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Albert Rivera seguirá dando “estabilidad” al Gobierno de Rajoy pese a la “mochila” de la corrupción

Albert Rivera durante su comparecncia para hacer balance político

Carmen Moraga

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, está más que satisfecho de la cosecha de Ciudadanos de estos ocho meses de legislatura a pesar de que ha reconocido que Mariano Rajoy no ha cumplido muchos de los compromisos sobre regeneración democrática y en materia de corrupción que cerraron en el pacto de investidura a finales de agosto del año pasado.

Pero esto no va a impedir que siga negociando con su Gobierno nuevas reformas y los Presupuestos Generales del Estado para 2018, lo que dará un nuevo balón de oxígeno y una mayor tranquilidad al líder del PP tras haber tenido que pasar el mal trago de tener que testificar en la Audiencia Nacional sobre el caso Gürtel, tema sobre el que Rivera ha pasado casi de puntillas. De hecho, ni siquiera va a votar a favor de que el líder del PP comparezca este verano en un pleno extraordinario a explicar las lagunas que dejó sin despejar ante el juez, como piden Unidos Podemos y el PSOE.  

En su balance de final de este curso político Rivera ha confirmado que seguirá dando “estabilidad” al Gobierno de Rajoy porque cree que es la única manera de “pelear” para lograr cambios legislativos que pueden mejorar la vida de los españoles.

“Creo que estamos demostrando que si das estabilidad al país puedes pelear por hacer cambios y si quieres cambios debes dar estabilidad”, dijo el líder naranja en su comparecencia del viernes, en la que aprovechó para criticar al PSOE y a Unidos Podemos, partidos que a su juicio solo quiere “desestabilizar” la legislatura y forzar unas “elecciones cada seis meses”, con mociones de censura en el caso de Pablo Iglesias.

Precisamente, las relaciones de Ciudadanos con estos dos partidos no pasan por un buen momento aunque Rivera haya abierto un paréntesis con ambos grupos para buscar su apoyo a algunas de las medidas sobre regeneración democrática que el PP se niega a cumplir. Entre ellas, la limitación de mandatos a dos años de los presidentes del Gobierno y la reducción drástica de los aforamientos, dos asuntos en los que tampoco hay plena coincidencia entre los tres grupos en el método de llevarlas a cabo.

Pero si Rivera antes tenía alguna esperanza con el PSOE en otros temas, como el apoyo a una reforma constitucional “controlada”, ahora su entendimiento con Pedro Sánchez en este terreno se ha embarrado. No obstante, el líder de Ciudadanos espera que cuando llegue el momento final de dar el ‘do de pecho’ en Cataluña, los socialistas formen piña con los demás partidos constitucionalistas y no se desmarquen de ellos.

Los retos de Rivera para el nuevo periodo de sesiones

Así que visto como está el panorama político, a Ciudadanos solo le queda el PP como referente más cercano a pesar de que los de Rajoy quieren empezar a distanciarse de ellos para evitar que les 'roben' el centro político.

Una de las prioridades de Rivera a la vuelta de las vacaciones de verano será encargar a su equipo económico que se siente con el Gobierno a negociar los Presupuestos Generales del Estado para 2018, lo que volverá a salvar al jefe del Ejecutivo de un adelanto electoral si el PNV, CC y Nueva Canarias también hacen lo mismo y terminan respaldándolos. Las posibilidades de que las cuentas del año que vienen salgan también adelante son altas dado que los cuatro partidos apoyaron el techo de gasto y los objetivos de déficit público, antesala de los PGE.   

Eso sí, en Ciudadanos no quieren que su apoyo le salga “gratis” al Gobierno y aseguran que podrán nuevas condiciones encima de la mesa como ya hicieron con los de 2016. Esas exigencias estarán centradas en ver si se aplican las partidas pactadas en los presupuestos anteriores y en que haya nuevas inversiones en políticas sociales y bajada de impuestos, ya que considera que “no hay excusa” cuando la economía y el PIB siguen creciendo y el paro se ha reducido.

Precisamente, una de las prioridades de Ciudadanos será la reforma del mercado laboral –no la retirada de la ley–, en la que insistirán en la implantación del contrato único, que tanto PSOE como Podemos rechazan.

Además, quieren que otra de sus prioridades sea la reforma de la ley electoral para “modernizarla” y hacerla más “justa”.   

El líder de Ciudadanos cree que gracias a sus 32 escaños y a la política “útil” que ha ejercido su partido todo va mejor y son los que están liderando en realidad la oposición.

En su haber ha contabilizado la ley de autónomos; el cheque de formación para jóvenes: el aumento del permiso de paternidad; políticas para mejorar la conciliación; mayor dotación de medios para la Justicia; la bajada del IVA cultural –pero no para el cine–, y el pacto de Estado por la Educación, entre otras cosas.  

Incluso se ha arrogado el éxito del pacto de Estado sobre la violencia machista que acaban de cerrar los grupos en el Congreso con la abstención de Unidos Podemos. 

Ahora quiere que otra de sus leyes estrella, la de gestación subrogada, salga adelante aunque sabe que es prácticamente imposible ya que la proposición que presentaron ha sido rechazada hasta por el PP. Pero pide a las direcciones de los grupos que den libertad de voto a los diputados para apoyarla. 

En lo que Rivera sabe que pincha en hueso con Rajoy es en las medidas sobre corrupción. En su comparecencia del viernes recalcó que gracias a ellos el presidente del Gobierno deberá acudir a la Comisión de Investigación sobre financiación ilegal del PP.

Argumentó que es “mucho más sensato y útil” que acuda a ese órgano y no a un Pleno extraordinario porque eso sería para el líder del PP un “chollo” ya que podría dar un mitin.

Pero se le olvidó comentar que el PP ha recurrido su continuidad ante el Tribunal Constitucional por entender que al no delimitar el marco de sus trabajos se están “vulnerando derechos fundamentales” de sus diputados.

Los populares con una estrategia similar ya han logrado paralizar de la investigación sobre la deuda en el Ayuntamientos de Madrid.  De lograr su propósito, esta sería una nueva victoria de Mariano Rajoy frente a los baldíos intentos de su 'socio preferente' para  que cumpla con las medidas de regeneración que firmó con ellos en el pacto de investidura. Pero a Rivera siempre le quedará la economía.

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