El mal estado del metro de Nueva York contamina las primarias a gobernador

Un año después de que se declarara en estado de emergencia el sistema de transporte público de Nueva York, la red de metro más importante del mundo continúa con averías, retrasos, andenes saturados y altas temperaturas, un tema central en la campaña de las primarias demócratas para gobernador.

Los pasajeros del metro, que mueve más de seis millones de personas al día en más de 8.000 viajes, se tienen que armar de paciencia y salir más temprano de casa ante el sinfín de problemas e incertidumbres que pueden afrontar de camino a su destino y de regreso a sus hogares, en particular en estaciones principales, habitualmente congestionadas.

Es habitual que los convoyes paren largo tiempo en el camino en las 472 estaciones, que haya aglomeraciones en horas puntas e incluso que autobuses especiales deban ir a socorrer a cientos de pasajeros tras alguna avería en el trayecto, en un servicio de metro con una longitud de 394 kilómetros.

Los problemas son tema de conversación, y disgusto, entre usuarios, así como titulares en medios de comunicación, pero en particular se han convertido en punto de discusión política entre el gobernador Andrew Cuomo, que busca un tercer mandato; Cynthia Nixon, que quiere ser la candidata demócrata en las primarias del 13 de septiembre, y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.

Cuomo y De Blasio han protagonizado controversias en torno al dinero para reparar y poner al día el deteriorado sistema, que administra la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA).

La MTA es la agencia que desarrolla e implementa la política del sistema de transporte a través de sus agencias y subsidiarias y se nutre de fondos estatales, locales y federales para su plan de operaciones, junto a otros provenientes de fuentes alternativas, como la publicidad y las propias tarifas, entre otras.

La actriz y ahora aspirante demócrata Nixon ha llevado a su campaña este asunto desde el mismo día en que se lanzó al ruedo político en mayo pasado, en un acto al que precisamente llegó tarde por problemas en el metro, según recordó.

Nixon no perdió la oportunidad para apuntar a quien considera responsable de la situación del metro, su oponente Cuomo, porque este tiene el control de la MTA, al nombrar a cuatro de los diecisiete miembros de su junta directiva y su presidente.

La aspirante demócrata ha dicho que la manera en que Cuomo ha manejado los problemas del metro durante sus dos mandatos “le descalifican para un tercero” y ha presentado una propuesta para una infraestructura que data de 1868 en su inicio y de 1904 en la parte subterránea.

El liderazgo de Cuomo en el sistema de transporte ha sido criticado por activistas y se le ha pedido que viaje en el metro para que entienda a lo que se enfrentan los pasajeros a diario.

“Cuando hablamos de quién tiene la responsabilidad y la capacidad de mejorar los trenes creemos que es el gobernador, que es el que controla el sistema”, dijo a Efe Daniel Coates, director de campaña y organización de Riders Alliance, uno de los grupos que defienden los intereses de los usuarios de la MTA.

En junio de 2017, Cuomo declaró el metro en estado de emergencia para acelerar las reparaciones necesarias, tras varios accidentes y averías, y señaló que el sistema de transporte estaba cayendo de forma rápida y que su “deplorable actuación” era “inaceptable”.

Ahora continúan los trabajos de reparación en el metro, en su mayoría los fines de semana (se cierran líneas y estaciones), para estabilizar el sistema y mejorar el servicio con menos retrasos.

Pero los neoyorquinos no ven aún la luz al final del túnel, con un metro que sólo llega puntual en un 64 % de los días laborables.

Ese nivel “es muy bajo, es básicamente lo que era en los años 70, cuando el sistema estaba muy sucio, lleno de grafiti, muy peligroso y tenía la misma tasa que los trenes en cuanto a puntualidad”, comentó Coates.

Destacó que “uno de los problemas fundamentales es el sistema de comunicaciones que controla el tráfico de los trenes, que tiene casi cien años de antigüedad, siempre se está rompiendo, fallando. Eso hay que reemplazarlo con nueva tecnología, pero hacerlo cuesta mucho y hay que parar los trenes”.

La MTA y Cuomo han puesto sus esperanzas en el británico Andy Byford, con amplia experiencia al respecto en su país, Australia y Canadá, que fue nombrado el pasado enero presidente de la New York City Transit (NYCT), a cargo de metro, autobuses y el tren que sirve a Staten Island.

Con el reto de sacar a flote el viejo sistema de transporte, presentó un amplio plan en mayo pasado para metro, autobuses y acceso a estaciones que se pondrá en marcha por etapas y en el que un moderno sistema de señales aparece como un elemento clave para poner fin a los retrasos.

Parte de ese dinero saldría de un impuesto a quienes entren a la parte baja de Manhattan en las horas de mayor tráfico, lo que cuenta con el respaldo del presidente de la MTA, Joseph Lhota, y de los aspirantes a gobernador.