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La hemorragia de Ciudadanos que no cesa... mientras Hervías hurga en la herida

La líder nacional de Cs, Inés Arrimadas, y el líder de Cs Aragón, Daniel Pérez Calvo.

Carmen Moraga

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Ciudadanos no toma impulso. Sigue en descomposición sin que la líder del partido, Inés Arrimadas, logre contener la hemorragia. La opa hostil que inició hace meses el PP continúa sin prisa pero sin pausa, con la aquiescencia de Pablo Casado y el exsecretario de Organización de Albert Rivera, Fran Hervías, en el puente de mando desde la calle Génova. Al reciente fichaje de Luis Gordillo, uno de los dos diputados que lograron en el País Vasco, donde el PP y el ahora autodenominado partido liberal pactaron una lista conjunta manteniendo sus siglas, se suman nuevas crisis y más fugas que han efectado a la organización en Aragón, Baleares, y ahora también a Asturias.

En Zaragoza, las juntas directivas de las tres agrupaciones de Ciudadanos dimitieron este lunes en bloque por desavenencias con el coordinador autonómico, Daniel Pérez Calvo, al que acusan en un comunicado de “falta de transparencia” y de “no ajustarse a la ética”, al haber ocultado que cobraba un sueldo y no haber declarado tampoco las dietas que recibe del partido por ir a las Ejecutivas. También le acusan de ascender a sus afines y de ser el culpable del “alejamiento de los afiliados” hacia el partido. Entre los dirigentes que han dejado sus cargos se encuentra Susana Gaspar, que lideraba Ciudadanos en Aragón antes de que fuera elegido Pérez Calvo.

El dirigente aragonés fue reforzado a principios del pasado mayo por Arrimadas al colocarle al frente de la vicesecretaría de Comunicación, al igual que hizo con Edmundo Bal quien, pese a haber fracasado como candidato en Madrid, fue premiado por su 'sacrificio' con otra vicesecretaría. Ese mismo día, tras el fatal resultado en la Asamblea de Madrid en donde Ciudadanos perdió todos los escaños, Arrimadas aceptó las dimisiones como vicesecretarios de Carlos Cuadrado y José María Espejo-Saavedra, cuyas cabezas habían pedido varios dirigentes autonómicos -entre ellos el ex coordinador valenciano, Toni Cantó, fugado después al PP- al responsabilizarles tanto del desastre en las elecciones catalanas como de la fracasada moción de censura en Murcia, así como de la “funesta campaña electoral” que diseñaron para el 4M.

Con ello, Arrimadas calculó que se calmarían las aguas internas, ya que consideraba que Pérez Calvo era el dirigente ideal para pacificar la organización. Pero su gestión levanta suspicacias en Aragón, donde se ha abierto otra herida interna. Tampoco el actual secretario de Organización, Borja González, ha logrado suplir el papel que con mano férrea ejerció Hervías, al que apodaron “señor Lobo” dentro de la organización al ser el encargado de apagar todos los incendios internos, casi siempre de forma expeditiva, y al que hoy ven detrás de la captación de cargos para el PP.

Las crisis no cesan y las fugas tampoco. En Baleares se ha producido la marcha de concejales de Calvià, Llubí, Sineu, Llucmajor y de otros municipios, que han dejado la formación ante “la deriva ideológica que ha tomado el partido”. Según alegan, el grupo parlamentario se dedica a “hacer seguidismo al PSOE de Francina Armengol en numerosas iniciativas y propuestas que son contrarias a los valores y principios liberales”. La dirección del partido les ha reclamado sus actas asegurando que si no lo hacen “degradan la política a los niveles más ínfimos”, y “faltan el respeto a todos los afiliados de este proyecto que siguen trabajando por el mismo”.

Estos casos se suman a bajas anteriores de otros destacados cargos institucionales de las islas, como el diputado autonómico, Maxo Benalal, o el concejal de Palma, Josep Lluis Bauzà, que tuvieron lugar el pasado agosto, así como los de Sebastián Aguiló de Sóller o Jorge de Diego en Sant Lluís (Menorca).

La puntilla a esta semana horribilis para Arrimadas la puso Asturias, que ya era un polvorín, y donde el coordinador autonómico Nacho Cuesta fue acusado por varios compañeros de filas de estar encabezando una rebelión interna para un desembarco masivo en el PP. Las alarmas se dispararon a raíz de una reunión mantenida en Oviedo entre Hervías y Alvaro Queipo, número dos de los populares en la región. Los primeros en revolverse fueron dos diputados de los cinco que cuenta Ciudadanos en la Junta del Principado de Asturias: Laura Pérez Macho y Armando Fernández Bartolomé. A través de un comunicado ambos alertan del peligro de otra opa del PP en marcha en Asturias para desmantelar lo que queda de partido.

Sin embargo, Arrimadas sigue haciendo oídos sordos a esas maniobras de Génova. En una entrevista en Onda Cero se refirió al caso de Asturias y aseguró: “Nacho Cuesta [coordinador autonómico] ya ha dicho públicamente que basta ya de tonterías y que, como la mayoría de la gente, se queda en Ciudadanos”. La líder restó importancia a ese goteo constante de cargos públicos que se desvinculan de Ciudadanos -175 en estos últimos meses, según lo ha cifrado la agencia Europa Press-, y ha preferido destacar que “el 95% se mantienen fieles al proyecto liberal”, “aunque les hayan ofrecido carguitos” en el PP.

Este viernes Hervías subía a su perfil de Twitter un mensaje dirigido veladamente a sus antiguos compañeros de filas para que 'reflexionen' y elijan entre “sanchismo o libertad”. En su opinión, “estamos ante una situación de emergencia nacional”, por lo que dice que “no vale ponerse de perfil ni la ambigüedad”. “Es tiempo de gente valiente y comprometida con el futuro de España”, sentencia.

Mientras todo esto sucede, con Hervías como ojeador del PP, Arrimadas insiste en que con Casado sigue teniendo “buena relación”, aunque no se ha reunido con él desde una comida celebrada a finales de mayo de la que ninguno de los dos quisieron dar después muchas explicaciones.

Según miembros de su equipo, la dirigente del partido prefiere centrarse en hacer oposición al Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, con el que los puentes que antaño estaban abiertos ahora están prácticamente rotos -ya han anunciado una enmienda a la totalidad a los PGE-, mientras mantiene que allí donde siguen gobernando con los de Casado “los pactos funcionan” y son “todo un ejemplo de buena gestión”. Especialmente el de Andalucía, donde suenan tambores de adelanto electoral ante la negativa de Vox a apoyar los presupuestos, un escenario que hace tan solo diez días descartaba el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, en un desayuno informativo en el que, para alegría y sorpresa del líder andaluz y de la propia Arrimadas, reapareció Albert Rivera, a quien también se ha vinculado con la operación de 'acoso y derribo' contra Ciudadanos.

Frente a los paños templados que pone la líder a toda esta hostilidad contra ellos por parte del PP, una de las voces más críticas con Casado ha terminado siendo la de Edmundo Bal, su hombre de confianza. El portavoz adjunto en el Congreso arremetía el pasado miércoles contra el líder conservador: “Casado se equivoca de objetivo”, le reprochó en una rueda de prensa mientras hacía escarnio de la nueva condena contra los populares. “Yo fui el que denunció la corrupción del caso Gürtel”, recordó después Bal, que fue jefe de lo penal de la Abogacía del Estado. Además, tras conocerse la sentencia contra Bárcenas, exigió a Casado que no eluda hablar de la condena de la Audiencia Nacional por el pago en negro de la reforma de la sede de su partido, retándole a donar para un fin de “interés general” el millón de euros invertido en esas obras.

Los dardos no acabaron ahí. “Una persona que aspira a gobernar el país” no puede encarar ese reto “repartiéndose los cromos” del Estado con el Gobierno, “peleándose” con sus propios compañeros en el PP, ni “insultando” a quien antaño fue “su amigo”, el líder de Vox, Santiago Abascal, “al que acusó en la moción de censura de vivir del pesebre”, recordó Bal, que a continuación añadió: “Igual que él, por cierto, que no ha trabajado nunca, y siempre ha vivido de la política desde que estuvo en las juventudes del PP”.

Bal repite una y otra vez que él no se va a ir al PP y que su nombre “nunca estará asociado a la gaviota”, el histórico símbolo de la formación conservadora. El abogado del Estado en excedencia, que es el principal apoyo en estos momentos para Arrimadas, vaticina que el partido “no va a desaparecer” y que “muy posiblemente” continuará dando ruedas de prensa en el Congreso “varios años más”. También la propia Arrimadas insiste en que tampoco ella terminará en las filas conservadoras, asegurando a la vez que no habrá fusión. No todos la creen.

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