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Lactancia materna u otra forma de decirnos lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo
Antes de nada quiero decir que soy madre, di de mamar hasta que mi trabajo me lo permitió, estoy contenta de haberlo hecho y me parece estupendo que cualquier mujer que quiera hacerlo lo haga. El problema es que ahora parece que si no lo hace es la peor madre del mundo y su hijo nunca llegará a tener los mismos niveles de salud.
Soy además médico de familia. En todo el mundo, y en mi zona también, existe una campaña de promoción de la lactancia materna promovida por la OMS llamada IHAN (Iniciativa para la humanización de la asistencia al nacimiento y la lactancia), por la que se forma y promueve la lactancia materna entre todos los profesionales sanitarios, incluso los que no trabajan directamente este tema como neurólogos o digestivos. La última instrucción es además que no podemos tener en la consulta ni un boli con alguna referencia a una marca de leche artificial.
He conocido (ya varias) madres angustiadas porque su hijo no mama bien, no coge peso y llora sin parar, pero se les sigue presionando para que no les ofrezcan lactancia artificial, cuando no dándoles a entender que es culpa suya porque no tienen suficiente paciencia o no lo hacen bien.
¿No estamos perdiendo un poco la perspectiva? ¿Por qué es tan importante? ¿por qué no existen las mismas campañas sobre a la obesidad infantil o el tabaquismo?. Les aseguro que son problemas de salud más graves que la lactancia artificial. En nuestro medio seguro.
Yo nací en los años 70. Desde que tengo uso de razón recuerdo personas, muchas desconocidas, hombres pero también mujeres, que han sentido la necesidad de decirme lo que tengo que hacer sin que yo les pregunte. El ejemplo más típico es hacia dónde tienes que girar el volante al aparcar, pero hay muchos otros. Cuando te embarazas es alucinante. Todo el mundo opina: qué tienes que comer, qué ejercicio hacer, en qué postura dormir… y después de nacer que llora porque tiene sueño, que no que es hambre, que tiene frío, que no que tiene calor…
Si puedo decidir qué comerán mis hijos cuando dejen de lactar, cuántas horas de pantalla absorberán al día, qué educación recibirán, y tantas otras cosas. ¿No creen que soy capaz de decidir libremente si quiero dar de mamar o no?, si tengo dudas ya preguntaré, como hago con tantas otras cosas. Es curioso pero después suele pasar lo contrario; cuando aparece un problema de salud importante en un niño la madre es la que suele asumir el cuidado y las decisiones, muchas veces con muy poca ayuda.
No me digan que todo es por los beneficios para la salud que tiene la lactancia materna. Hay otros muchos con mucha evidencia científica a los que nadie presta ninguna atención. Y por cierto, que lactar supone no dormir con fundamento durante meses-años; eso también ha demostrado hace tiempo ser perjudicial para la salud de cualquiera. Sobre lo duro que puede llegar a ser no se habla casi nunca.
El otro día leí en este periódico una entrevista a una asesora de lactancia. Ella decía que lo primero para dar de mamar es desearlo, querer hacerlo. Me encantó. Por fin alguien con sentido común. Y si no quieres hacerlo, no pasa nada.
Así que si conocen a alguna mujer primeriza que no produce suficiente leche, o tiene los pezones invertidos, tiene un trabajo que no le permite dar el pecho o simplemente no le da la gana, por favor, díganle que no se sienta culpable. A lo mejor el que su pareja le dé un biberón al bebé por las noches supone que ella descanse por fin cinco horas seguidas después de meses sin dormir, compartan la crianza y se sientan más cercanos/as, y hasta puede que al no estar tan agotada disfrute más de su maternidad. Eso también es salud.
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