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Highsmith en la frontera
Acabo de terminar de leer los Diarios y Cuadernos de Patricia Highsmith, (editorial Anagrama, primera edición, agosto 2022), y esto es para mí toda una revolución, ya que es la escritora perfecta para un lector dispuesto a cambiar. Highsmith me ha enseñado a posicionarme en la frontera de mí misma, a aprender mediante el cambio, y, además, ya es una pulsión, vas buscando a Patricia en todas partes, pensando qué haría o diría en determinada situación. Me fascina su enorme ambición, a la altura de su talento, una ambición que observo legítima. Me hace reír y soñar cuando afirma: “Y seré más grande que el Vogue”. Escribía en sus diarios respecto a su propio trabajo: “¡Un brindis por el optimismo y la valentía! ¡Una copa por la osadía! ¡Y laureles para quién dé el salto!”
Asegura Patricia que, a la hora de escribir, hay que buscar la excelencia abstracta. No el dinero, no la fama, no escribir para que te quieran. Aseguraba como Virginia Woolf que lo más importante es escribir, no publicar, pero ambas se desdecían luego con sus actos, ya que las dos se emocionaban haciendo las cuentas de lo que iban a ganar con tal o cual libro, y se deleitaban pensando qué bienes suntuosos iban a adquirir.
He compartido con Highsmith la vida artística del Nueva York de los años 40. He vivido el maravilloso tiempo de la vida de hacer locuras, de ser joven en una de las ciudades más fascinantes del mundo. Su inteligencia y genialidad eran muy apreciadas entre sus amigos, la mayoría artistas como ella, algo que me hace pensar que éramos más modernos antes. También tenía muchos amigos y conocidos europeos instalados en Manhattan que huían del nazismo, de una Europa destruida. Los años 40 y 50 del siglo pasado fueron tiempos arriesgados y tristes. La segunda guerra mundial marcó a fuego a varias generaciones de escritores entre los que se encontraba Pat. La guerra provocó una herida profunda, colectiva, moral, una crisis de valores, difícil de curar. Qué “buena” es la desolación, que te pone en órbita: Pat escribía para salvarse a sí misma de unos tiempos durísimos.
Alella Cornell es una amiga de la juventud de Highsmith a la que siempre llevaré en mi corazón. Ella es la mujer joven más hermosa, a la que la escritora no trata del todo bien, y por lo que se sentirá culpable después, durante toda su vida. Es lo más terrible de sus Diarios, nunca, nunca, olvidaré a Alella. Para poder leer a Pat, ha sido necesario recibir un aguijón, una puñalada trapera de la autora norteamericana. Yo me pregunto: ¿Somos todos tan crueles como Pat? ¿O yo lo soy? Yo creo que sí. Ya pienso que todos podemos ser crueles en defensa propia. Y aún siendo una mujer cruel, la amas, pagas el precio y sigues leyendo. En ella ves al monstruo interior, aunque Patricia lo llama el monstruo primitivo, que se refiere a esa maldad interna que todos podemos sentir y ejercer.
El final feliz de su novela Carol supuso toda una revolución en el año de su publicación, 1952. El libro fue un éxito inmediato, aunque lo publicó con pseudónimo, para no arruinar así su reputación como escritora de novela negra escribiendo sobre una historia de amor lesbiano. En la novela, una dependienta de Bloomingdale’s se enamora de una dama de la alta sociedad que es infeliz en su matrimonio. De modo similar, en la vida real Patricia se enamoró con toda su alma de una mujer inglesa que tenía un matrimonio convencional. Caroline, el gran amor de su vida, nunca cedió a las peticiones de libertad y compromiso de Pat y prefirió permanecer en un matrimonio que ella misma percibía como una cárcel. El final feliz de Carol realmente cambió el mundo, ya que hasta ese momento se asociaba la “desviación sexual” con un destino vital desgraciado. Muchísimos lectores homosexuales escribieron a la autora mostrándole su entusiasmo y agradecimiento por el regalo de ese final feliz... Les dio a los lectores la posibilidad: cuando uno puede imaginar algo, es cuando lo puede llevar a la realidad. En el momento en el que crees en una nueva posibilidad, esta se manifiesta, se hace posible en tu vida. Leer a Highsmith es adquirir un súperpoder.
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