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Pedro Sánchez se ve con manos libres para elegir su dirección tras hablar con los barones

Pedro Sánchez este jueves en la feria del libro de Madrid.

Irene Castro

Pedro Sánchez se siente libre y sin ataduras para elegir al equipo que dirigirá el PSOE, en principio, durante los próximos cuatro años. El secretario general ha hablado ya con los barones del partido, a excepción de Susana Díaz, y no ha encontrado ninguna resistencia para configurar la nueva dirección, según fuentes de su entorno.

En el equipo del secretario general están convencidos de que la pésima relación que mantiene desde hace más de un año con los líderes territoriales se podrá “recomponer”. Sánchez considera que el resultado de las primarias ha sido “muy claro” –ha vencido en todos los territorios excepto Andalucía y Euskadi– y que eso les fuerza a dar tregua. De hecho, este verano se celebrarán los congresos regionales en los que los barones se juegan el puesto en el caso de que se presenten alternativas.

Por eso las hachas están enterradas y no habrá batalla en el 39º Congreso Federal. De hecho, en la mayoría de provincias se han pactado las listas de delegados y Sánchez se ha garantizado tener mayoría. No tendrá problemas para sacar adelante los órganos de dirección y el proyecto que defiende.

José Luis Ábalos y Adriana Lastra serán figuras clave en el nuevo PSOE de Sánchez. El valenciano suena para ocupar la secretaría de Organización, pero dependerá “del intercambio de cromos” final, según reconocen fuentes próximas a Sánchez. Tendrán que repartirse el partido y el Congreso. La asturiana suena como portavoz del grupo parlamentario, pero también podría buscarse un tercer nombre para ese cargo y a ella situarla como vicesecretaria general. Todo está en el aire. Sánchez dice que se está inspirando en los partidos socialdemócratas europeos para el diseño de la dirección, pero que aún no ha decidido la estructura.

Sánchez también da por hecho que José Félix Tezanos y Manuel Escudero formarán parte de la dirección con posibles carteras de Estudios y Programas y Economía, respectivamente. Odón Elorza, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, Quico Toscano, Óscar Puente, Luz Seijo, Zaida Cantera, Susana Sumelzo o Sofía Hernanz, entre otros, también tendrán responsabilidades. Sánchez promete puestos para ellos, pero también para personalidades de renombre.

Uno de los puestos más cotizados es la presidencia del partido. Aunque muchos veían a Josep Borrell, en Ferraz ahora lo descartan. Cristina Narbona tiene papeletas, pero tendría que aceptarlo. Entre las figuras más conocidas con las que cuenta Sánchez también se encuentran las exministras Carmen Calvo, Beatriz Corredor y Carmen Hermosín.

Los barones “no le han pedido nada”, aseguran en el equipo de Sánchez sobre la incorporación de dirigentes que no sean de su cuerda a la ejecutiva. El secretario general se mostró durante la campaña dispuesto a integrar, pero no a jugársela como en 2014, cuando le hicieron la Ejecutiva y finalmente explotó a finales de septiembre.

“Esperando la guillotina”

A pesar de no haber vuelto a hablar desde la noche de las primarias en la que se cruzaron escasas palabras, Susana Díaz aseguró que le parecerá “todo bien” respecto a la configuración de la nueva dirección. “No le voy a pedir nada”, expresó en un encuentro con periodistas en el que dejó claro que no reclamaría ni una cuota para el PSOE andaluz ni un porcentaje de representación por el resultado obtenido en las primarias (un 40%). Esa es la tónica que perciben en el equipo de Sánchez del resto de presidentes autonómicos, que estuvieron en su contra. Todos se han puesto a su disposición.

Además de la victoria rotunda y de la necesidad que tienen los barones –fundamentalmente los que ocupan presidencias autonómicos– de mantener la paz en los procesos regionales, en el equipo de Sánchez también creen que ese dejarle hacer puede ser una estrategia del sector crítico para poder atacarle después ante cualquier desliz. Los adversarios de Sánchez no ocultan, en privado, que eso también es verdad.

La tónica general del disuelto 'susanismo' es dar un paso atrás y no reclamar puestos de dirección. “Ahora mismo nos dicen que dé un paso al frente el que quiera entrar en la Ejecutiva y no lo da nadie”, reconoce una diputada contraria a Sánchez que admite, no obstante, que cuestión distinta será la composición del Comité Federal, el máximo órgano del PSOE entre congresos (el que, a partir de ahora, tendrá la potestad de plantear a la militancia una moción de censura al líder, por ejemplo). Los 'susanistas' entienden que en ese órgano sí tiene que haber integración y proporcionalidad a los resultados.

También en el grupo parlamentario dan por hecho que incluirán a algún crítico en la dirección –los andaluces representan un tercio de la bancada socialista–. “No es lo mismo la dirección del partido que el grupo parlamentario. Aquí somos los que somos y todos tenemos que sentirnos representados”, expresa un diputado.

Quienes apoyaron a Díaz están convencidos de que les van a “decapitar” y “mandar al ostracismo” antes o después. “Estoy esperando la guillotina”, ironizaba una diputada esta semana. Están a la espera de los cambios que se hagan en las portavocías del Congreso y consideran que la “venganza” también se dará más adelante, por ejemplo, en la configuración de las listas electorales.

Una señal de que el secretario general quiere “dilapidar” todo lo anterior la ven en el paquete de 84 enmiendas que ha presentado a la ponencia marco coordinada por Eduardo Madina y José Carlos Díez. El texto presentado por los 'sanchistas' en los congresillos provinciales y que, se aprobará sin prácticamente cambios en junio, acaba con buena parte del proyecto anterior.

Negociar algunos asuntos

A pesar de que en los cónclaves provinciales el texto de Sánchez se ha aprobado en su totalidad, el líder del PSOE está dispuesto a negociar y transaccionar algunas de sus propuestas. No está dispuesto a ceder en el modelo de partido –son innegociables para él la doble vuelta en las primarias y la fijación de un mínimo testimonial de avales y un tope para evitar 'guerras' de cifras así como las consultas a los militantes–. Sánchez quiere blindar la secretaría general para que “no se repita el 1 de octubre” con una cláusula que deje claro que la dimisión de más de la mitad de la dirección no conlleva la disolución de la ejecutiva.

En lo que está dispuesto a ceder en la propuesta de que las primarias sean abiertas a todos los ciudadanos (que se registren) para elegir a los cabezas de cartel “en todos los niveles”, es decir, que los simpatizantes puedan votar a los candidatos no solo para Moncloa, sino para las presidencias autonómicas y las alcaldías. Esa propuesta genera suspicacias en las filas socialistas para algunos municipios pequeños en los que se puede alterar el resultado mediante el “intrusismo”. Sánchez está abierto a negociar un límite para las primarias abiertas a partir del número de habitantes. “No son las tablas de la ley”, dicen en su entorno sobre las enmiendas que han presentado.

Además de organizar el congreso del que Sánchez saldrá con una nueva dirección, el secretario general tiene por delante dos desafíos: la moción de censura de Unidos Podemos contra Mariano Rajoy y la posición del PSOE respecto a Cataluña.

Sánchez se inclina por la abstención

El presidente de la gestora, Javier Fernández, descargó en el secretario general electo la decisión sobre la moción de censura. El asturiano era partidario de votar 'no', pero Sánchez ha abierto la puerta a la abstención, que es la posición por la que se inclinan en su equipo. Comparten el motivo de la censura –“Rajoy es censurable”, insisten–, pero no apoyarán la iniciativa de Iglesias. “No dan los números”, le ha recordado este jueves. Fuentes próximas a Sánchez aseguran que ha pedido consejo a mucha gente y que tiene la decisión “prácticamente” tomada. La dará a conocer en los próximos días.

Respecto a Cataluña, en el equipo de Sánchez están convencidos de que la escalada en el desafío independentista conduce a nuevas elecciones próximamente. El líder socialista, que llamó a Rajoy para manifestarle su absoluto rechazo al referéndum, no teme que el presidente del Gobierno le haga 'el abrazo del oso' con Cataluña. “Nosotros tenemos nuestro camino”, dicen en el equipo de Sánchez, que ha recordado este jueves que la solución es “el diálogo”.

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