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Miedo a otra derrota de Casado, menos dinero para la campaña y corrupción: las razones del PP para no querer elecciones

Casado, en su escaño del Congreso de los Diputados.

Iñigo Aduriz

“De momento las encuestas no nos dan un Gobierno y nosotros queremos un Gobierno”. La portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo, reconocía abiertamente este martes que, en este momento, a su formación no le viene bien un adelanto de las elecciones generales al 10 de noviembre, algo que se producirá de forma automática en el caso de que el PSOE y Unidas Podemos no logren un acuerdo para investir a Pedro Sánchez antes del próximo día 23.

“Si vamos a ir a elecciones porque el señor Sánchez se empeña en que a él le va a ir bien en las elecciones porque sus asesores, sus gurús y sus rasputines le dicen que para él es muy bueno ir a elecciones, pues tendremos que ir a intentar ganarlas”, asumía la portavoz popular tras participar en la reunión de la Junta de Portavoces de la Cámara Baja.

Además de todas las encuestas que auguran que de producirse ese adelanto electoral el PSOE ganaría los comicios y el PP seguiría quedándose en la segunda posición aunque podría mejorar respecto a la fuerte derrota del 28A –obtuvo el peor resultado de su historia, con solo 66 diputados–, dirigentes populares consultados por eldiario.es manejan otras razones por las que consideran que no les beneficia en absoluto una nueva cita con las urnas.

Diputados y cargos regionales del PP explican, en primer lugar, que Casado “no puede permitirse” perder de nuevo las elecciones después de los resultados del 28A y los del 26M, en los que los populares también retrocedieron respecto a las autonómicas y municipales de 2015 aunque lograron mantener algunos de sus feudos como la Comunidad de Madrid, la capital o la Región de Murcia, siempre gracias a los acuerdos con Ciudadanos y Vox.

La “caja de los truenos”

“Se abriría la caja de los truenos interna”, augura un dirigente autonómico, dando a entender que algunos de los barones más críticos, entre ellos el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, o el líder del PP vasco, Alfonso Alonso, moverían ficha para tratar de forzar relevos en la dirección nacional. La salida de Casado dependería, apuntan las mismas fuentes, del número de escaños que ganara el partido respecto al 28A y que el equipo del líder popular contabiliza, de momento, en unos veinte. “Si llegamos a los 100 es posible que se salve”, explica un parlamentario.

El temor a ser cuestionado explica, según los cargos consultados, el empeño del presidente del PP por tratar de convencer a Ciudadanos, Vox e incluso a socialistas díscolos con la dirección de Sánchez para conformar la coalición España Suma, una idea que, sin embargo, ya ha sido rechazada de forma reiterada por el partido de Albert Rivera.

Fuentes de la dirección popular de la más alta responsabilidad reconocían el lunes que si las tres derechas no se presentan juntas en la coalición España Suma –siglas registradas este mismo verano por el 'número dos' del PP, Teodoro García Egea–, Casado no podrá conquistar la Moncloa. “Sin un acuerdo, no llegamos”, resumía uno de los máximos dirigentes del partido.

Otra de las razones para rechazar el adelanto electoral es la económica, según explican varios dirigentes. El PP sufrió una importantísima pérdida de ingresos por su resultado en las generales, cuando obtuvo en el Congreso menos de la mitad de escaños que en los comicios anteriores de 2016 y perdió la mayoría absoluta en el Senado. Esto, apuntan las fuentes consultadas, podría afectar de lleno a sus recursos para hacer campaña que, de producirse el adelanto, tan solo se prolongaría durante una semana.

Millones de euros menos

En 2016 el PP se embolsó 9,29 millones de euros por sus resultados electorales en el Congreso y ahora ha recibido 4,9 millones, prácticamente la mitad. También en el Senado, solo por número de escaños, en 2016 recibió 2,75 millones de ingresos –logró 130 asientos–. La caída a 56 escaños en la Cámara Alta ha hecho que los populares ingresen 1,18 millones menos esta vez.

Fuentes oficiales de la dirección nacional del PP restan importancia a esta merma y niegan que se pueda vincular con un perjuicio para una hipotética campaña como argumentan miembros del partido. Según explican, “el Estado facilita presupuesto” para cada una de las llamadas a las urnas. 

Dirigentes populares apuntan también al fantasma de la corrupción que persigue al partido como otra de las causas para rechazar un adelanto electoral. En las filas conservadoras temen que las recientes imputaciones de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes y, sobre todo, de la predecesora de ésta, Esperanza Aguirre, madrina política de Casado, por la financiación ilegal del PP de Madrid les pasen factura de nuevo en las urnas.

Un liderazgo “consolidado”

Estos cargos apuntan que las imágenes de ambas expresidentas declarando en los tribunales –Cifuentes lo hará el 1 de octubre y Aguirre, el 18 de ese mes– pueden contribuir a que se mantenga el trasvase de votos a otras fuerzas de derechas como Ciudadanos y Vox, dificultando la concentración del electorado conservador en el PP, una de las grandes obsesiones de Casado desde que llegó a la presidencia del partido en julio de 2018.

Preguntados por las reticencias que existen en sus filas hacia unos nuevos comicios en noviembre, desde la dirección popular insisten: “Estamos preparados para cualquier escenario aunque consideramos una irresponsabilidad de Sánchez y su fracaso personal que haya otras elecciones”. El equipo de Casado remarca que “no hay miedo por la división de la derecha” en tres, que provocó el hundimiento del 28A, porque “el liderazgo de Pablo está más consolidado”.

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