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Los barones del PP marcan el camino a Casado desde el día después al 26M

Feijóo, Casado y Moreno durante el Comité Ejecutivo Nacional del PP del lunes.

Iñigo Aduriz

El pasado domingo el líder del PP, Pablo Casado, vivió un espejismo ante los resultados de las elecciones municipales, autonómicas y europeas: el partido perdió votos respecto a los comicios de hace cuatro años, pero vio posible recuperar feudos históricos como el Ayuntamiento de Madrid y mantener otros como la Comunidad de Madrid o la Región de Murcia, siempre que logre acuerdos con Ciudadanos y Vox.

La dirección del PP, que esperaba una nueva debacle como la del 28A, improvisó in extremis esa misma noche una celebración a las puertas de Génova –hasta donde se acercaron apenas 200 personas–. Casado vendió el resultado como un triunfo y habló del “inicio de la remontada” de los populares, que se habían hundido apenas un mes antes en las elecciones generales, cuando lograron el menor apoyo electoral de su historia. Para la dirección del PP, el 26M zanjó cualquier atisbo de crisis de liderazgo de su presidente, al que consideró 'salvado' de la sucesión.

Un día después, sin embargo, los líderes autonómicos del partido lanzaron un jarro de agua fría de realidad a su máximo líder antes y después de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional que se celebró en Génova, mostrándose muy críticos con la estrategia de Casado de los últimos meses e intentando marcar la línea que deberá seguir el partido en el futuro próximo.

Los barones de más peso institucional y orgánico –entre ellos el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo y el de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla– pidieron hacer autocrítica, atribuyeron la mínima “recuperación” en las urnas a la exigencia de girar al centro que le realizaron a Casado tras la debacle de las generales, e insistieron en la necesidad de seguir apostando por la vía de la “moderación”, dejando así de lado el viraje a la derecha y el acercamiento a Vox que caracterizaron los primeros meses del líder del PP tras ganar las primarias.

“Recuperar todo el centro”

Antes del Comité, Feijóo señaló que el PP logró “mejores” resultados en las elecciones del 26M porque en las últimas semanas se había “centrado” y había “ensanchado sus bases”. El dirigente gallego pedía “seguir insistiendo y persistiendo en el centro” político. En la misma línea, Moreno Bonilla consideraba que tras el resultado del 26M los populares estaban “satisfechos porque el PP recuperó una parte importante de su electorado”. Señalaba, no obstante, que el partido no puede “perder su personalidad” y que “debe recuperar todo el centro derecha siempre desde el centro”.

También el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, uno de los más críticos con el giro a la derecha de Casado, subrayaba que el partido había “aguantado el tipo” en las elecciones autonómicas, municipales y europeas, mejorando resultados con respecto a las generales tras producirse en estas últimas semanas un “cierto giro hacia la moderación” y “confiar en las estructuras territoriales del partido”.

“Ése es el camino. Tenemos que seguir buscando la centralidad, buscando la moderación y ser capaces de demostrar que somos un partido que negocia y tiene capacidad de acuerdo y de hacer proyectos para el interés general”, avisaba.

La rueda de prensa que ofreció Casado tras el Comité evidenció las contradicciones internas del PP y el pulso que existe entre la dirección y algunos de los barones. En su comparecencia, el líder popular negó rotundamente haber realizado “ningún giro al centro” en las últimas semanas, subrayó que la campaña de las autonómicas y municipales fue “acertada” y recalcó que no se había dado ningún “bandazo” con respecto a la del 28A.

Una tensa comida

Estas afirmaciones encendieron los ánimos de los líderes autonómicos que, en una comida posterior, reprocharon a Casado que no reconociera que el “alivio” del 26M se debió al intento de girar al centro al que le habían forzado y que dos días después de las generales llevó al líder del PP a llamar por primera vez “extrema derecha” a Vox. Según explicó La Vanguardia, durante el tenso almuerzo Feijóo reprochó al líder del PP no haber hecho la lectura correcta de las elecciones y le acusó de haber provocado que la ciudadanía percibiera al partido “derechizado”.

En esta misma línea se expresó –siempre según el citado diario– la presidenta de los populares valencianos, Isabel Bonig, que lamentó que el líder del PP diera una “imagen antigua, de derechas” de la formación conservadora.

Otro de los momentos de mayor tensión se produjo cuando Moreno Bonilla reclamó moderación a Casado y este le reprochó que el acuerdo con Ciudadanos y Vox que permitió llegar al poder al presidente de la Junta de Andalucía hizo más daño que la foto de la concentración de Colón de febrero en la que posaron juntos Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal.

Dirigentes populares explican a eldiario.es que, además de esos reproches, los barones han exigido al líder del PP que reorganice a su equipo relevando a los miembros de la dirección más derechistas –los asesores más próximos de Casado son del sector aznarista– y dando paso a líderes más moderados. En el centro de las críticas de los barones está, según esas fuentes, el secretario general del partido, Teodoro García Egea, al que muchos consideran el responsable de la errática estrategia de Casado que no ha dado resultados en las urnas.

El nombramiento de Álvarez de Toledo

Fuentes del PP andaluz señalan que Feijóo exigió la cabeza del 'número dos' de Casado tras el 26M, pero que Moreno Bonilla “echó un cable” al líder de los populares frenando la destitución de García Egea, informa Daniel Cela.

Los barones que exigen un mayor viraje al centro critican además fichajes como el de la periodista Cayetana Álvarez de Toledo, que encabezó la lista del PP por Barcelona para las generales y que, según explican los dirigentes consultados, Casado pretende situar como portavoz en el Congreso de los Diputados. Este nombramiento lo rechazan de plano dirigentes como Feijóo o Moreno Bonilla.

La dirección del PP niega en cambio que Casado se plantee una reorganización de su equipo para introducir perfiles más moderados como le reclaman los líderes autonómicos y desmienten que la presión de los barones haya hecho cambiar al líder popular sobre la elección de los portavoces parlamentarios. Recalcan, asimismo, que no existen tensiones internas.

Fuentes de Génova aseguran también a este diario que “no está descartado” que Álvarez de Toledo sea la nueva portavoz en la Cámara Baja y defienden que el único encargado de tomar esa decisión es “el presidente”. El nombramiento se realizará en una futura Junta Directiva –máximo órgano entre congresos– que tendrá lugar en las próximas semanas en una fecha aún desconocida, pero que desde la dirección del PP sitúan antes del verano.

“Expectantes” ante los pactos

Según los dirigentes consultados, esa reunión se avecina convulsa ante el pulso que existe entre los principales barones y la dirección popular sobre la orientación ideológica del partido, acerca de la composición y los relevos en el equipo de Casado y los futuros nombramientos.

“En el partido hay mucha tensión, todo el mundo está expectante ante los pactos”, reconoce un líder regional crítico con la gestión que está realizando el líder del PP desde su triunfo en las primarias, y que está en contra de lograr acuerdos con Vox, como sí quieren Casado y los suyos.

Este dirigente díscolo con Génova advierte de las posibles consecuencias que podría tener para el presidente de los populares recuperar su estrategia de derechización ante el descontento interno: “Si Casado no hace grandes cambios quizás el que se la juegue sea él”.

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