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Feijóo se lanza a por el electorado de PNV y Junts con guiños a las élites económicas vasca y catalana

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, durante el pleno de investidura de Feijóo.

Aitor Riveiro

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“Nadie se había atrevido a decírselo”. La frase es de un veterano fontanero del PP con escaño en el Congreso tras el duro cara a cara protagonizado este miércoles por Alberto Núñez Feijóo y Aitor Esteban, candidato a la Presidencia del Gobierno y portavoz del PNV, respectivamente, durante el debate de investidura del líder del PP que fracasó este miércoles en primera votación. El tono de Feijóo con el partido al que ha cortejado en vano durante semanas sorprendió incluso a los suyos, aunque de forma positiva. Y confirmó el uso del Pleno del Congreso de esta semana para lanzar una estrategia partidista que no se reduce al País Vasco y que pasa también por atraer a ciertas élites económicas vascas y catalanas –una parte importante de la habitual base social de PNV y Junts en sus territorios– con la promesa de inversiones del Estado y una política fiscal y laboral más acordes a sus intereses.

El PP quiere pescar en dos caladeros de votos que ha desatendido en los últimos lustros y por los que una vez compitió: los votos conservadores en Euskadi y Catalunya. La estructura de las réplicas a los grupos catalanes y vascos fue muy elocuente. Y para nada improvisada, como dejaron bien claro los escribas y estrategas del gallego al final de las dos jornadas parlamentarias. Feijóo acumuló en un turno sus réplicas a ERC y Junts, por un lado, y a PNV y EH Bildu, por otro.

El gesto es inédito en debates de este tipo, pero escondía una declaración de intenciones para el futuro inmediato y los intereses partidistas de Feijóo. Primero lo hizo el martes con ERC y Junts, con la supuesta excusa de que ninguno de los dos grupos cumple los criterios para ser reconocidos como tal. El PSOE y Sumar prestaron diputados a estos dos partidos para llegar al mínimo requerido por el reglamento, y la Mesa lo admitió, como ha ocurrido en otras ocasiones en las que el grupo que cedió diputados era el del PP. El problema para los populares fue, además, que en el Senado ocurrió lo mismo y su mayoría absoluta no pudo impedir lo que un informe de los letrados consideró legal.

Con el PNV y EH Bildu no pudo escudarse en la misma justificación, tal y como le reprochó desde la tribuna el propio Aitor Esteban en su segundo turno. “Usted piensa lo mismo que varias de las personas que me han increpado desde los escaños de su partido, que Bildu y PNV son lo mismo. Por eso ha hecho usted esa contestación. No se merecería ni réplica”, le espetó el portavoz.

Para entonces, Feijóo ya se había lanzado al cuello del PNV. “Cuando Sánchez tome sus decisiones en política económica, energética, industrial, de vivienda y de infraestructuras, ¿qué van a hacer? ¿Van a competir por ver a quién le han hecho más caso, a Bildu o a ustedes? ¿O van a decirle a su gente que Sánchez nos ha engañado?”, dijo el candidato.

“Respeto, desde la discrepancia, por el PNV”, añadió, para volver al ataque: “Siento empatía por sus cuadros, por sus votantes y su base social. Entre otras cosas porque parte de su base social es la nuestra”. Una frase que provocó fuertes rumores en el hemiciclo y la respuesta de Feijóo: “No se rían ustedes, ya veremos en las próximas elecciones vascas cómo quedamos”. Fue una referencia explícita a los comicios previstos para el año que viene y para los que las encuestas vaticinan un resultado abierto. Algunos sondeos dan incluso a EH Bildu como primera fuerza.

El embate fue seguido de tímidos aplausos de la bancada del PP. Feijóo siguió: “Hay un votante del PNV conservador al que provoca desazón ver al PNV votar con Bildu y que forme parte de la coalición” de Sánchez. “Y hay votantes que apoyan que tengan capacidad de influencia directa en la política del Estado. Y que están convencidos de que la mejor fórmula es un Gobierno en solitario del PP y no de 20 partidos, porque para Euskadi será peor”, añadió.

El jolgorio en la bancada del PP fue notable. En la derecha española todavía escuece el voto favorable del PNV a la moción de censura de 2018 contra Mariano Rajoy apenas unos días después de haber aprobado sus últimos Presupuestos Generales.

Mensajes económicos

El discurso de Feijóo fue elocuente en sus objetivos. Y en a quiénes iba dirigido. Al PNV, a sus votantes, pero no solo. “¿Le van a decir a los trabajadores vascos, a la industria vasca, que su modelo de relaciones laborales es el de Sánchez?”, espetó. “No parece que compartan el modelo de vivienda de EH Bildu y del PSOE”, siguió. “¿Y en infraestructuras? La izquierda abertzale se ha manifestado en contra de la conexión del AVE. Nosotros le decimos a los vascos que apostamos por la Y vasca”.

Se trata de una infraestructura sin desarrollar por culpa de Sánchez, según Feijóo, que obvió que la conexión por alta velocidad desde las capitales vascas al resto de España lleva décadas pendiente.

Feijóo incluso parafraseó al presidente del PNV, Andoni Ortuzar, para espetarle desde la tribuna si quiere seguir siendo el “clínex” de Sánchez. El tono gustó en las filas del PP. “El PNV vive entre algodones en el Congreso”, aseguró a la salida del Pleno un alto cargo de gobiernos pasados del PP. “Nadie se había atrevido a decírselo, ni Fraga ni Aznar”, añadió. “Que entiendan dónde estamos nosotros”, añadió a los periodistas un miembro de la actual dirección del PP. “Hemos conseguido exactamente lo que queríamos”, explicó otra de las personas que acompaña los pasos de Feijóo desde que aterrizó en Madrid.

A por la base ‘convergente’ de Junts

Pero Feijóo no solo tiene la mirada puesta en Euskadi. También en Catalunya, donde el resultado el pasado 23 de julio fue muy bueno, sobre todo si se compara con los paupérrimos resultados del ciclo electoral anterior comandado por Pablo Casado. Feijóo presumió el lunes ante ERC y Junts de que su partido ha sacado más votos que los dos partidos independentistas. Por separado, eso sí. Pero en la sede nacional del PP creen que la abundante agenda que el presidente ha desplegado desde abril de 2022 para recuperar presencia en Catalunya ha funcionado.

Quizá no tanto como indicaban algunas encuestas, pero lo suficiente como para afrontar unas hipotéticas elecciones autonómicas en mejores circunstancias que en 2021. Por calendario los catalanes no deberían ser convocados a las urnas hasta 2025, pero nadie descarta un adelanto electoral tras la constitución del nuevo Gobierno, cuando llegue.

Feijóo también usó el debate de investidura para hacer electoralismo en Catalunya. Su objetivo, esta vez, son posibles votantes de Junts que en su día votaban a la Convergència i Unió (CiU) de Jordi Pujol. Pese a lo dicho por el PP históricamente, pese a que fue Artur Mas quien impulsó el Estatut de 2006 contra el que se revolvió la derecha o la primera consulta de independencia de 2014. Y, sobre todo, pese a las maniobras contra el 'clan Pujol' en las que estuvo directamente implicada Alicia Sánchez-Camacho, máxima dirigente del PP catalán entre 2008 y 2017.

El líder del PP echó en cara al PNV su acercamiento a Carles Puigdemont, a quien Ortuzar visitó mientras Feijóo intentaba atraer a los vascos a una imposible investidura con Vox. “Me confieso sorprendido por los roles del PNV”, dijo Feijóo. “Lo que más me sorprende es el capote a Junts. ¿Creen que no se vale por sí mismo?”, añadió. “¿Ustedes creen que Junts les necesita? Están equivocados. En todo caso, ustedes necesitarán a Junts. Puigdemont no sé cuántos votos ha conseguido en Euskadi, pero me da la sensación que no muchos. Porque esos votos ya los tiene Bildu, y creciendo”, concluyó.

El día anterior, el martes, usó la misma estrategia con ERC y Junts. “Quien gana es el PSOE, que tiene más pactos con ERC y Junts, que entre ERC y Junts. Hay que reconocer que inteligentes son”, ironizó. “¿Por qué ocurre? Porque el PSOE utiliza a Junts y ERC para gobernar en los ayuntamientos catalanes, las diputaciones y el Gobierno”, añadió. Y fijó mejor su objetivo, que no son los republicanos: “Si Junts quiere ser partido de gobierno debería atender los intereses de la Catalunya real, y dejar de seguir los intereses del PSC y ERC”.

Feijóo lanzó una andanada directamente a la portavoz de Junts, Míriam Nogueras: “Tenga cuidado de hacer acuerdos ilegales porque al final descubrirá que le han engañado”. El líder del PP también habló de vivienda, de ocupación, del pésimo estado de Rodalies (que un día es culpa de la Generalitat y al siguiente del Gobierno central).  

En realidad Feijóo llegó a la política nacional con la intención de recuperar la relación del PP con Catalunya. “No hemos tenido un mínimo de empatía para hacer ver nuestros planteamientos en Catalunya”, dijo el año pasado, aunque el ala dura de su partido le ha parado los pies, con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza. Desde entonces, Feijóo ha pasado de decir que mantendrá la mesa de diálogo entre gobiernos a decir que la anulará, mientras mantiene contactos “informales” con Junts para su investidura, y recibe las críticas del actual líder del PP autonómico, Alejandro Fernández.

“Prefiero retrasar mi victoria para que sea la victoria de todos los españoles, incluyendo a los catalanes”, concluyó Feijóo, quien ya parece estar pensando en sus próximos pasos como líder del PP ante el inapelable fiasco de una investidura que ya estaba condenada a ser derrotada antes incluso de recibir el plácet del rey. “Hoy usted ha hecho más amigos”, ironizó, por su parte, Aitor Esteban, al terminar su última intervención en el Pleno, evidenciando el deterioro de las relaciones con el PP. Ambos se saludaron tras el debate, en una muestra de cortesía parlamentaria. Pero algo se ha roto entre las tradicionales derechas vasca y española, que tanto se han entendido en las últimas décadas.

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