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Felipe VI viaja de nuevo a Marruecos mientras Madrid espera a Mohamed VI

Felipe VI viaja de nuevo a Marruecos mientras Madrid espera a Mohamed VI

EFE

Rabat —

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Los reyes Felipe VI y Letizia emprenden mañana una visita de Estado a Marruecos, su segundo viaje al país magrebí, invitados por Mohamed VI, quien por su parte no viaja a España desde el año 2000, pese al salto en positivo que las relaciones bilaterales han conocido a lo largo de este siglo.

Mohamed VI viajó a España en 1994, siendo príncipe heredero, para entregar al rey Juan Carlos I un mensaje de su padre, Hasán II, en el que explicaba la postura de su país sobre el conflicto del Sáhara Occidental, cuando aún se discutía la celebración de un referéndum de autodeterminación que ahora Rabat descarta tajantemente.

Hasán II siempre pensó que las monarquías española y marroquí tenían sus propios canales de entendimiento que pasaban por encima de los gobiernos, y que los reyes podían desbloquear los inevitables conflictos políticos surgidos entre vecinos.

La siguiente visita de Mohamed VI, ya como monarca (había sido coronado un año antes) fue en septiembre del año 2000. En aquella visita de Estado, el rey, que aún estaba soltero, estuvo acompañado por su hermana Lala Mariam, la primogénita de Hasán II, y de los ministros más importantes de su gobierno.

Desde aquel año, Mohamed VI no ha vuelto a pisar, al menos oficialmente, suelo español, cuando en todos los años transcurridos las relaciones entre los dos vecinos han ido limando aristas hasta alcanzar en la actual década un aspecto de larga luna de miel, continuada tanto con gobiernos populares como socialistas.

La diplomacia española ha hecho llegar a Mohamed VI -hasta ahora sin éxito- la conveniencia e interés de que visite cualquier lugar de España durante sus vacaciones, al menos para ilustrar al más alto nivel ese “momento dulce” que viven las relaciones.

Pero Mohamed VI ha preferido viajar a destinos tan variados como Cuba, Grecia, Gabón o los Emiratos Árabes Unidos para sus vacaciones en los últimos años, y en primer lugar a Francia, donde desde hace años reside su madre, Lala Latifa.

En Francia, el rey se aloja en un castillo de su propiedad en la localidad de Betz, a 55 kilómetros de París en dirección noreste, y tiene gestos muy publicitados con los habitantes de la localidad: no solo da trabajo a decenas de profesionales de la localidad, sino que suele invitar a quince escolares cada año a un viaje pagado a Marruecos.

Es ese tipo de gestos y de imágenes los que la diplomacia española quisiera ver en su país, pero por el momento el monarca, perfecto conocedor del país vecino por haber sido criado por ayas españolas, parece rehuir.

Por el contrario, los gestos de la monarquía española hacia Marruecos han sido abundantes a lo largo de este siglo, y particularmente en la última década, en la que cabe contar con tres viajes reales: un “viaje de trabajo” de Juan Carlos I en 2013, otro de Felipe VI al año siguiente de “presentación”, muy poco después de ser coronado, y la visita de Estado que comienza mañana.

En su visita de 2014, Felipe VI y la reina Letizia fueron recibidos con todos los honores por el rey, su esposa y todos sus hermanos, príncipes y princesas, además de ocho consejeros reales, 34 miembros del gobierno, generales de las Fuerzas Armadas y altos cargos de la Judicatura.

Al coincidir el viaje con el mes de ramadán, los monarcas españoles compartieron con toda la familia de Mohamed VI un “iftar” o cena de ruptura del ayuno dentro del Palacio Real de Rabat, poniendo de manifiesto la sintonía entre las dos casas reales, que sin embargo no llegan a la complicidad que tuvieron Hasán II y el rey Juan Carlos.

Aunque fuera por una cuestión de calendario, fue simbólico que aquella cena de ramadán coincidiera con la recepción de la fiesta nacional francesa -el evento diplomático más esperado cada año en Rabat-, que aquel año quedó completamente deslucida, lo cual fue muy comentado entre los observadores en Rabat.

Aquella particular partida fue ganada por España, pero eso no significa que Francia haya sido “destronada” en Marruecos: si bien España la ha desbancado como primer socio comercial del país magrebí desde 2013, las élites marroquíes (políticas, económicas, militares o culturales) todavía siguen bajo la influencia francesa.

A España le falta todavía un “castillo de Betz” que complazca a Mohamed VI.

Javier Otazu

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