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Pedro Sánchez confía en que el crecimiento de Ciudadanos y su apoyo a la lista más votada beneficie al PSOE

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante la celebración del Día de Castilla el 23 de abril.

Irene Castro

Pedro Sánchez está convencido de que el PSOE ganará las próximas elecciones municipales en 2019, a pesar de que no lo pronostica ninguna encuesta. Pero en Ferraz no se creen la demoscopia –que han llegado a definir como “parasociología, una especie de brujería”– y consideran que la tendencia al alza de Ciudadanos puede llegar a beneficiarles para conservar o incluso conseguir gobiernos autonómicos y municipales.

¿Cómo? En la dirección socialista están convencidos de que Ciudadanos roba voto masivamente al PP y que esa circunstancia hará que los de Mariano Rajoy pierdan la primera posición en muchos lugares, como por ejemplo en Madrid. Lo que no entra en los planes de Ferraz es que se cumpla lo que señalan ahora la encuestas y es que esa subida de los de Rivera se traduzca en vuelco tal que se coloquen como partido más votado.

En esa pugna que Sánchez observa en la derecha ve una ventana de oportunidad que suma a su convencimiento de que el electorado de izquierdas está oculto en los sondeos y que se movilizará cuando haya un horizonte electoral claro, es decir, cuando se convoquen las elecciones. Además, cree que ha ganado la batalla por el liderazgo de la izquierda frente a Podemos por lo que ve factible la campaña del voto útil y la captación del voto de centro si se ve al PSOE como alternativa factible de gobierno.

Con esos dos análisis, en la dirección del PSOE creen que lograrán ser primera fuerza en muchos territorios –más allá de Andalucía, Asturias y Extremadura, que son las únicas tres comunidades en las que ganaron las elecciones los socialistas en 2015– y, bajo esa premisa, Sánchez espera que Rivera mantenga su máxima generalizada de dar soporte a la lista más votada y que, por tanto, le beneficie.

Un ejemplo sería el de la Comunidad de Madrid, donde un sondeo interno del PSOE le sitúa en primera posición, pero en un empate técnico con Ciudadanos y PP. “Que el PP pase a ser tercera fuerza y que el PSOE sea primera fuerza en Madrid nos invita al optimismo”, expresó Sánchez en una entrevista en eldiario.es. En Madrid los socialistas ven a Podemos desinflado y temen que la suma no dé por lo que confían en que, con ese resultado sobre la mesa, Ciudadanos tenga que apoyar a Ángel Gabilondo si gana las elecciones.

Con esa estrategia, Ferraz se plantea, además, las generales como una segunda vuelta de las municipales y autonómicas del próximo año. Sánchez se muestra seguro de que será la primera fuerza a nivel local en España e hizo un pronóstico arriesgado en un acto a mediados de marzo: “Tenemos que ganar y ser la primera fuerza. Si ganamos las elecciones da igual los gritos que den porque quien gana las elecciones municipales, gana las generales”.

Sin embargo, no hay tanto optimismo en el conjunto del PSOE como en Ferraz. En las filas socialistas cunde el temor por el ascenso de Ciudadanos porque ven cómo la tendencia es al incremento sin cesar del partido de Rivera mientras que el PSOE se estanca sin rentabilizar la bajada del PP ni haber proyectado el inicial 'efecto Sánchez' que dibujó un aumento en las encuestas.

Además, en las filas socialistas dudan de que Ciudadanos le vaya a dar el poder al PSOE en una situación de práctica igualdad en la que sume con el PP. Por ejemplo, la propia encuesta interna del PSOE otorga a la suma de las dos formaciones de derechas más escaños de los que tienen ahora. Otra de las advertencias de algunos dirigentes socialistas es que el PP aún tiene la baza de sustituir a Rajoy por otro candidato que pueda impulsarles mientras que el resto de formaciones ya tiene los nombres sobre la mesa (los mismos que se enfrentaron en 2015 y 2016).

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