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Con la marca por los suelos, Ciudadanos se encomienda a Edmundo Bal

El candidato de Ciudadanos a la Comunidad de Madrid, Edmundo Bal, tras participar este domingo en la X carrera popular de Hortaleza. EFE/Javier López

Carmen Moraga

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Con el antiguo secretario de Organización trabajando a sueldo de Génova 13 y proyectando una opa hostil que ha provocado un goteo de fugas de cargos institucionales... Con la marca en su peor momento, el presidente fundador Albert Rivera desaparecido desde que llevó al partido a la hecatombe de los 10 diputados... Con unas encuestas que la sitúan como una fuerza extraparlamentaria en Madrid... Con todo ese contexto, un casi recién llegado al partido, Edmundo Bal, abogado del Estado en excedencia se ha echado a las espaldas la responsabilidad de lo que le pase a su partido el 4 de mayo.

El eslogan de su campaña lo dice todo: #MadrileñosPorEdmundo, en alusión al programa de Telemadrid, que entrevista a emprendedores que marcharon de la capital y a los que les va mucho mejor en otros continentes. En el vídeo electoral aparece Bal haciendo footing –menos rato que Ayuso–; Bal montando en su Harley con chupa de motero; Bal en las terrazas de los bares madrileños apoyando a los hosteleros; y Bal subiendo las escaleras del Congreso y prometiendo un “Madrid de Todos”.

“Esto va a ser es una carrera de fondo”, reconocía el propio Bal el dia de la presentación de su lema, una carrera en la que lucha por sacar la cabeza y tratar de acabarla dentro del crono. A pesar de que lleva dos años como portavoz en el Congreso, un cargo que le ha servido de plataforma política para dar a conocer su imagen, es el más desconocido de los seis candidatos con opciones de tener representación. En cierta medida es un recién llegado. Albert Rivera lo fichó para su campaña de las generales del 28 de abril de 2019, la del éxito electoral -57 escaños- que meses después se torno en fracaso al quedarse tan solo en 10. Sobre él pesa ahora la propia supervivencia del partido. Desde que fue designado candidato -tras el paso atrás que dio, obligado, el ex vicepresidente regional Ignacio Aguado– y después de someterse a unas primarias en las que no tuvo ningún rival de peso, el candidato se está volcando en intentar dar la vuelta a unas encuestas testarudas.

Hace dos años obtuvieron, con Ignacio Aguado como candidato, 26 escaños. Entonces Rivera decidió cerrar un pacto de Gobierno con el PP en Madrid –tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento–, así como en Murcia y en Castilla y León, al igual que habían hecho meses antes en Andalucía. Dos de esos pactos han saltado por los aires –en Murcia por la fallida moción de censura, y en la capital por el adelanto electoral decretado por la presidenta regional–, a lo que se une el estrepitoso fracaso cosechado hace unos meses en Catalunya, en donde pasaron de 36 a 6 escaños de golpe, todo un cóctel que amenaza en este momento al partido con su supervivencia.

Sin embargo, a pesar de la tormentosa relación que mantuvieron Aguado y Ayuso en el tiempo que duró su alianza y de las últimas humillaciones públicas de la presidenta, que convocó elecciones sin debatirlo con sus socios y luego destituyó a todos los cargos que no eran del PP, Bal y Arrimadas siguen decididos a retomar ese gobierno. O al menos eso vende su campaña. El hecho de que Aguado ya no esté, dicen los dirigentes en privado, allana el camino para propiciar un nuevo acercamiento al PP que aleje a Vox de un futuro Gobierno. Tanto el candidato como la propia líder del partido han dejado claro que no quieren nada con el socialista Ángel Gabilondo porque, según insisten, “va en el mismo pack que Iglesias” y volvería a repetir las mismas políticas “peligrosas” para los madrileños.

Este empeño por mantener la relación con los de Ayuso coincide con la opa hostil ordenada por Casado, que pasa por fagocitar a Ciudadanos para reunificar el centro-derecha desde dentro del PP. Este lunes Arrimadas ha tenido que salir al paso de las declaraciones que hacía el líder del PP en Antena 3 en las que ha desvelado que le ha ofrecido “todo” para “una convergencia entre los dos partidos” que incluso contemplara “una nueva estructura orgánica entre las dos direcciones”. Arrimadas, visiblemente molesta, no tardaba en replicar que eso solo eran “palabrerías” y recordó que quien desdeñó la idea de concurrir con su partido en las elecciones catalanas fue Casado. Además, remachó que “son proyectos políticos diferentes” y ella no contempla ninguna alianza de estas características.

Aunque el panorama pinta muy negro para Bal, en la dirección del partido siguen lanzando mensajes en positivo para movilizar a su electorado, convencidos de que si aprietan en las últimas semanas de la campaña conseguirán atraer a parte de ese 30% de indecisos que según el sondeo elaborado por el organismo público que dirige José Félix Tezanos aún no sabe a quien votar el 4 de mayo. “Edmundo es el mejor candidato en estas elecciones y el único que se presenta con un proyecto para todos los ciudadanos. Un proyecto solvente y valiente frente a la polarización que evitará que el futuro Gobierno de Madrid dependa de los extremos, de Podemos o de Vox”, repiten los dirigentes de Ciudadanos.

Una campaña que afronta como si fuera una maratón

A sus 54 años el abogado de Estado que se jacta de “haber plantado cara a Sánchez frente a los golpistas” -para los que él pretendía pedir penas por rebelión y no de sedición–, ha asumido el reto de las elecciones más difíciles de todas las que ha afrontado hasta ahora.

El candidato ha estado estos días recorriendo diversos distritos y municipios de la capital con la vicealcaldesa Begoña Villacís, que se ha convertido en su sombra en todos los actos, ya que conoce bien el terreno, es una dirigente muy popular y en el partido piensan que tiene un fuerte tirón electoral. Arrimadas mientras tanto mantiene un perfil bajo. Fuentes del partido aseguran que no ha querido hacer como Pedro Sánchez o como Santiago Abascal que están implicándose en la batalla autonómica como si fueran ellos los candidatos. “Inés presentó a Bal, ha estado y estará con él en algunos actos y seguirá apoyándole cuando empiece el tramo más duro de la contienda”, afirman los mismos dirigentes.

Aunque de puertas afuera todos venden optimismo, la propia líder del partido parece tener asumido que hay posibilidades de que la candidatura de Bal no alcance el 5% y su partido se quede fuera de la Asamblea de Madrid. Si finalmente sucediese, la dirección no contempla ninguna catarsis. Tanto ella como el portavoz en el Congreso prevén continuar en sus cargos, en principio sin dimisiones, según ha confirmado Arrimadas al diario La Razón. El portavoz tampoco descarta quedarse en el Congreso aunque logre tener representación en la Asamblea. Pero Arrimadas sabe que el sector crítico, representado ahora por los Renovadores Cs, les está esperando. “Pedirán mi dimisión, la de Edmundo e incluso la de Begoña Villacís”, auguró la semana pasada en una entrevista que concedió a La Sexta, de las pocas en las que se prodigó después del fracaso de la moción de censura en Murcia.

“Ciudadanos mantiene miles y miles de cargos y afiliados por toda España, gobierna Andalucía, Castilla y León y en 400 ayuntamientos, cuenta con una de las delegaciones más importantes de la familia liberal europea y representa a todos los españoles que creen en el centro”, dice Arrimadas para insistir en la necesidad de que su proyecto siga adelante más allá del 4 de mayo, una fecha que será crucial para su futuro.

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