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La ruptura de UPyD deja a sus cuatro europarlamentarios desperdigados en Bruselas

La portavoz de UPyD en el Parlamento Europeo, Maite Pagazaurtundua.

Pablo García

Bruselas —

Unión Progreso y Democracia (UPyD) murió dos veces en Bruselas en 2014. La primera vez fue el 25 de mayo, cuando parecía que el partido magenta iba a echar raíces tras siete años de existencia. Las elecciones europeas dieron a UPyD poco más de un millón de votos y cuatro eurodiputados y a Ciudadanos –hasta entonces Ciutadans, solo presente en Cataluña- medio millón de votos y dos escaños. La segunda muerte llegó cinco meses más tarde, el 17 de octubre de 2014. Las críticas de la dirección propiciaron la renuncia del ex portavoz en el Parlamento Europeo Francisco Sosa Wagner, que era favorable a pactar con Ciudadanos. Parecía una dimisión más, pero fue el pistoletazo de salida para la desintegración de UPyD.

Ahora, año y medio después de la dimisión de Sosa Wagner, el partido está clínicamente muerto y sus cuatro eurodiputados desperdigados por Bruselas, cada uno a su aire. Dos de ellos responden ante estructuras partidistas: Maite Pagazaurtundúa continúa en la formación rosa (es la única cargo electo junto con Gorka Maneiro en País Vasco) y Teresa Giménez Barbat se ha integrado junto con Carolina Punset y Javier Nart en la delegación de Ciudadanos Europeos, próxima a Ciudadanos. Los otros dos no responden ante nadie: Beatriz Becerra y Enrique Calvet Chambon solo trabajan para la familia liberal europea.

Tras las elecciones europeas surgió una corriente en UPyD que pedía acercarse a Ciudadanos. La encarnaron Sosa Wagner y Fernando Maura (que renunció en noviembre como eurodiputado pasado para ser diputado de Albert Rivera en Madrid y cedió su puesto a Giménez Barbat). Aunque el segundo trató de convencer al primero de que no dimitiera, la salida del leonés propició la entrada de Calvet, otro favorable a la alianza con Ciudadanos. Maura y Calvet se enfrentaron durante meses a Pagaza y Becerra, entonces incondicionales de Rosa Díez, hasta que los dos díscolos fueron expulsados en abril de 2015. Después vendrían las elecciones de mayo y diciembre en España y la irrelevancia política para UPyD, eclipsada por Ciudadanos.

La última en llegar, Teresa Giménez Barbat, se encontró con el desaguisado en noviembre de 2015 por lo que ha sido ajena a todas las cuitas. “UPyD estaba ya muy debilitada, y por eso su integración dentro de la delegación de Ciudadanos Europeos era lo más natural”, confían en su oficina. A esa delegación pertenecía Fernando Maura, del que heredó el escaño. Ciudadanos y UPyD están dentro del partido liberal Alde, al igual que Convergencia o el PNV.

A efectos prácticos, Giménez Barbat trabaja con Ciudadanos. Se dio de baja de UPyD el pasado mes de abril aunque llevaba tiempo alejada del partido. Diez años antes, la eurodiputada fue una de las fundadoras de la asociación que dio luego paso a Ciudadanos. Recaló después en UPyD, como la mayoría. Está en la Comisión de Cultura y mantiene una buena relación con los otros tres dirigentes que llegaron a Bruselas dentro de la misma lista.

Enrique Calvet también era un crítico que pedía la confluencia con Ciudadanos, aunque él ha ido dando tumbos y a día de hoy no responde en Madrid ante ningún partido sino ante sí mismo. “Que no esté en las filas de un partido no significa que no luche denodadamente por su circunscripción y quienes la componen: España y sus ciudadanos”, proclaman en su equipo.

Está en la Comisión de Empleo. En su día Calvet rechazó entrar en la delegación de Ciudadanos Europeos aunque justo la víspera del 20-D “recomendó” el voto para Albert Rivera. “No hay ningún acercamiento a formación política alguna. Está adscrito al grupo Alde y desde allí seguirá trabajando por España y por la integración europea”. La decena de notas de prensa enviadas que ha enviado su equipo desde que tomó posesión gravitan, principalmente, en torno a la cuestión catalana. Apuesta por la “Gran Coalición” PP-PSOE-Ciudadanos.

“El trabajo y actividad de Enrique Calvet es intenso y sagrado, y se reparte en muy distintos lugares. Él está convencido de utilizar todos los instrumentos que pone a disposición el Parlamento. De otra manera, se estaría defraudando a los electores”, indica su gabinete. Antes de su expulsión, UPyD le acusó de gastar 7.475,36 euros en comidas a través de sus gastos de representación en diciembre de 2014 y enero de 2015.

En octubre pasado Calvet declaró en Youtube “tener un déficit de cara al Parlamento” de 10.000 euros. Según su oficina, es dinero que el eurodiputado “adelantó”, que corresponde a“gastos imprescindibles” como “costes de equipamiento de oficina, costes de gestión y mantenimiento, teléfonos, red de contactos, actividades de networking, alquiler de salas, contratación de intérpretes, traducción de documentos, desplazamientos y alojamiento de ponentes”. Portavoces oficiales del Parlamento Europeo aseguran que es imposible “adelantar dinero” a la institución. “Cada eurodiputado tiene un sobre cerrado con gastos de representación de 4.320 euros. No hay más”.

Beatriz Becerra fue la última en irse de UPyD: lo hizo el pasado 1 de abril junto a otros 28 militantes aunque poco antes, el 8 de febrero, mostró su sorpresa en Twitter al enterarse de la baja de Rosa Díez, la fundadora y líder. “UPyD es un partido que se ha desintegrado y ha dejado de ser útil a los ciudadanos. Y llegó un momento en el que, para seguir sirviéndolos eficazmente, tenía que dejar unas siglas que no aportaban nada a mi trabajo”, responde la propia eurodiputada.

Becerra siempre fue una dirigente próxima a Díez y muy “del partido”; inicialmente opuesta a la unidad con Ciudadanos, protagonizó un rifirrafe sonado con Sosa Wagner. La situación es muy distinta ahora. “He sido y seré la voz de las víctimas de violaciones de Derechos Humanos, las de la Talidomida, de ESSURE, de las cláusulas bancarias abusivas y preferentes, de las del ébola y la hepatitis C, las de violencia de género, radicalización, acoso, inseguridad jurídica... Ninguno me pregunta qué siglas tengo detrás, sino qué puedo hacer por ellos”. Su Twitter es un altavoz de noticias internacionales en el que Venezuela juega un papel central.

Pese a su proximidad a la líder, Becerra apoyó la opción de Irene Lozano antes de las elecciones generales, que salió derrotada frente a la de Andrés Herzog. A continuación Lozano fichó por Pedro Sánchez (PSOE) para las elecciones del 20 de diciembre.

En UPyD solo sigue militando Maite Pagazaurtundúa, hermana de Joseba, asesinado por ETA en 2003. “Lo de UPyD es un caso de libro”, ironiza Pagaza. “Nuestro partido ha sufrido una convulsión extraordinaria. Y es normal que pasen cosas”.

Sobre su futuro y el de UPyD, Maite Pagaza solo habla de “respeto” hacia la militancia, evitando decir si se inclina por la desaparición o la continuidad. Subraya que “tampoco hay tantas diferencias” ahora que antes ya que cada oficina trabaja de forma “autónoma”. Sustituyó a Maura en una de las vicepresidencias de Alde y ha elaborado un informe de gestión de una treintena de páginas en el que sintetiza su labor en la Eurocámara.

De acuerdo con las declaraciones recabadas de los cuatro eurodiputados, ninguno se plantea dejar el puesto en Bruselas, que incluye un salario neto de 6.500 euros mensuales y generosos gastos extra.

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