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Aznar niega la caja B y reescribe la sentencia que expulsó al PP del Gobierno

José María Aznar, durante su comparecencia en el Congreso

Pedro Águeda / Elena Herrera

“Una estructura financiera y contable paralela a la oficial existente al menos desde el año 1989”. Así define la “caja B” del Partido Popular la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la Primera Época de Gürtel. Para José María Aznar, el presidente del Partido Popular durante 14 años, esa financiación irregular nunca existió, jamás se cobraron sueldos en negro y toda la corrupción de su partido se circunscribe a dos casos, en las localidades madrileñas de Pozuelo y Majadahonda.

La comparecencia de Aznar ante la comisión de investigación de la financiación del Partido Popular está resultando bronca en casi todos sus episodios. La actitud con la que ha llegado el expresidente ha quedado de manifiesto en las respuestas al Grupo Socialista, el primero que le interrogó. Se negó a pedir el perdón por la corrupción que le solicitó el portavoz socialista, Rafael Simancas, al que terminó por desearle que supere su “frustración” por haber perdido el Gobierno de Madrid fruto del 'tamayazo'.

Aunque ha negado la caja B, Aznar ha dejado dos matices. El primero, que sus “responsabilidades políticas” le alejaban “completamente del conocimiento de las cuestiones económicas”. La segunda, que sí “ayudó” a personas que sufrían la lacra del terrorismo. Entre las anotaciones de Luis Bárcenas que la Audiencia Nacional da por veraces figuran pagos en negro a responsables del PP vasco amenazados por ETA. Aznar ha puesto en valor que nunca ha sido llamado a declarar como imputado ni como testigo en fase de instrucción o juicio oral de Gürtel.

Los portavoces de la oposición le han recordado en varias ocasiones las siglas J.M que aparecen en los papeles de Bárcenas. “Cualquier anotación en esos papeles, para mí no tiene ningún fundamento”, ha dicho. Aznar ha recurrido también al argumentario del partido según el cual la condena al PP como responsable civil a título lucrativo no implica conocer los desmanes de la Gürtel en los feudos ricos de Majadahonda y Pozuelo. La sentencia dice, sin embargo, que “negarlo es ir no solo contra las evidencias puestas de manifiesto sino en contra de toda lógica”.

El portavoz de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, ha evitado entrar en el cuerpo a cuerpo con Aznar, que lo acusó de no ser una persona fiable y de “faltar a la verdad” y que incluso recuperó asuntos como el pago a la cuidadora de Pablo Echenique o la sanción de la Universidad Complutense a Juan Carlos Monedero. Iglesias se ha centrado en formular cuestiones relativas al caso Naseiro o las empresas pantalla con las que se financió el PP y ha advertido en cuatro ocasiones al expresidente que en la comisión de investigación no se puede mentir.

En su última intervención, el líder de la formación morada sí ha afeado a Aznar la “imagen” dada en la comisión y le ha asegurado que, de aquí en adelante, iba a trabajar para que en su “patria” nadie tuviera que avergonzarse de tener expresidentes como él. Cuando le preguntó por la boda de su hija y los pagos que aparecen en la investigación que realizaron de determinados gastos los responsables de Gürtel, Aznar ha reaccionado sacando a colación el estado de salud de los hijos de Iglesias para desearle “lo mejor”.

Aznar ha dicho sentirse “orgulloso” del pasado de su partido y “muy querido” por él. Han sido los dos momentos en los que los diputados del PP, con el actual número dos, Teodoro García Egea, al frente, han golpeado las mesas a modo de aplauso. José María Aznar ha sacado pecho por que entre sus 71 nombramientos de cargos públicos, solo hay un condenado, en referencia Rodrigo Rato. “Le deseo todo el bien posible y que no sea verdad de lo que se le acusa, pero que yo pueda saber eso diez años antes me parece metafísico”, ha dicho. De aquel Gobierno central ha destacado su categoría política y gestión con independencia de “por dónde haya ido la vida” de cada uno después.

Una vez reescrita la sentencia de la caja B, Aznar ha tenido ocasión de dar su versión sobre otros episodios, como la boda de su hija en El Escorial, a la que asistieron invitados el cabecilla de la Gürtel, Francisco Correa, y uno de sus colaboradores, Álvaro Pérez, 'El Bigotes'. Correa dijo en el juicio que pasaba tanto tiempo en Génova que prácticamente vivía allí. Este martes, Aznar ha asegurado que no le conoce.

Fuera de la Gürtel, más allá de la caja B, Aznar ha traído preparada una retahíla de ataques a la oposición que han servido para no hablar de la financiación irregular del PP durante buena parte de la intervención. Al PSOE le ha sacado millones de fraude y lista de imputados por los ERE, también cuatro casos en fase de investigación en el partido en Valencia. A ERC que tuvo un consejero de Gobernación condenado por contrabando de tabaco. Al portavoz de los republicanos, Aznar le ha dicho que representa a un partido “golpista”. A EH Bildu le ha reprochado un reciente informe del Tribunal de Cuentas. Y al PNV, los “quince imputados” del caso De Miguel. A Podemos le ha espetado Venezuela, Irán, o las polémicas entorno a Echenique o Monedero.

El “comodín” de ETA

La intervención del diputado de EH Bildu Oskar Matute ha servido a Aznar para extenderse en hablar de ETA, del papel de Batasuna y de su “cercanía” a las víctimas del terrorismo. Todo ello ha constituido el “comodín” de ETA, según el término utilizado por el portavoz Matute.

En varias ocasiones, Aznar se ha burlado de los “proyectiles de precisión” vendidos a Arabia Saudí, en un contrato firmado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. La guerra de Irak ha estado presente en varias intervenciones, entre la gravedad del tono que los portavoces han alcanzado al llegar a este punto y que contrastaban con las risas de la bancada popular.

Aznar ha negado la mayor, esto es, la participación de España en el conflicto bélico. “España no participó en la guerra de Irak”, ha dicho. Y también que “España no envió a soldados”. El diputado de ERC Gabriél Rufián le ha instado a pedir perdón a la familia del cámara asesinado por las tropas estadounidenses José Couso, ante lo que Aznar ha guardado silencio.

El interrogatorio de Rufián ha sido el más brusco. Aznar ha pasado de la risa al gesto serio al escuchar que su Gobierno fue de “ladrones y carceleros”. El portavoz de ERC se ha despedido comparando al expresidente con El Padrino y le ha deseado que termine compareciendo ante un tribunal penal internacional.

En el apartado de cuestiones ajenas al objeto de la comisión, el expresidente también ha sacado pecho de la época en la que estuvo al frente de la Presidencia del Gobierno y resaltó una “ hoja de servicios más que relevante en creación de empleo”. Estas palabras indignaron al portavoz de ERC, que acusó a Aznar de ser el responsable de sacar de las universidades y las escuelas a su generación.

Cuando la figura de uno de sus exministros, Eduardo Zaplana, ha salido a relucir, Aznar ha abierto un paréntesis. “Quiero expresar mi profunda preocupación por la situación y salud física de Eduardo Zaplana y espero y deseo que se pueda solucionar lo antes posible. No hago ninguna valoración desde el punto de vista judicial. Expreso mi seria preocupación por una persona que padeciendo una leucemia está en esas circunstancias”, ha dicho Aznar, ante las reiteradas negativas de la jueza a dejar en libertad al exministro de Trabajo por motivos de salud.

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