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La Casa Real trata de atajar sus escándalos en mitad de la pandemia con visitas institucionales y anuncios propagandísticos

Felipe VI, durante su visita al hospital de campaña de Ifema.

Elena Herrera

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A última hora de la tarde del domingo 15 de marzo, cuando el país todavía contenía la respiración por la proclamación del estado de alarma y el confinamiento obligatorio, la Casa del Rey se desmarcó de la actualidad marcada por el coronavirus con un grandilocuente anuncio: la retirada a Juan Carlos I del sueldo público de casi 200.000 euros que recibía anualmente por su condición de monarca emérito.

Tres meses después, con el país ya inmerso en la llamada nueva normalidad, la propia Casa Real ha reconocido que ese dinero no se ha devuelto a Hacienda, sino que ha ido a engrosar el fondo de contingencia destinado a atender imprevistos en la Jefatura del Estado.

En ese comunicado, Felipe VI también reveló que renunciaba a la herencia de su padre, una declaración de intenciones sin efecto inmediato, pues el Código Civil impide aceptar o rechazar una herencia hasta que no muere la persona que lega. Zarzuela intentó con ambos anuncios aplacar el eco de las informaciones que vinculaban directamente al actual rey con sociedades opacas en el extranjero y de las sospechas cada vez más fundadas de que su predecesor se benefició de comisiones millonarias de Arabia Saudí, tal y como investiga la Fiscalía del Tribunal Supremo.

Las últimas informaciones también han salpicado a los actuales reyes. Este pasado fin de semana, el diario británico The Telegraph desveló que el empresario catalán Josep Cusí, amigo de Juan Carlos I, pagó 269.000 de los 467.000 dólares que costó el viaje de luna de miel que los entonces príncipes Felipe y Letizia realizaron en 2004 y que les llevó a Camboya, las islas Fiji o California. Cusí ha sido amigo de Juan Carlos I desde principios de la década de los setenta y juntos han ganado decenas de regatas.

Álbum real en la pandemia

A pesar de los citados anuncios, la Casa del Rey no consiguió evitar que una sonora cacerolada recibiera el discurso televisado en el que Felipe VI pidió el 18 de marzo “dejar de lado las diferencias” para “ganar” al coronavirus. En las horas previas se había difundido a través de las redes sociales un mensaje que pedía llevar a ventanas y balcones la indignación por la fortuna bajo sospecha de su padre y pedir que donara a la sanidad el dinero que supuestamente cobró de Arabia Saudí. Aunque la protesta ponía el foco en Juan Carlos I, se acabó volviendo contra su hijo, que ocultó durante un año la existencia de al menos una sociedad 'offshore' de la que era beneficiario.

A partir de entonces, la Zarzuela intentó relanzar la imagen del jefe del Estado con una intensa agenda de actos en plena pandemia con la limitación de que, debido al confinamiento, muchos de ellos tuvieron que ser por videoconferencia. La primera aparición publica de Felipe VI tras ese discurso televisado fue el 26 de marzo cuando, a ataviado con guantes y mascarilla, visitó el hospital de emergencias de Ifema.

Durante abril mantuvo numerosos contactos telemáticos “con representantes de diversos sectores de la sociedad, entidades de carácter social y responsables de centros sanitarios para interesarse por su situación en estos momentos difíciles”, según informó Efe. E incluso sus hijas Leonor, heredera al trono, y Sofía hicieron un vídeo para animar principalmente a los niños a seguir con el confinamiento. Una vez que el Gobierno decretó el inicio de la desescalada, el 4 de mayo, la Casa Real decidió incrementar la presencia de los monarcas en actos dentro y fuera de la Zarzuela y este martes han iniciado en Canarias una gira por todas las autonomías.

Investigación de la Fiscalía

Pese a los esfuerzos de la Zarzuela por contrarrestar el descrédito de la monarquía, la hemeroteca revela que las informaciones sobre los escándalos que rodean a la Casa Real no han remitido ni durante la peor crisis sanitaria en un siglo. El pasado 8 de junio la Fiscalía del Tribunal Supremo anunció que investiga si Juan Carlos I cometió blanqueo de capitales y delito fiscal tras dejar el trono el verano de 2014. Para el curso de esas pesquisas será clave la petición de información a Suiza sobre los fondos de dudosa procedencia que Juan Carlos I guarda supuestamente en una cuenta del país a nombre de una fundación.

Precisamente a la ciudad suiza de Ginebra llevó Juan Carlos I en 2010, cuando todavía era jefe del Estado español, un maletín con 1,7 millones de euros que puso en manos de su gestor Arturo Fasana. Así lo aseguró este último al fiscal que dirige la investigación en el país helvético, ante el que dijo que también que que el dinero procedía de una entrega que había realizado al ahora rey emérito el sultán de Bahréin, tal y como publicó El País el pasado 1 de mayo.

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