CRÓNICA | La izquierda acorrala con las cifras sobre la pandemia a una Ayuso faltona y despectiva
Media España bizquea entre el drama de Rocío Carrasco y el “show de Ayuso” mientras la otra media polemiza con la secesión de los ricos del fútbol que anhela Florentino. Es como si el presidente del Real Madrid siguiera en el deporte los latidos del gobierno madrileño, que ni siente ni padece, pero sí insulta a quienes integran las colas del hambre; rechaza que los ricos paguen más impuestos que los pobres y enarbola como nadie el aquí cada cual que se busque la vida como pueda. Lo llaman libertad cuando en realidad suena a egoísmo, individualismo e insolidaridad.
En horario de reality, y compitiendo en audiencia con la hija de “la más grande”, arrancó un debate cuyos organizadores explotaron con un despliegue mediático de seis horas de directo entre el previo, el debate y el post. Madrid, a todo gas. Madrid, primero. Madrid como seña de una identidad que nunca existió ni es reconocida siquiera por los madrileños, más allá del “procesismo” que representa una presidenta que en apenas dos años ha pasado de perfecta desconocida a lideresa de la nueva derecha madrileña en toda su extensión. Casado tiembla y MAR se pavonea. El “ayusismo cañí”, sí, se ha hecho un hueco en el parqué nacional por obra y gracia del que fue hacedor del primer Aznar y además sale ileso, pese a los embistes de una izquierda coordinada, en un debate televisado en el que nunca quiso estar.
Por Esther Palomera.