier Pérez Royo

Ayer tuvimos ocasión de comprobar que Madrid es Madrid. O lo que es lo mismo, que Madrid no es Murcia. Me imagino que Ciudadanos se habrá dado cuenta. El Presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia fue sostenido por la dirección nacional del PP frente a la presión de Ciudadanos durante bastante tiempo, pero al final lo forzó a dimitir. La Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid no solamente ha sido sostenida, sino que, en el momento decisivo, el PP ha cerrado filas en torno a ella. El Presidente del Gobierno la telefoneó por la mañana para darle su apoyo y los parlamentarios del PP en la Comunidad de Madrid acudieron al Pleno por la tarde instruidos no simplemente para apoyarla, sino para jalearla, como hacen los aficionados de un equipo cuando acuden a un partido decisivo.

El PP ha ligado su suerte a la de la Presidenta de Madrid. Ha llegado, sin duda, a la conclusión de que así como una crisis en la Presidencia de la Comunidad de Murcia no suponía ninguna amenaza para el PP a ningún nivel y, por supuesto, a nivel nacional, en Madrid no es así. No era solamente la supervivencia del PP como un partido competitivo en la comunidad de Madrid lo que estaba en juego, sino que era la propia supervivencia en tal condición del Partido en toda España lo que estaba en la balanza. En Murcia se puede ceder. En Madrid, no.

Cuando Cristina Cifuentes interviene en el Pleno lo sabe. Sabe que va a ser respaldada por todo el PP sin la menor fisura en la versión que proporcione acerca de la forma en que se matriculó y cursó el máster, así como acerca de la forma en que obtuvo las calificaciones en las diversas asignaturas, incluido el Trabajo de Fin de Máster. Cristina Cifuentes sabe que el PP ha decidido que no tiene otra alternativa, que el PP ha ligado su futuro al suyo. Sabe, por tanto, que “su verdad” va a ser la “verdad” del PP.

Ese apoyo sin fisuras de todo el PP exige una intervención sin fisuras por parte de la Presidenta. Y así lo hizo. Hay una matrícula, unas actas con unas calificaciones, un título oficial emitido por la Universidad y nada más. No ha habido ninguna irregularidad. Todo es verdad. Si el Trabajo de Fin de Máster no aparece, no es un problema suyo, sino de la Universidad, a la que ella ha autorizado para que lo haga público. Pregúntenle a la Universidad por qué no aparece. Si el acta de celebración de la defensa pública del Trabajo de Fin de Máster no es del día en que tuvo lugar dicha defensa pública en 2012, sino de hace quince días y si las firmas de dos de la tres profesoras que figuran en dicha acta han sido falsificadas, tampoco es problema suyo, sino de la Universidad. Pregúntenle a la Universidad. Y así sucesivamente. No es mi credibilidad personal, sino la credibilidad de la Universidad lo que está en juego. Mi palabra tiene la credibilidad que le dan las actas y el título emitido por la Universidad. Si ha habido fraude, lo habrá cometido la Universidad. Yo no.

Para Cristina Cifuentes y el PP nada de lo que se ha publicado por eldiario.es es información “veraz”. No es veraz con respecto a su conducta. Si hay algo de veracidad, será respecto de la conducta de la Universidad. Respecto de ella, no ha habido ejercicio del derecho reconocido y protegido por el artículo 20.1.d) de la Constitución, sino que se ha producido una intromisión ilegítima a su honor, razón por la cual se va a querellar contra los dos periodistas que han destapado la información.

En estos términos ha decidido, no solamente Cristina Cifuentes, sino el PP en su totalidad, plantear el debate ante la opinión pública. Todo o nada. Palabra de Cristina Cifuentes, que es palabra del PP, contra la información publicada tras una investigación acreditada en eldiario.es y El Confidencial, de la que se han hecho eco los demás medios de comunicación de todo el Estado.

Previsiblemente, en la Convención del PP que se va a celebrar en Sevilla este fin de semana se escenificará la continuidad de la sesión parlamentaria de ayer con un cierre de filas en torno a la Presidenta de la Comunidad de Madrid. El Presidente del Gobierno se encargará de reiterarnos que las explicaciones ya han sido dadas y hay que pasar la página de una polémica estéril.

Pero los hechos son testarudos y, por lo tanto, ayer no se puso punto final a nada. Entre otras cosas, porque lo que se puso en cuestión con la intervención de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, avalada por el Presidente del Gobierno, fue la credibilidad de la Universidad Pública española, (no solamente la de la Universidad Rey Juan Carlos), que no puede permitir que las cosas se queden como Cristina Cifuentes y Mariano Rajoy las han planteado.

La sociedad tiene que tener confianza en los títulos universitarios y con la estrategia que pusieron en práctica en el día de ayer Cristina Cifuentes y el PP no es posible que la tenga. El coste va a ser terrible. Pero no solamente para quien ha obtenido un título de manera fraudulenta, sino para todos.

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