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30 AÑOS DE TRANSFORMACIÓN DE LA POLÍTICA ESPAÑOLA

La importancia de las mujeres y el papel de los jóvenes: quién compone la bolsa de votantes de cada partido

Un colegio electoral en las elecciones de 2019.

Endika Núñez / Roke Álvarez Masso

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Las dinámicas de voto de los distintos grupos demográficos han ido evolucionando en estos últimos años. Se ha visto cómo se configuran estos grupos, en qué proporción apoyan a las formaciones políticas de procedencias dispares o cómo se articulan en torno a los bloques ideológicos. En este caso, se revisará cómo se componen las diferentes formaciones políticas. Es decir, qué porcentaje del electorado de cada partido representan los jóvenes con estudios universitarios, los hombres católicos o mujeres trabajadoras, además de analizar cuál es la procedencia territorial de los votantes de distintas formaciones.

El papel de las mujeres, clave en la configuración del perfil de los partidos

Las mujeres constituyen el 51% de la población española pero se distribuyen de manera desigual entre los diferentes partidos. El PSOE, por ejemplo, se configura en su mayoría (55%) por mujeres, de las cuales 4 de cada 10 están actualmente trabajando. Esto significa, tal y como se puede apreciar en el gráfico que sigue, que 23 de cada 100 votantes socialistas son mujeres trabajadoras. PP y UP, por su parte, están cerca de la proporcionalidad que representa el público femenino en la población, con un 51% y 48% respectivamente. 

El perfil de UP es curioso, ha pasado de un 42% de mujeres en la legislatura decimoprimera, la primera desde que llegaron al Congreso, al 45% en la siguiente, 47% en la 13 y 48% en la actual, ya con Yolanda Díaz al frente de la coalición. Esto no necesariamente significa que esté ganando adeptos entre el público femenino —ya que pierde intención de voto en todos los principales demográficos desde 2016— sino más bien que han podido retener a más mujeres que hombres dentro de la coalición. Esto deja abiertas varias preguntas: ¿Podría influir la presencia de la Vicepresidenta segunda y Ministra de Trabajo en el aumento de su base social del grupo poblacional más numeroso? La tendencia es positiva pero las certezas escasean, el tiempo resolverá todas las incógnitas.

En última instancia, tanto Ciudadanos como Vox caen por debajo del 43% en este grupo, siendo las bases del partido de ultraderecha donde menos presencia tienen las mujeres (35% vs. 65% de hombres).

Ya se ha comentado que Vox se compone mayoritariamente de hombres, lo cual confirma los indicios que se tenían en torno a este partido. Aunque desgranando el grupo mayoritario que constituyen los hombres en el electorado de Vox, se pueden observar varias diferencias significativas. Por un lado, se conoce que la mitad de los hombres que configuran el electorado de Vox tienen entre 30 y 64 años y 1 de cada 10 está por debajo de la treintena, el partido con mayor presencia en este grupo en sus bases, junto con UP. Por otro lado, los hombres jóvenes menores de 30 años con estudios universitarios tienen la mitad de presencia que aquellos sin estudios superiores: 4% y 8% respectivamente.

La base electoral de Unidas Podemos es joven. Aproximadamente 1 de cada 4 votantes de UP son menores de 30 años, lo que le coloca como el partido con la mayor tasa de jóvenes. Le siguen Ciudadanos, con un 18%, y Vox, con un 15%. Dentro de la coalición liderada por Yolanda Díaz adquieren cierta relevancia las mujeres de entre 30 y 44 años con estudios universitarios. Son el 11% de los votantes de UP, más de 1 de cada 10. En la época de Pablo Iglesias al frente del partido, este grupo pasó de constituir un 6% en la legislatura 10 a un 8% en la legislatura 13, aunque con altibajos. Lo cual significa que la tendencia es más volátil y no asegura que esta base social vaya aumentando, pero hay indicios que se deben tener presentes.

En otro orden de cosas, es interesante revisar la participación de los mayores en la base electoral de los partidos. Los mayores de 65 años configuran un tercio de los votantes del PSOE y del PP. Un 13% de los votantes socialistas, de hecho, son hombres mayores de 65 años, una proporción ligeramente superior a su media histórica, que estaría entre el 9 y 10%.

En el Partido Popular, en cambio, casi 1 de cada 3 de sus votantes son católicos/as mayores de 65 años —todos los católico/as suman hasta un 84% del electorado del PP, sin considerar ni el sexo ni la edad. La cifra más baja desde la legislatura 10 (ene. 2016 - jul. 2016), aunque ha cosechado peores números en épocas anteriores.

El bloque de la izquierda a lo largo y ancho de todo el territorio, la derecha, del centro hacia el sur

Para analizar la procedencia geográfica de los votantes de los partidos y ver qué porcentaje supone para cada formación los votos que provienen de distintas regiones de España, se utilizan las llamadas zonas o áreas Nielsen, tal y como se puede apreciar en el gráfico que sigue. Antes de nada, hay que aclarar que las regiones con mayor población suponen un mayor porcentaje de la base electoral de cada partido.

En la presente legislatura, el PSOE es el partido con la distribución geográfica más uniforme. Su mayor caladero de votos viene del sur y suponen el 25% del total de votantes socialistas, 5 puntos porcentuales más de lo que aporta esta región al censo demográfico. Más allá del sur, destacan el noreste y el centro de la península, ambos acogen aproximadamente al 15% de sus electores. En Madrid o Barcelona, el perfil de los socialistas es proporcional al porcentaje de votantes que aportan cada una de las ciudades, con un 7% y 3,5% respectivamente. Si se centra en el electorado del PSOE en el noroeste — Galicia, Asturias y la provincia de León—, hay que destacar que superan las expectativas. Tienen alrededor de 1,5 puntos más en esta región, aunque los votantes que vienen de esta parte del mapa son menos del 7% del electorado debido a su baja tasa de población.

Algo similar ocurre con Unidas Podemos. Su electorado está distribuído por todas las regiones, excepto en el noroeste, donde obtiene alrededor del 6% de sus votos. En este sentido, el noreste supone el 6,6% de la población total, por lo que el electorado de UP va en sintonía con el censo demográfico actual en esta región. En cambio, si se centra la mirada en el noreste, zona geográfica que incluye a toda Catalunya —excepto la ciudad de Barcelona—, Huesca y Zaragoza, se puede comprobar que UP consigue 1 de cada 5 de sus votantes ahí. En este caso, los votantes morados que provienen de esta zona están sobrerrepresentados en la coalición, ya que las provincias del noreste suman en torno al 15% del electorado, 5 puntos porcentuales menos que el apoyo que recibe UP en la región.

En el bloque de la derecha se vislumbra un patrón meridianamente claro. Tanto PP, Ciudadanos como Vox se componen principalmente de votantes de la zona centro, sur y el levante. Estas tres áreas completan el 60% de los votos del PP, 58% de Ciudadanos y 66% en el caso del partido de la extrema derecha.

En el caso específico del sur, región que aporta casi el 20% de los residentes en España, las tres formaciones obtienen más votantes (1 de cada 4 o el 25%) que si la distribución de su electorado fuera proporcional a la población de cada área.

En cambio, en la ciudad de Barcelona, que representa el 3,5% del censo, ninguno de ellos supera el 3%. Es más, ni siquiera llegan a esa cifra sumando los electorados de PP y Vox en la ciudad condal.

Otra cosa bien distinta es la ciudad de Madrid. En la capital, todos los partidos del bloque de la derecha superan las expectativas. Sorprende especialmente el caso de Ciudadanos. La base electoral del partido naranja, que nació en Catalunya una década antes de dar su salto a la política nacional en 2015, destaca en la ciudad de Madrid por encima de Barcelona. Consiguen a 1 de cada 8 de sus votantes en la capital de España, el doble de la representación censal (7%) que tiene la ciudad sobre el total de la población.

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