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Romper los marcos

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el candidato a la presidencia de la Xunta Alfonso Rueda.

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Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura

Antonio Machado

En las clases de la Facultad nos mostraron un día un experimento que me pareció fascinante. La filmina –sí, la filmina, ¿recuerdan?– mostraba un fragmento de un grupo sentado en una mesa y la espalda de una mujer que, descuidadamente, había colgado su bolso en el respaldo de la silla sin darle mayor importancia. Una mano aparecía en el rincón derecho de la imagen buscando la boca del bolso descuidado y, como se pretendía, nadie dudó de que el fotógrafo había captado un robo que nos hablaba de lo despreocupados que somos a veces. El robo al descuido fue la conclusión generalizada. No contábamos con que la siguiente diapositiva abriera el foco de una imagen, que había sido cortada, para que viéramos a quién pertenecía la mano, que no era sino al hombre sentado en el grupo al lado de la mujer. Todo cambiaba, claro. Aquello era su pareja buscando algo con la total aquiescencia de la dueña del bolso que, por ese motivo, no mostraba la más mínima inquietud, como tampoco el resto del grupo. Abrir el foco, romper el marco.

No tengo ni idea de qué sucederá en el recuento electoral gallego. Todo lo que siempre puedo prever con acierto respecto al desarrollo de los procesos judiciales, por ejemplo, se me escacharra con las previsiones electorales. Puede ser que no tenga ni idea de política, no lo desestimo, al menos de la que ahora se practica, pero también podría ser debido a mi inveterada costumbre de no sujetarme a los marcos y abrir el foco. Por cierto, anhelo que me desvelen si la IA es capaz de hacer ese esfuerzo, porque ese día sí que, artificial o no, será una verdadera inteligencia. Tal vez por eso, el mayor esfuerzo de la propaganda política actual pasa por señalar unos marcos determinados y lograr que nuestro cerebro y nuestra voluntad los acepten como lógicos, inevitables y únicos. En la mayor parte de los casos no soportan la prueba del algodón de la apertura de foco, aunque eso no importa si logras que seguidores, votantes y analistas te sigan el rollo. Pongo un ejemplo: el batacazo de Sánchez en las municipales se salvó cambiando el foco inmediatamente a la convocatoria de unas generales que tampoco ganó. Es decir que el PSOE de Sánchez pierde elecciones pero logra gobernar y eso le convierte en ganador. No digo ni que sí ni que no, digo que es un ejemplo exitoso de cambio de marco mental. 

Todo apunta a que los socialistas van a obtener un mal resultado en Galicia, es decir, que van a perder escaños, y sin embargo el marco está situado en que es Feijóo el que se la juega en estas elecciones. No digo ni que sí ni que no, digo que es un ejemplo de cambio de marco mental. Y si Sánchez y su amigo Besteiro van a perder votos, ¿cómo es que resultarían ganadores si pierde Feijóo? El análisis más extendido dice que porque se produciría un vuelco electoral hacia la izquierda en Galicia y porque si Feijóo pierde el poder, aún ganando en votos, su sillón como jefe de la oposición peligra a manos de la parte cainita de su partido encabezada por Ayuso y puede que también por Moreno. No digo ni que sí ni que no, digo que si amplías el foco esto puede dar lugar a otras conclusiones que, por cierto, hacen desde otros puntos del espectro político, no es que yo me las saque de la manga. 

Vamos a suponer que un eventual Gobierno de Pontón ponga a temblar la silla de Feijóo. Uno se pregunta: ¿y Feijóo se va a dejar arrollar sin protestar? ¿Qué podría hacer Feijóo para seguir en su silla si los resultados de las gallegas le dejaran a los pies de los caballos? Hay quien apunta a que si eso sucediera la única salvación para Feijóo sería, claro, derribar a Sánchez. ¡No puede!, me dirán. O sí, es todo cuestión de abrir el foco. Bastaría con que Junts votara esa moción de censura. ¡Imposible! me dirán, votar con Vox. Votar lo mismo no es votar con y ya se demostró en la negativa a aprobar la amnistía. ¿Es probable?, no. ¿Es posible?, sí. Al menos eso recuerdan los catalanes todo el tiempo, puestos a apretar con las enmiendas de la ley. Así que en ese marco las cosas quedan en manos de Junts de nuevo. ¿Puede Vox permitirse no votar a favor de derribar a Sánchez? ¿Puede Junts derribar a un Gobierno? No digo que pase, digo que hay quien acuna la idea, y que no deja de ser otro marco. Los nacionalistas conservadores están haciéndose la corte y tomándose arrebolados las manos más de lo que se piensa y tampoco cabe olvidar que el galleguismo conservador en Galicia lo acapara el PP, que allí no juega como en el resto del estado. Pero bueno, que el marco dice que sólo Feijóo corre riesgos porque Sánchez nunca perdió cinco autonomías, incluida la valenciana tan emblemática. 

Hay más preguntas que uno puede plantearse. ¿En qué beneficia al conjunto de la sociedad que un tipo como Feijóo fuera sustituido por una tipa trumpista como Ayuso, por ejemplo? Me dirán algunos, puestos en pie, que aseguraría mayorías progresistas-independentistas por mucho tiempo, puesto que fuera de Madrid esta señora causa un pánico bien fundado. ¿Es sano que sólo una opción pueda gobernar per in secula seculorum? ¿Ayuso vendría a poner al PP 60 kilómetros más arriba del círculo polar ártico? ¿Feijóo y Ayuso son realmente lo mismo fuera del marco? 

Entiéndanme, que no discuto que, como dice el marco, los populares no estén de los nervios por poder perder Galicia ni que no esté bien que quede claro que Galicia no es tan de derechas como siempre nos han vendido. Ni siquiera valoro qué campaña ha sido más desastrosa de todas. Simplemente, planteo otros marcos. Uno estribaba en las consecuencias de que Feijóo perdiera Galicia y otro es, evidentemente, el de que Rueda vuelva a gobernar. ¿Qué pasa si el PP conserva Galicia? Si eso sucede, el BNG será el gran partido de izquierda líder de la oposición y el PSOE habrá caído a mínimos mientras que Sumar se desploma. ¿Qué diría eso de un gobierno nacional de partidos que van perdiendo pie en casi todos los territorios?

He dejado para lo último esa idea según la cual a Feijóo le irá mal porque el actual presidente del Gobierno tiene una flor en el orto –obvio el término baraka por sus connotaciones franquistas– y, por tanto, siempre cae de pie y pase lo que pase le irá bien. Puro pensamiento mágico, por otra parte. A Sánchez le puede ir mal como a todo bicho viviente. Le pueden decir que no, como a cualquiera. Se le pueden torcer las cosas. No digo que pase, digo que es posible, por mucho incienso que se le eche encima, porque no depende solo de él y porque no puede controlar las decisiones de los demás. Parece harto evidente que hay millones de personas que no le pueden ni ver. No es mala cosa bajar a la realidad.

No tengo ni idea de lo que va a suceder en Galicia. Las encuestas, los trackings, el voto del extranjero... Creo que no lo tengo claro yo ni casi nadie, aunque todos intentan imponer su marco por si esto decantara el voto. A mí solo me estimula abrir el foco, plantear otros escenarios, escandalizar a los ortodoxos, salir de la monovisión, desmitificar opciones. Soy así. Lo más probable es que no tenga ni idea de política, al menos de la que se practica ahora, pero ¿qué quieren? Nadie es perfecto. 

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