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Choque entre la Fiscalía y la Audiencia de Madrid sobre si gritar “negra de mierda” es un delito de odio

Imagen de archivo de una manifestación contra el racismo

Alberto Pozas

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El delito de odio nació con el objetivo de proteger a minorías en riesgo de discriminación de los ataques que puedan empeorar su situación o, incluso, incitar la violencia contra ellos. Pero en los últimos años se ha convertido en un cajón de sastre para que, sobre todo, algunos partidos políticos judicialicen la batalla política mientras el Supremo insiste una y otra vez en que no todo es un delito de odio. La contienda judicial se dirime ahora en los tribunales madrileños, donde jueces y Fiscalía pelean para que un hombre sea condenado por este delito tras proferir insultos racistas contra una mujer en Alcalá de Henares: “Negra de mierda, vete a tu país, puta negra”, dijo a una empleada de unos almacenes un hombre que, por ahora, ha sido absuelto. La Fiscalía ha recurrido.

Los hechos, según declara probado la Audiencia Provincial de Madrid, ocurrieron en junio de 2019 en un BricoDepot ubicado en la localidad de Alcalá. El acusado había realizado unas compras y a la empleada que le atendía en la caja se le escapó volando por el viento el ticket de su compra. El hombre salió corriendo para atraparlo y al volver a la caja empezó a proferir insultos racistas contra la cajera: “Negra de mierda, vete a tu país, puta negra, hija de puta”, espetó antes de subirse a su vehículo y marcharse de allí.

El caso llegó a juicio y la sección especializada en odio de la Fiscalía de Madrid pidió una condena de ocho meses de prisión para él por este delito, pero la Audiencia Provincial ha optado por la absolución. Entienden los jueces que, en este caso, el incidente tuvo “una duración mínima” de apenas unos segundos, que fue un “incidente aislado” que no tenía por objetivo “incitar al odio o a la violencia, ni a ofender al grupo étnico al que pertenece la denunciante”.

Según valoraron los jueces, el antes acusado y ahora absuelto actuó “en un rapto de cólera” en lo que fue, para ellos, una respuesta “iracunda e injustificada de un cliente que reacciona grosera y ofensivamente contra un empleado concreto”. Pero no por racismo: “No por pertenecer a una raza, sino por el trato recibido del mismo”, dejando caer que esta conducta en todo caso podría haber sido considerada como una injuria leve, actualmente despenalizada.

Esa no fue la explicación que dio el acusado. En su declaración ante el tribunal durante el juicio, directamente negó haber discutido con esta empleada. Aseguró que había recordado que era negra al comprobarlo en la grabación de las cámaras de seguridad una vez imputado. Si sus insultos racistas se han abierto camino hasta el relato de los hechos probados es por la declaración de la víctima, de otros trabajadores y el visionado de las grabaciones, pero su intención al dirigirse así a una mujer negra nunca fue esgrimida por él mismo como argumento de defensa.

Los jueces le absuelven y se apoyan en otra sentencia reciente de la misma Audiencia Provincial, pero de finales del año pasado, cuando los jueces absolvieron a un hombre que protagonizó un incidente similar en el centro de Madrid. Llamó “negro de mierda” a un joven que estaba comprando de madrugada en el mismo establecimiento que él y los jueces rechazaron que actuara “con ánimo de atentar contra el joven por su origen racial”.

Ese insulto, aunque sea una forma “despreciativa y ofensiva” de dirigirse a la víctima, no llega a la categoría de delito de odio según la Audiencia de Madrid: “No todo insulto que lesione la dignidad de una persona ni toda expresión de naturaleza denigrante, humillante, o de menosprecio hacia alguien, conlleva automáticamente a su incardinación en el delito de odio”, argumentó.

La Fiscalía recurre: “Ha supuesto un ataque a la dignidad”

En el caso de la trabajadora del BricoDepot de Alcalá de Henares, la Fiscalía ha decidido llevar su acusación fallida por delito de odio hasta el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. “El trato dispensado a la mujer de piel negra ha supuesto un ataque a la dignidad por el desprecio ínsito que se infiere del comportamiento enjuiciado de carácter humillante y vejatorio”, dice el recurso del fiscal Ángel Guzmán.

Para el Ministerio Público es “evidente” que la víctima fue “intencionadamente seleccionada por motivo de intolerancia y rechazo a lo distinto”, y que aunque solo durase unos pocos segundos puede ser considerado un delito de odio. E insiste en la petición de condena que ya hizo la Fiscalía durante el juicio: ocho meses de cárcel y multa de 2.880 euros para el ahora absuelto.

En su sentencia, la Audiencia de Madrid no solo se hacía eco de su propia jurisprudencia. También ponía encima de la mesa la sentencia del Tribunal Supremo que en 2018 condenó a dos años y medio de cárcel por delito de odio a un tuitero por burlarse de las víctimas mortales de violencia de género en España con mensajes como “53 asesinadas, pocas me parecen con la de putas que hay sueltas”. Esa sentencia, recuerdan los jueces, invitaba a analizar si se trataba o no de una situación “incontrolada” o una reacción “momentánea, incluso emocional, ante una circunstancia que el sujeto no ha sido capaz de controlar”.

La Fiscalía contraataca con otras resoluciones en su propio recurso que ahora examinará el Tribunal Superior de Justicia de la región. Uno de los ejemplos que pone es la absolución de dos hombres que en 2019 increparon a unos vecinos de origen marroquí con insultos como “moros de mierda, iros a vuestro país, putos moros”. Sentencia en la que se establece como requisito para el delito de odio que los insultos se proyecten sobre un colectivo aunque sea “de modo meramente potencial” y que la lesión de la dignidad vaya dirigida “a demonizar al colectivo frente a la opinión pública, construyendo la imagen del grupo y de sus miembros como seres inferiores carentes de dicha dignidad”.

El caso de esta cajera víctima de insultos racistas será ahora estudiado por el Tribunal Superior de Madrid. En el juicio, ella explicó que había tenido “incidentes semejantes” en el pasado, aunque no supo especificar si con el mismo cliente: “Me he quedado con tu cara negra de mierda, te vas a enterar”, escuchó en esa ocasión. En cuanto a los insultos juzgados, afirmó ante los jueces que se sintió “humillada y con miedo” y aseguró que sigue padeciendo ansiedad a día de hoy.

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